Under Pressure x Queen

Presión
Aplastándome
presión aplastándote a ti
ningún hombre la pide.
Bajo presión
Ese fuego que
derriba un edificio
divide a una familia en dos,
pone a l gente en las calles.

La maldita máquina de matar x Billy Bond y la pesada del Rock and Roll

Tengo que derretir esa máquina de matar,
tengo que derretir esa maldita máquina de matar.
Para que nunca más vuelva
a destruir lo que hacemos con amor, amor.

Desencuentro x Almafuerte

Estás desorientado y no sabés,
qué bondi hay que tomar, para seguir.
Y en triste desencuentro con la fé,
querés cruzar el mar, y no podés.
La araña que salvaste te picó.
Qué vas a hacer.
Y el hombre que ayudaste te hizo mal,
dale que vá.
Y todo un carnaval, gritando pisoteó,
la mano fraternal que Dios te dió.

miércoles, 24 de noviembre de 2021

¿Qué son las narrativas transmedia?

 ¿Qué son las narrativas transmedia?


En este episodio abordamos uno de los temas más actuales en tecnologías exponenciales: transmedia. ¿Qué son las narrativas transmedia? ¿Qué caracteriza a estas narrativas y qué rol cumplen las audiencias (o prosumidores)? ¿Cuáles son las oportunidades de trabajo de estas narrativas en el ámbito educativo?

Participan de este episodio:

  • Mora Matassi: Doctoranda en Media, Technology, and Society en la Northwestern University y coordinadora del Center for Latinx Digital Media de la misma universidad.
  • Carlos Scolari:  Doctor en Lingüística Aplicada y Lenguajes de la Comunicación (Università Sacro Cuore di Milano) y profesor titular del Departamento de Comunicación en la Universitat Pompeu Fabra.
  • Valeria Odetti: Especialista en Educación y Tecnologías. Coordinadora de la Usina de Experiencias en PENT-FLACSO.
Escuchar el podcast en PodbeanSpotify o Apple Podcast

domingo, 21 de noviembre de 2021

¿Qué son los NFTs y por qué hay tanto furor con ellos?

Actualmente estamos atravesando un momento de auge de los NFT´s. Últimamente, es muy común escuchar que se realicen subastas de NFT´s, o que determinado artista lance un NFT, pero ¿qué son los NFTs y por qué hay tanto furor con este tema?



Por Instituto N&W Professional Traders
Fuente: https://www.ambito.com/

Un NFT, del inglés Non Fungible Token, se define como un token no fungible, ¿qué significa esto? Significa que estos tokens no pueden ser remplazado por otro de igual calidad y características. Un bien fungible, por el contrario, es aquel que puede ser reemplazado por otro de igual calidad y características, como el dinero fiduciario (dólar estadounidense, pesos, etc.) ya que un billete de $100 tiene el mismo valor que otro de $100. Por el contrario, un bien no fungible es aquel que no puede ser reemplazado por otro igual calidad o características, como por ejemplo las obras de arte. Si le ofrecemos al Louvre intercambiar “La Gioconda” por una réplica pintada por alguien anónimo y desconocido, este último no tendrá el mismo valor, ni utilidad. En conclusión, un bien no fungible no puede ser reemplazado por otro, ni puede haber otro igual.

Con los NFT´s sucede lo mismo que con “La Gioconda”. Al ser bienes no fungibles, los NFT´s son únicos y no se pueden generar dos iguales. Esto es posible gracias a la tecnología blockchain, ya que cada NFT es generado y almacenado en uno de los bloques de la red. Si quisieran generarse dos NFT´s idénticos, si bien estos podrían verse iguales, no tendrían el mismo indicador, ya que cada NFT tiene un indicador único dentro de la blockchain, que no puede ser modificado ni replicado.

