Una nueva etapa entre el sindicalismo y el gobierno
Esta nueva etapa se verá signada por la atomización del movimiento obrero, que ya cuenta con cinco centrales.
Ya están dadas las condiciones para que la CGT antimoyanista busque convertirse en la central obrera mayoritaria y obtener la personería gremial. Con las elecciones que se desarrollaron el miércoles pasado y la ratificación de Antonio Caló como secretario general de la CGT cercana al gobierno, se inicia una nueva etapa entre el sindicalismo y la administración de Cristina Fernández. Esa nueva etapa se verá signada por la atomización del movimiento obrero, que ya cuenta con cinco centrales. De esas cinco, tres son opositoras al gobierno (CGT Azopardo, CGT Azul y Blanca y CTA Micheli) y dos son oficialistas (CGT Belgrano –o también denominada Balcarce por su cercanía con el Poder Ejecutivo– y la CTA Yasky). Resta ver cómo queda definitivamente armado el mapa de alianzas a partir de ahora.
No es necesario ser vidente para saber que habrá acercamientos entre Hugo Moyano y Pablo Micheli. De hecho ya hubo reuniones entre ellos y el próximo miércoles marcharán juntos para reclamar por la elevación del mínimo no imponible del Impuesto a las Ganancias y las asignaciones familiares, entre otras cosas. A la movilización se sumará también la Federación Agraria.
Lo paradójico es que en su discurso de asunción, el propio Caló mencionó esos mismos temas como la agenda que buscarán debatir con la presidenta Cristina Fernández y hasta hablaron de la inflación que atenta contra el poder adquisitivo de los salarios de los trabajadores.
Podría inferirse que ocurrirá algo similar al acercamiento entre Moyano y Micheli entre la CGT "Balcarce" y la CTA Yasky, aunque el docente ha mostrado reparos respecto de algunos dirigentes que integran ese variopinto grupo de sindicalistas.
A pesar de los amagues que hizo el titular de la CGT Azul y Blanca para acercarse tanto a la CGT de Moyano como a la de Caló, lo que haga el gastronómico Luis Barrionuevo es un misterio.
Pero más allá de que finalmente Antonio Caló se haya impuesto como secretario general, no puede pasarse por alto que hasta 24 horas antes de la elección no se sabía si él sería el único candidato, si habría una conducción colegiada o si sería otro el elegido. Finalmente, se impuso la figura del metalúrgico, que responde al deseo de varios funcionarios del Poder Ejecutivo y a empresarios que, además de respetar a Caló, buscaban un secretario general que viniera del sector industrial. Los "gordos" (por los gremios grandes) y los "independientes" debieron dejar sus aspiraciones de conducción para otro momento y conformarse con pasar a integrar una mesa chica para las decisiones más importantes.
Fuentes del Poder Ejecutivo indicaron que el hecho de que haya un solo secretario general y no un triunvirato –como en algún momento se rumoreó– es mejor y tiene que ver con "respetar un estatuto". "Los cuerpos colegiados son distorsiones del estatuto. Lo mejor que se podía hacer en esta oportunidad era respetarlo", estimaron desde la administración kirchnerista y en ese sentido consideraron que "una conducción más participativa no está mal". En la misma línea, se opinó que si bien la conformación de la secretaría general estuvo muy discutida, "lejos de significar un signo de debilidad, les dio mayor fortaleza". "Ellos saben que tienen un juguete que no tiene repuesto. La idea de mesa chica es un antídoto para eso (que haya fracturas internas)", afirmaron.
Respecto de la cuestión legal y de quién tendrá la personería gremial, aún no hay novedades. Si bien el Ministerio de Trabajo envió veedores a la elección del miércoles y ratificó todos los pasos burocráticos para llegar a ese momento, aún no se le ha pedido a la cartera laboral que se expida sobre cuál de las dos centrales tiene la mayoría. Sin embargo, no se descarta que la CGT de Caló haga ese pedido de manera perentoria.
La protesta salarial de los prefectos y gendarmes de los últimos días también dividió aguas en el sindicalismo argentino. Y las diferencias rondaron alrededor de si las fuerzas de seguridad deben o no estar sindicalizadas. Para el camionero (y su hijo Facundo que también twiteó al respecto) sí debe haber organización sindical, pero para la CGT Balcarce el reclamo es "justo", pero no la "forma" en que los uniformados se expresan.
