Under Pressure x Queen

Presión
Aplastándome
presión aplastándote a ti
ningún hombre la pide.
Bajo presión
Ese fuego que
derriba un edificio
divide a una familia en dos,
pone a l gente en las calles.

La maldita máquina de matar x Billy Bond y la pesada del Rock and Roll

Tengo que derretir esa máquina de matar,
tengo que derretir esa maldita máquina de matar.
Para que nunca más vuelva
a destruir lo que hacemos con amor, amor.

Desencuentro x Almafuerte

Estás desorientado y no sabés,
qué bondi hay que tomar, para seguir.
Y en triste desencuentro con la fé,
querés cruzar el mar, y no podés.
La araña que salvaste te picó.
Qué vas a hacer.
Y el hombre que ayudaste te hizo mal,
dale que vá.
Y todo un carnaval, gritando pisoteó,
la mano fraternal que Dios te dió.

miércoles, 12 de julio de 2017

La robotización de la economía: ¿una nueva revolución industrial?


12-07-2017 Las empresas utilizan estos agentes mecánicos para acelerar el proceso productivo y como una oportunidad de mercado, ya que un número creciente de usuarios busca facilitar su vida a través del uso de dispositivos o aplicaciones que hacen cada vez más inteligentes a los productos tecnológicos
Por Cesar Dergarabedian
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La Revolución Industrial impulsó el desarrollo de los robots. En un principio fueron máquinas textiles brazos motorizados, entre otros diseños, que realizaban una serie de movimientos estandarizados para llevar a cabo una determinada tarea dentro del proceso de producción.
Luego, tras el desarrollo de las computadoras, el concepto de robot mostró un gran cambio. A partir de ese entonces, se lo empezó a relacionar con la idea de inteligencia artificial, un autómata que responde no sólo a la programación establecida, sino a estímulos externos y a la experiencia previa.
En la actualidad, las empresas utilizan estos agentes mecánicos para acelerar el proceso productivo y como una oportunidad de mercado, ya que un número creciente de usuarios busca facilitar su vida a través del uso de dispositivos o aplicaciones que hacen cada vez más inteligentes a los productos tecnológicos. ¿Ésta se convertirá en la gran oportunidad de las compañías?
¿Qué pasa si los robots pudieran facilitar la vida al encargarse de algunas tareas? ¿Será esta la oportunidad de negocio del futuro?
Existen tres categorías de robots: 
* Los de servicio que se encargan de tareas específicas como aspirar el polvo de una alfombra.
* Los sociales tienen características humanoides con mayor nivel de interacción con el usuario y que se encargan de jugar juegos, entre otras tareas.
* Los humanoides con mayor nivel de usabilidad, que pueden ejecutar funciones de cuidado y enfermería.  
Todos ellos forman parte de una tecnología en estado naciente, pero con increíble capacidad de crecimiento. Un estudio del Foro Económico Mundial predijo en 2016 que la normalización del uso de robots e inteligencia artificial en el mercado laboral conllevaría la pérdida de más de 5 millones de puestos de trabajo en los 15 países más desarrollados del mundo de aquí a 2020.
En particular, los robots y sistemas de inteligencia artificial podrán desempeñar la mitad de los empleos disponibles en Japón para 2030, según otro informe publicado a finales de 2015 por el centro nipón de estudios Nomura Research Institute.
Juan Pedro Andrade, responsable de Marketing de LG Electronics Argentina, afirmó a iProfesional que “hay una tendencia hacia el desarrollo de dispositivos que conforman el hogar inteligente. La creación de robots con reconocimiento facial, control de voz y que funcionen como un asistente personal son los pilares de esta idea más actual que futurista”. 
El Hub Robot de esta marca es un ejemplo de ello ya que se encarga de reunir a todos los productos de una casa inteligente bajo una interfaz única. 
“Este tipo de productos tecnológicos, que permiten estar más conectados que nunca, se posicionan como la pieza central de la futura generación de los hogares inteligentes”, dijo Andrade.
Sin tener en cuenta la fantasía de una revolución robótica, la principal preocupación de los políticos en el mundo desarrollado es el impacto que podrían tener los robots en la mano de obra y en los puestos de trabajo de bajo salario
Sin embargo, se prevé que surgirán beneficios sociales y un aprendizaje profundo a la par del crecimiento de la automatización. Si el ser humano no tuviera la necesidad de realizar tareas domésticas, por ejemplo, tendría más tiempo para educarse y formar carrera en el campo artístico, como la música o la literatura.
Dentro de este panorama de contante evolución, los robots provocarán que muchas de las profesiones y las ocupaciones que conocemos hoy se transformen. 
Japón, La Meca robóticaRobots recepcionistas, asistentes autómatas de personas mayores o profesores androides, lejos de competir con humanos por un empleo pueden convertirse en la solución para Japón, un país con más puestos de trabajo que personas dispuestas a ocuparlos.
Por ejemplo, a pocos kilómetros del centro de Tokio, junto al parque temático Disneyland, dos dinosaurios políglotas reciben a los huéspedes del “Henn-na Hotel” (“hotel extraño” en japonés), sin ningún humano a la vista.
En cada una de las 100 habitaciones, la pequeña “Tapia” -un robot de sobremesa- se pone a las órdenes de sus huéspedes: una simple petición, pronunciada en inglés o japonés, la lleva a encender o apagar la luz y la televisión o a dar la previsión del tiempo.
Un hotel de estas características -cuyo precio por habitación doble se sitúa entre los 14.000 yenes (u$s127) y los 30.000 (u$s273)- consigue reducir el número de empleados necesarios a la mitad, dicen sus responsables.
Empleos sistemáticos, perfectos para robotsDeterminados empleos basados en el análisis de datos o en las operaciones sistemáticas podrían ser realizados con más facilidad por máquinas, como es el caso de recepcionistas, operarios de fábricas o guardias de seguridad.
La compañía de seguros japonesa Fukoku Mutual Life Insurance anunció hace pocos meses que despediría a 34 empleados y los sustituiría por un programa de inteligencia artificial, que calculará automáticamente las indemnizaciones a los asegurados y que podría mejorar la productividad de la compañía en un 30 por ciento.
Kaname Hayashi, fundador de la empresa japonesa de robótica Groove X, sin embargo, argumenta que no hay razones para preocuparse por que los robots acaben “robando” los puestos de trabajo a las personas.
“Los humanos siempre han avanzado en la civilización a través del uso de herramientas. Los robots son herramientas. Es natural que los humanos exploten al máximo a los robots en el futuro”, añade el creador de Pepper, el primer autómata comercializado en serie capaz de interpretar emociones humanas.
“Si la gente no tiene que trabajar en una fábrica, donde podríamos usar robots y tecnología, pueden concentrarse en otro tipo de trabajos”, más creativos y que podrían aumentar la productividad del país considerablemente, explicó Hiroshi Ishiguro, catedrático japonés de la Universidad de Osaka.
Solución del mercado laboral