Actualmente, muchos famosos están lanzando colecciones de NFT´s, que consisten en recuerdos de momentos suyos a lo largo de sus carreras como profesionales. Como por ejemplo el caso de Messi, que lanzó una colección con varios NFT´s de sus goles, los cuales son piezas originales suyas, o mismo también el caso de LeBron James o Cristiano Ronaldo.

Sin ir mas lejos, Javier Milei después de haber sido electo como diputado nacional, lanzó un NFT para recordar aquel momento. Cualquier persona puede crear un NFT, pero dependerá de quien lo cree el valor que pueda tener el mismo.

Otro uso muy frecuente que se le está dando recientemente a los NFT es el gaming. Actualmente es posible jugar videojuegos y ganar dinero por ello bajo la modalidad “play to earn”. Una de las tantas funciones de algunos NFT´s es que nos permiten interactuar con algunos videojuegos y generar grandes sumas de dinero de manera frecuente. Este es el caso del juego Axie Infinity, que les permitió a muchas personas poder generar una renta en dólares de manera periódica por el simple hecho de jugar.

En países como Argentina, Venezuela y Filipinas, el NFT Gaming está creciendo de forma exponencial, debido a la gran demanda de dólares que existe en dichos países y a los bajos salarios en dólares para la mayor parte de la población.



viernes, 12 de noviembre de 2021

¿Habrá lucha de clases en la vida virtual de metaverso?

 

Mark Zukerberg, un paso más hacia la distopía

Que Facebook pase a llamarse Meta no es solamente una lavada de cara a la empresa acusada de, por lo menos, manipular los datos de sus usuarios para fines comerciales y políticos. Es también un mega negocio que ofrece una vida virtual a cambio de criptomonedas mientras la Tierra se derrumba.

Camila Alfie
Por Camila Alfie
Fuente: https://www.pagina12.com.ar/380986-mark-zukerberg-un-paso-mas-hacia-la-distopia


Una de mis amigas más queridas es fanática de los SIMS, un juego de computadora donde la gracia es jugar a que una es dios y controlar el destino de unos muñecos virtuales. Estos personajes son como cualquier humano y la gracia es hacerlos “progresar” en la vida: tienen una casa, -que una puede diseñar, acorde al salario de cada Sim-, amigues, hijes, amantes; necesitan vestirse, descansar, divertirse, comer y tienen que trabajar. Porque ni siquiera en el mundo de los SIMS algo es gratis. 

Mi amiga era adicta a este juego hasta que se dio cuenta de que a sus Sims les iba mejor que a ella: mientras Silvi jugaba en bombacha y con 40 grados a la sombra en su monoambiente alquilado en Balvanera, sus Sims eran diputados y vivían en mansiones con piscina en un country. Sin embargo, durante un buen tiempo este universo virtual fue el único en el que ella podía experimentar de refilón cómo es tener un trabajo no precarizado y habitar un dos ambientes.

Aunque Silvi quiera apagar el universo Sim, las redes sociales nos tienen bien encastradas en uno muy parecido del que es mucho más difícil salir. Acá no se trata de vivir la vida que querramos, sino de aparentar con lo que podemos. A cambio, el conglomerado Facebook nos exige que seamos testigos cautivos de la curaduría de la vida maravillosa de los demás, y que entreguemos nuestros datos más sensibles -que ya ofrecemos servidos en bandeja desde hace años- para agudizar mejor la publicidad con la que somos bombardeades en este escenario virtual.

Hace mucho que tener una cuenta de Facebook no es algo opcional, sino una normativa obligatoria que está tipificada a voces. No solo muchísimas aplicaciones masivas exigen un perfil en esta red para acceder a sus servicios, sino que hay una cuantiosa información valiosa, desde noticias hasta eventos, foros educativos y espacios de compra-venta, que transitan exclusivamente este espacio virtual. ¿Conocen a alguien que no tenga Whatsapp, el servicio de mensajería de este paquete de aplicaciones? Yo no. Y ahora Mark Zuckerberg, la mente detrás de todo esto, tiene planes para que estar o no en este universo sea cada vez menos voluntario.