Moyano se mostró a favor de que se permita la organización gremial de los integrantes de las fuerzas de seguridad y evaluó que esa medida estaría en línea con "la comunidad organizada que planteaba" Juan Domingo Perón. "No veo ningún tipo de dilema", señaló.
Para el líder de la CGT Azopardo la organización sindical es la forma en que "nadie pueda avanzar sobre los derechos de otro" y en la que se harán respetar los trabajadores.
Como no acostumbra a dar puntada sin hilo, Moyano aprovechó el conflicto de Gendarmería y Prefectura para asegurar que lo que allí sucede "demuestra la descomposición en todos los órdenes que está ocurriendo en el país", y consideró que el decreto por el que se reducen sus salarios "es un disparate total".
En línea con esas declaraciones, Moyano –mientras Caló era consagrado secretario general de la CGT antimoyanista– recibió en la sede de su central a prefectos y gendarmes y respaldó su reclamo salarial. En cambio, la nueva conducción de la CGT Balcarce y la CTA de Hugo Yasky tomaron distancia de la medida de protesta, solicitaron que las fuerzas de seguridad canalicen sus quejas por la vía legal existente y pidieron la defensa de la democracia y sus instituciones.
Aun cuando no hacía un día que era secretario gremial de la central caloísta, el taxista y ex moyanista Omar Viviani consideró que "el reclamo salarial de Gendarmería y Prefectura es justo", pero rechazó "la forma" de la protesta. Viviani se mostró proclive a que en las fuerzas se respete la jerarquía y no a que saquen hacia afuera su reclamo gremial. "Ellos tienen un escalafón y deben ir como corresponde a hacer el reclamo", opinó.
En ese sentido, añadió que si bien "el tema del salario es un reclamo justo y a nadie le pueden bajar el salario, la fuerza tiene jefes que deben velar por el bienestar de la tropa".
Las opiniones sobre si las fuerzas de seguridad deben o no sindicalizarse están divididas y la mayor preocupación radica en el hecho del poder que tienen estos trabajadores tan especiales por el hecho de portar armas.
En cuanto a lo legal, Argentina ratificó convenios de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) que facultan a trabajadores y empleadores a constituir, sin autorización previa, las organizaciones que estimen convenientes, así como el derecho de afiliarse a ellas.
Pero la propia OIT aclara que la legislación de cada país debe determinar "hasta qué punto se aplicarán a las fuerzas armadas y a la policía las garantías previstas" por esos convenios. Es por eso que en la Argentina rigen limitaciones a la sindicalización del personal de las fuerzas armadas y las de seguridad.
Al respecto del conflicto de las fuerzas de seguridad, desde el Poder Ejecutivo señalaron que "más allá de que haya habido errores, que los hubo, hubo vocación para resolver un problema de larga data. Hubo decisión pero también problemas en la implementación de esa decisión." -
No es necesario ser vidente para saber que habrá acercamientos entre Hugo Moyano y Pablo Micheli. De hecho ya hubo reuniones entre ellos y el próximo miércoles marcharán juntos para reclamar por la elevación del mínimo no imponible del Impuesto a las Ganancias y las asignaciones familiares, entre otras cosas. A la movilización se sumará también la Federación Agraria.
Lo paradójico es que en su discurso de asunción, el propio Caló mencionó esos mismos temas como la agenda que buscarán debatir con la presidenta Cristina Fernández y hasta hablaron de la inflación que atenta contra el poder adquisitivo de los salarios de los trabajadores.
Podría inferirse que ocurrirá algo similar al acercamiento entre Moyano y Micheli entre la CGT "Balcarce" y la CTA Yasky, aunque el docente ha mostrado reparos respecto de algunos dirigentes que integran ese variopinto grupo de sindicalistas.
A pesar de los amagues que hizo el titular de la CGT Azul y Blanca para acercarse tanto a la CGT de Moyano como a la de Caló, lo que haga el gastronómico Luis Barrionuevo es un misterio.
Pero más allá de que finalmente Antonio Caló se haya impuesto como secretario general, no puede pasarse por alto que hasta 24 horas antes de la elección no se sabía si él sería el único candidato, si habría una conducción colegiada o si sería otro el elegido. Finalmente, se impuso la figura del metalúrgico, que responde al deseo de varios funcionarios del Poder Ejecutivo y a empresarios que, además de respetar a Caló, buscaban un secretario general que viniera del sector industrial. Los "gordos" (por los gremios grandes) y los "independientes" debieron dejar sus aspiraciones de conducción para otro momento y conformarse con pasar a integrar una mesa chica para las decisiones más importantes.