El 28 de octubre, el semi dios de Sillicon Valley anunció que Facebook cambió de nombre: ahora se llama META, y su objetivo a mediano plazo es que aloje a un universo virtual inmersivo 3D del que todos podamos/tengamos que participar -enseguida más datos. Este cambio de identidad ocurre en medio de un nuevo escándalo que sacudió los cimientos de esta firma: los Facebook Papers, donde una ex empleada de la compañía, Frances Haugen, filtró información confidencial de la marca -un documentó de 10 mil páginas-, y declaró ante el senado de EEUU que la cultura corporativa de Facebook y sus productos “perjudican a los niños, avivan la división y debilitan nuestra democracia”. 

A su vez, para Frances Haugen, "los dirigentes de la empresa saben cómo hacer que Facebook e Instagram sean más seguros, pero no hacen los cambios necesarios porque han antepuesto sus astronómicos beneficios a las personas. Es necesario que el Congreso actúe”: "no resolverán esta crisis sin su ayuda”, dijo, pidiéndole a los congresistas que frenen esta dinámica.

un escenario usado para presentar Metaverso

En esa línea, Frances señaló cómo Instagram perjudica la salud mental de las adolescentes exponiéndolas a contenido tóxico que perjudica de forma tajante la idea que ellas mismas formulan sobre sus cuerpos, haciendo que cada vez les resulte más fácil acceder a cuentas que incitan a desórdenes alimenticios. Y, según los documentos que expuso, la compañía lo sabe. Otro de los puntos salientes de su intervención fue su explicación de cómo esta empresa incita a mensajes de odio, sobre todo en países en vías de desarrollo atravesados por conflictos bélicos, donde los poderes políticos locales aprovechan esta plataforma para avivar el caos y el miedo entre la población. Esto se vio en otra escala en el 2016, cuando la difusión masiva de fake news xenófobos, racistas y conspiranoicos fue decisivo para el triunfo de Donald Trump: un hecho que aún hoy pesa sobre el historial de esta marca, cada vez más atravesado por controversias que con respecto a estos temas y al uso no confidencial de los datos aportados por los usuarios.

De qué va el metaverso

Mark Zukerberg --que en sus presentaciones ya parece un avatar de Píxar y cuesta descifrar si es un humano, un holograma o un muñeco en 2D-- anunció, como contaba más arriba, la creación del Metaverso para un futuro cercano. ¿De qué se trata? De una fantasía futurista salida de las entrañas de Sillicon Valley: un mundo virtual inmersivo, al que las personas podrán acceder con gafas de realidad aumentada (una mira a través de unos anteojos y aparecen elementos virtuales que se cruzan con el mundo presencial real) y dispositivos de realidad virtual, que simulan que sus usuarios están flotando en un mundo digital. De esta forma, los usuarios podrán interactuar en este escenario compartido, ya sea con sus formas reales “humanas” o a través de personajes que oscilan entre lo realista y la fantasía.

Mark Zuckerberg plantea a este mundo como un país transfronterizo paralelo, con una geografía interactiva de colores brillantes: un espacio con sus propias leyes y gobierno, con su economía y sus dinámicas internas. Aquí la gente podrá diseñar sus propias casas, como en los Sims, y ser los dioses de una nueva vida virtual, donde podrán tener las características corporales que quieran e, incluso y sobre todo, hacer compras con criptomonedas para personalizar y adornar este mundo digital. En su presentación, el magnate mostró cómo es su hogar virtual: llama la atención que, en la mayoría de los casos expuestos sobre posibles arquitecturas cimentadas sobre píxeles, la naturaleza en 2D es una constante.

¿Y ahora, en qué andamos? Estamos frente a un colapso climático, ya lo sabemos, inminente, urgente y definitivo. El sistema capitalista extractivista nos está llevando a la extinción masiva y este final parece un destino cantado. Sobre todo, viendo los resultados de la COP26, donde los líderes mundiales ofrecieron apenas migajas ecológicas para solucionar un escenario que se desmembra ante nuestros ojos y que nos implora acciones sustancialmente más radicales, que imaginen otro mundo posible. Y aquí vienen mis preguntas, ya que esta nota no tiene ninguna certeza. Mientras los magnates tecnológicos viajan al espacio gastando millones de dólares en gestos vanidosos, que podrían solucionar una buena cantidad de problemas reales, los líderes de las compañías tecnológicas nos ofrecen como alternativa universos virtuales donde podamos disfrutar de la naturaleza a través de píxeles. Mark planteó que cada quien podrá armar su casa virtual como más guste, y la suya está rodeada de un paraíso que parece la mezcla de una playa tropical con Aspen. “Yo siempre quise un bosque dentro de mi habitación”, dice uno de los personajes de la presentación, que inmediatamente nos sumerge en una selva, en un escenario fantástico donde hay peces volando entre los árboles.

Una de las premisas de este universo es que es un lugar para todos. ¿Para todos? ¿Las personas ultra precarizados del capitalismo tardío también podrán sumarse? ¿Sobre qué lomos recaerá esta fantasía? ¿Qué pasará, en el mundo presencial, con quienes no puedan entrar y se queden afuera barriendo los restos de una fiesta ajena? ¿Funcionará la perimetral en las casas del metaverso? ¿Cómo será la policía? ¿A quién perseguirá? ¿Cómo operará la super-vigilancia centralizada? ¿A quiénes apuntarán las fake news? ¿Se podrá coger aquí, por lo menos? ¿Tendremos que contentarnos con plantas 2D mientras el planeta de verdad se cae a pedazos; jugando a que nadamos en un lago virtual, mientras en la vida real estamos postrados en un sillón desvencijado, con el aparato cubriéndonos los ojos, mientras chivamos frente a un ventilador que hace trac trac trac trac en un mono ambiente subaliquilado? ¿Qué pasará cuando se nos acabe la batería y no nos quede otra que mirarnos a los ojos?

jueves, 11 de noviembre de 2021

¿Qué es y cómo funciona la tecnología Blockchain?

 

Blockchain (cadena de bloques, en inglés) es una de las palabras más repetidas al hablar de tecnología en los últimos tiempos.
En este episodio, descubrimos de qué se trata esta disciplina, qué significa que una tecnología sea “descentralizada”, y las diversas maneras en las que se puede aplicar blockchain en distintas industrias: contratos inteligentes, educación y más.

Participan de este episodio: Martín Triay, desarrollador de producto de la empresa OpenZeppelin, Olivia Goldschmidt, periodista y colaboradora en el diario La Nación y Microsoft Latinoamérica, y Antonio Bartolomé, doctor en Filosofía y Ciencias de la Educación por la Universidad de Barcelona.

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lunes, 8 de noviembre de 2021

Ahora Facebook es Meta y vino a monetizar tu vida

 

James Muldoon 

06/11/2021

Fuente: https://sinpermiso.info/textos/ahora-facebook-es-meta-y-vino-a-monetizar-tu-vida


El giro de Zuckerberg hacia el «metaverso» pretende agregar una capa digital extra por encima del mundo real. Pero Meta, la nueva marca de Facebook, no está aquí para aumentar la realidad: solo quiere sacarnos más dinero.

La cosa es así: uno inicia sesión y es arriado hacia un bar virtual donde debe escuchar los chistes de su jefe. Mientras tanto, la primera empresa inmobiliaria del metaverso vende propiedades sobrevaluadas en una Londres virtual y los gamers compiten por tokens no intercambiables. Bienvenidos al zuckerverso, un lugar que nadie pidió pero en el que probablemente pasaremos mucho tiempo.