Fuentes del Poder Ejecutivo indicaron que el hecho de que haya un solo secretario general y no un triunvirato –como en algún momento se rumoreó– es mejor y tiene que ver con "respetar un estatuto". "Los cuerpos colegiados son distorsiones del estatuto. Lo mejor que se podía hacer en esta oportunidad era respetarlo", estimaron desde la administración kirchnerista y en ese sentido consideraron que "una conducción más participativa no está mal". En la misma línea, se opinó que si bien la conformación de la secretaría general estuvo muy discutida, "lejos de significar un signo de debilidad, les dio mayor fortaleza". "Ellos saben que tienen un juguete que no tiene repuesto. La idea de mesa chica es un antídoto para eso (que haya fracturas internas)", afirmaron.
Respecto de la cuestión legal y de quién tendrá la personería gremial, aún no hay novedades. Si bien el Ministerio de Trabajo envió veedores a la elección del miércoles y ratificó todos los pasos burocráticos para llegar a ese momento, aún no se le ha pedido a la cartera laboral que se expida sobre cuál de las dos centrales tiene la mayoría. Sin embargo, no se descarta que la CGT de Caló haga ese pedido de manera perentoria.
La protesta salarial de los prefectos y gendarmes de los últimos días también dividió aguas en el sindicalismo argentino. Y las diferencias rondaron alrededor de si las fuerzas de seguridad deben o no estar sindicalizadas. Para el camionero (y su hijo Facundo que también twiteó al respecto) sí debe haber organización sindical, pero para la CGT Balcarce el reclamo es "justo", pero no la "forma" en que los uniformados se expresan.
Moyano se mostró a favor de que se permita la organización gremial de los integrantes de las fuerzas de seguridad y evaluó que esa medida estaría en línea con "la comunidad organizada que planteaba" Juan Domingo Perón. "No veo ningún tipo de dilema", señaló.
Para el líder de la CGT Azopardo la organización sindical es la forma en que "nadie pueda avanzar sobre los derechos de otro" y en la que se harán respetar los trabajadores.
Como no acostumbra a dar puntada sin hilo, Moyano aprovechó el conflicto de Gendarmería y Prefectura para asegurar que lo que allí sucede "demuestra la descomposición en todos los órdenes que está ocurriendo en el país", y consideró que el decreto por el que se reducen sus salarios "es un disparate total".
En línea con esas declaraciones, Moyano –mientras Caló era consagrado secretario general de la CGT antimoyanista– recibió en la sede de su central a prefectos y gendarmes y respaldó su reclamo salarial. En cambio, la nueva conducción de la CGT Balcarce y la CTA de Hugo Yasky tomaron distancia de la medida de protesta, solicitaron que las fuerzas de seguridad canalicen sus quejas por la vía legal existente y pidieron la defensa de la democracia y sus instituciones.
Aun cuando no hacía un día que era secretario gremial de la central caloísta, el taxista y ex moyanista Omar Viviani consideró que "el reclamo salarial de Gendarmería y Prefectura es justo", pero rechazó "la forma" de la protesta. Viviani se mostró proclive a que en las fuerzas se respete la jerarquía y no a que saquen hacia afuera su reclamo gremial. "Ellos tienen un escalafón y deben ir como corresponde a hacer el reclamo", opinó.
En ese sentido, añadió que si bien "el tema del salario es un reclamo justo y a nadie le pueden bajar el salario, la fuerza tiene jefes que deben velar por el bienestar de la tropa".
Las opiniones sobre si las fuerzas de seguridad deben o no sindicalizarse están divididas y la mayor preocupación radica en el hecho del poder que tienen estos trabajadores tan especiales por el hecho de portar armas.
En cuanto a lo legal, Argentina ratificó convenios de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) que facultan a trabajadores y empleadores a constituir, sin autorización previa, las organizaciones que estimen convenientes, así como el derecho de afiliarse a ellas.
Pero la propia OIT aclara que la legislación de cada país debe determinar "hasta qué punto se aplicarán a las fuerzas armadas y a la policía las garantías previstas" por esos convenios. Es por eso que en la Argentina rigen limitaciones a la sindicalización del personal de las fuerzas armadas y las de seguridad.
Al respecto del conflicto de las fuerzas de seguridad, desde el Poder Ejecutivo señalaron que "más allá de que haya habido errores, que los hubo, hubo vocación para resolver un problema de larga data. Hubo decisión pero también problemas en la implementación de esa decisión." -
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