El jueves Facebook cambió su nombre a Meta. La movida es parte de una estrategia general que apunta al denominado metaverso, una red de experiencias interconectadas a la que se accede a través de cascos de realidad virtual (VR) y otros dispositivos de realidad aumentada (AR). En palabras de Zuckerberg, «Hay que pensar que el metaverso es un internet corporizado, en el que, en vez de contentarnos con mirar el contenido, somos parte de él». Los ejemplos más conocidos son las reuniones de trabajo virtuales realizadas con gafas VR, los juegos que transcurren en un universo que no deja de expandirse en la red y la posibilidad de acceder a una capa digital que recubre el mundo real gracias a la tecnología AR.

Como dueño de Facebook, Instagram, Whatsapp y Oculus —una compañía de realidad virtual—, el holding empresarial ahora conocido como Meta planea crear un mundo interconectado en el que transcurran nuestro trabajo, nuestra vida y nuestro tiempo de ocio (y se monetice cada aspecto de nuestra existencia). Por supuesto, por ahora no es más que una fantasía. Pero es la fantasía de uno de los tipos más poderosos del mundo y por eso hay que prestarle atención.

En un importante ensayo, el inversor Matthew Ball escribió que «el metaverso será un lugar que posibilitará la construcción de verdaderos imperios, donde los negocios capitalizados podrán apropiarse completamente de los clientes, controlar sus datos, sus unidades económicas, etc.». Miedo…

Meta espera que el despliegue publicitario sirva para que otras empresas se interesen en desarrollar el proyecto. Es como construir una oficina de correos y un almacén y decir que es una ciudad. Las expectativas están puestas en sumar suficientes empresas con la idea de que, más pronto que tarde, nos guste o no, todos estaremos usando la plataforma.

Cascos para todos

El metaverso no es puro humo. Sería un error pensar que es un mero truco urdido para distraernos de las múltiples crisis que enfrenta la empresa. Tampoco se trata de renovar la imagen, como hizo Philip Morris cuando se reinventó como Altria Group en 2013.

La empresa de Zuckerberg invirtió mucha plata en hardware VR y quiere convertirse en el jugador más importante de ese mercado. Está apostando a que su línea de cascos VR y lentes AR se generalice como los smartphones. Ciertas estimaciones sugieren que la empresa vendió alrededor de 5 o 6 millones de cascos VR a 300 dólares cada uno, es decir, por un total de casi 2000 millones de dólares. Pero esta rama del negocio tampoco está dando frutos todavía: un informe mostró que, con apenas diez mil personas que trabajan con dispositivos VR, la empresa está perdiendo entre 5400 y 6400 millones de dólares en costos de operación.

El riesgo de que todo se desplome es real. Los consumidores están tardando mucho en adoptar la tecnología VR y no es imposible que, en pocos años, un metaverso vacío no cuente más que con la presencia de Zuckerberg, Nick Clegg —su director de prensa— y Sheryl Sanberg, directora operativa de la empresa. Como sea, Goldman Sachs predijo que, en 2025, la industria de VR y AR podría alcanzar valores cercanos a los 80 000 millones de dólares por año, con una tasa de crecimiento anual acumulado de entre el 40 y el 80%. Si esas predicciones se cumplen, el metaverso habrá sido más que una rueda publicitaria para que Meta venda más gafas.

La vida como servicio

Las plataformas digitales crean un ambiente prefabricado en el que se desarrollan y se monetizan nuestro trabajo, nuestra vida social y nuestro entretenimiento. La idea subyacente del metaverso es expandir el horizonte de la propiedad hasta alcanzar cada aspecto de nuestra existencia. Meta quiere dejar de ser una simple red social para convertirse en la infraestructura digital de nuestra vida cotidiana.

En 2005, Zuckerberg concebía a Facebook como una «guía online» que apuntaba a «organizar la búsqueda de información personal». Es decir, Facebook era básicamente una base de datos. Pero la empresa también decía tener una misión social, vinculada supuestamente con la transparencia: Zuckerberg argumentaba que la posibilidad de acceder y compartir información terminaría cambiando el mundo.

Durante los años que siguieron, Facebook dejó de presentarse como una herramienta digital y empezó a definirse como un medio para que la gente se conectara, compartiera experiencias y aunara esfuerzos. Luego de las convulsiones políticas de 2016, Zuckerberg empezó a hablar de Facebook en términos que insinuaban otra magnitud y definió a la red social como una infraestructura de comunicación global que fundamenta un proceso histórico-mundial: «Es la lucha de nuestra época. Son las fuerzas de la libertad, la apertura y la comunidad global contra las fuerzas del autoritarismo, el aislacionismo y el nacionalismo».

El 22 de junio de 2017, en la primera Cumbre de Comunidades de Facebook, Zuckerberg anunció un cambio que afectaba la misión empresarial declarada hasta entonces: del objetivo de conectar gente pasaba al de construir una comunidad global. En el marco de ese programa, el salto al metaverso es lógico. En ese momento, Zuckerberg también habló de usar los grupos de Facebook para proveer la infraestructura digital de la sociedad del siglo veintiuno. Por lo tanto, Meta quiere sacarles ventaja a sus competidores y apropiarse de la infraestructura del internet corporizado que tal vez defina el destino de la próxima generación.

El fin último de Meta es convertirse, no en un servicio del que uno hace uso, sino en la infraestructura en la que uno vive.

El rubro de Meta es la construcción de mundos

Como el agua para los peces, Meta quiere convertirse en el medio imperceptible que permea toda nuestra existencia. Dejará de ser una elección para ser el espacio en el que se toman todas las decisiones. En otros términos, no es la empresa que patrocina un evento: es el estadio en el que se desarrolla. La idea es que Meta sea un holding empresarial a cargo de un floreciente ecosistema de productos y servicios interconectados, integrados sin fisuras en un mundo híbrido y capaz de extraer ganancias sin esfuerzo de cada uno de sus rincones.

Será posible jugar juegos, descargar contenido, comprar servicios y todo se descontará automáticamente de las cuentas de los usuarios. Los productos bancarios y financieros se integrarán al metaverso y será posible convertir directamente una parte de nuestros salarios a la moneda del nuevo mundo.

Distintas empresas competirán por una tajada del nuevo espacio, pero el incentivo para que se generen monopolios verticales y horizontales se fortalecerá. Las empresas colocarán obstáculos contra los servicios interoperables y a los clientes les convendrá quedarse en un único jardín cercado donde todo es transferible y está conectado.

La idea de que las plataformas son intermediarios neutros que facilitan ciertas transacciones nunca fue del todo adecuada. Pero ahora incluso será inútil fingir que es así, pues las empresas del metaverso jugarán un rol más activo a la hora de diseñar la arquitectura digital de los mundos virtuales. Las plataformas digitales actuales también son ambientes económicos y sociales complejos, desarrollados en función de décadas de investigaciones de psicología social. Pero en los nuevos mundos, los barones de la tecnología serán capaces de definir completamente las reglas y de crear sistemas generales que forzarán a los individuos a comportarse de formas rentables para las empresas.

El capitalismo en el metaverso

En el capitalismo digital, el negocio más lucrativo siempre fue la publicidad. Apple logró zafar vendiendo productos de lujo. Pero el modelo de negocios capitalista vigilante de Google y Facebook encontró su fundamento en la oferta de servicios gratuitos a cambio de datos que luego son analizados y vendidos.

El capitalismo en el metaverso llevará a que las grandes empresas tecnológicas se concentren más en la fabricación de infraestructura y hardware, puesto que poseer el marco general en el cual otros ofrecen servicios es una actividad mucho más rentable. No se trata solo de recolectar datos, sino de la propiedad de los servidores y de los mundos digitales. Hoy las grandes empresas invierten mucho en cableado submarino y en centros de datos con el fin de reducir los costos implicados en el transporte de la información. Alphabet y Amazon gastaron aproximadamente 100 000 millones de dólares cada una en infraestructura y otros activos fijos. La idea de que las empresas tecnológicas no son más que austeros negocios del tipo de Nike y otros reyes de la subcontratación es obsoleta.

Otro cambio fundamental que plantea el metaverso es la diversificación de las fuentes de ingreso y el descentramiento del rol de los datos y de la publicidad. En el primer cuatrimestre de 2021, el 97,2% de los ingresos totales de Facebook provino de publicidad. El metaverso presenta un rango más amplio de vías de ingreso, que abarca desde el hardware sobre el que opera la red hasta los juegos, servicios y contenido que circulan en ella. Meta puede empezar a ofrecer contenido exclusivo para suscriptores, vender propiedades y experiencias virtuales y cobrarles a otras empresas para acceder a su mundo. El embudo datos-publicidad seguirá existiendo, pero será parte de una cartera de inversiones más amplia.

En un mundo conectado, las plataformas que hoy ofrecen un solo servicio probablemente tiendan a expandirse y abarcar porciones más amplias del mercado. La forma que tomará la repartija del metaverso entre las distintas empresas tecnológicas que compitan en él es una incógnita. Es difícil imaginar que Meta auspiciará a sus competidores para que monten sus negocios en sus terrenos de metaverso o que alentará la competencia justa. Pero, aun así, es probable que, si el hardware empieza a dar buenos resultados, muchas empresas empiecen a invertir.

Las grandes inversiones en tecnología VR y AR también generarán la necesidad de una amplia capa de «microtrabajadores» precarizados y con bajos salarios encargados de adiestrar los algoritmos. El motor del metaverso será el mundo absolutamente real de la explotación, sobre todo la de los trabajadores del Sur Global. Como dijo hace poco Phil Jones en Work Without the Worker, la «morada oculta de la automatización» es en realidad «un complejo de refugiados, marginados y trabajadores precarios disperso a nivel mundial y arrastrado por la pobreza u otras leyes a fortalecer el machine learning de empresas como Google, Facebook y Amazon».

Excesos corporativos

¿El metaverso se desarrollará de forma responsable? Por supuesto que no. Seguirá el camino más rentable para Meta. Cualquier problema que emerja será tratado de la misma forma en que la empresa trató hasta ahora las cuestiones vinculadas a datos y publicidad. ¿A quién le importa responder ante unos cuantos legisladores cuando es dueño, no solo de la infraestructura digital de este mundo, sino de todo el metaverso?

El «metaverso» de Zuckerberg es un mundo en el que los usuarios pasan del ambiente creado por una empresa al ambiente creado por otra empresa. El fundador de Facebook dijo que la responsabilidad y la colaboración definirán el desarrollo de su último invento. Pero a la luz de la avalancha de delitos denunciados recientemente por Frances Haugen, es difícil pensar que Zuckerberg nos dice la verdad.

 
profesor titular de Ciencia Política en la Universidad de Exeter y autor de Platform Socialism: How to Reclaim Our Digital Future From Big Tech.
Fuente:
https://jacobinlat.com/
Traducción:
Valentín Huarte



miércoles, 3 de noviembre de 2021

Inteligencia Artificial 2

 


En este nuevo episodio de Utopía vamos a hablar sobre ​​la inteligencia y la posibilidad de pensar con y desde las nuevas tecnologías. Invitamos a Roberto Bunge, Doctor en Aeronáutica y Astronáutica de la Universidad de Stanford, Valentín Muro, filósofo y creador del newsletter “Cómo funcionan las cosas” y Roberta Devesa, Doctora en Física y Cientista de datos en Dymaxion Labs, para conversar sobre qué es la Inteligencia Artificial (IA), para qué sirve y cómo se compone. Vamos a hablar de los algoritmos en general y el machine learning en particular. Hablamos de cómo aprenden estos algoritmos y cuál es el sentido de su existencia además del aporte y la transformación que nos genera como seres humanos.

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