De hecho, la entrada de los robots en el mercado laboral podría solucionar la escasez de mano de obra en Japón: los últimos datos del Gobierno nipón arrojaban una cifra de 148 puestos de trabajo disponibles por cada 100 demandantes de empleo.
En total, la mano de obra se redujo casi 2 millones desde finales de los 90, en parte debido al rápido envejecimiento de su población, que amenaza con lastrar el crecimiento de la tercera economía mundial.
“Creo que los robots tienen y continuarán teniendo un impacto en la disponibilidad de mano de obra en Japón, aunque no suficiente para hacer frente al decrecimiento poblacional”, lamenta, sin embargo, Hornyak.
En cualquier caso, parece claro que los robots dejarán de ser protagonistas de la ciencia ficción para pasar a convertirse en compañeros de oficina.
Ishiguro vaticinó que, aunque ya hay robots protagonistas de escaparates, obras de teatro o películas (como la reciente “Sayonara”, “Adiós” en japonés), en los próximos años ofrecerán asistencia en lugares públicos, centros comerciales, estaciones y escuelas, e incluso como profesores.
“Gracias a los robots, nuestra sociedad y nuestras vidas mejorarán”, concluye este investigador conocido por sus modelos de robots humanoides, entre ellos una réplica sí mismo.

martes, 11 de julio de 2017

Inteligencia artificial: ¿La nueva dependencia? (América Latina) – Por Sally Burch

Inteligencia artificial nodal

Inteligencia artificial: ¿La nueva dependencia? (América Latina) – Por Sally Burch

Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.
Entre los cambios en curso en el mundo, uno que pronto será de los más ubicuos es la expansión de la llamada Inteligencia Artificial (IA) en un sinfín de áreas, que significará transformaciones significativas en la economía, el trabajo, el convivir social y muchos otros ámbitos. La IA implica básicamente la capacidad informática de absorber una enorme cantidad de datos para procesarlos –mediante algoritmos– con el fin de tomar decisiones en función de una meta específica, con una rapidez y en volúmenes que superan ampliamente la capacidad humana. Por ejemplo, ya se lo utiliza para optimizar las inversiones particulares en la bolsa de valores, o para ordenar mejor el tráfico vehicular al identificar, en tiempo real, las rutas más descongestionadas.
El discurso promocional busca vender la IA como respuesta a la mayoría de problemas; y sin duda, muchas aplicaciones pueden ser bastante provechosas, a nivel personal o social. No obstante, como toda tecnología, la forma cómo se desarrolla responde a intereses concretos; y actualmente casi las únicas entidades con capacidad de realizar la inversión y manejar las cantidades de datos requeridas para optimizar los sistemas, son grandes empresas transnacionales: principalmente estadounidenses, aunque también chinas y, en menor medida, de algunos otros países.
La hegemonía que han logrado estas empresas se debe, por un lado, a la posición clave que ocupan al controlar las plataformas que conectan los diferentes actores, hecho que se presta a la conformación de monopolios. Y esto a su vez les permite acumular más datos, insumo principal de esta nueva economía digital. Entonces, y sobre todo cuando se trata de transferir servicios públicos o funciones críticas a sistemas de IA manejados por estas empresas, surge una contradicción entre la meta de máxima ganancia de la empresa y las exigencias del interés público.
Uno de los riesgos más evidentes es una eventual falla o hackeo en un sistema vital (como la red eléctrica) o de alto peligro (como los vehículos de automanejo). Posibilidad que aumenta si la empresa responsable trata de aumentar su ganancia al reducir el gasto en seguridad.
Pero surgen serias implicaciones y desafíos en muchos otros aspectos, particularmente respecto a los derechos humanos o las zonas grises en lo jurídico; como también en materia de soberanía.
En los países desarrollados (en particular Europa), está abierto el debate sobre las implicaciones de la inteligencia artificial y se ha comenzado a elaborar marcos de principios y derechos, que contemplan cuestiones como:
– Los robots y sistemas de IA programados para tomar ciertas decisiones tienen a veces algoritmos complejos que resulta imposible saber exactamente cómo y por qué tomaron tal decisión y no otra. Entonces, ¿quién es responsable por las consecuencias de estas decisiones?
– ¿A quién(es) pertenecen los datos que los sistemas informáticos recaban de los sensores (por ejemplo, de una ciudad) o de los usuarios (con o sin su consentimiento o conocimiento)? ¿Qué implicaciones tendría en cuanto a quién(es) se benefician de los rendimientos económicos que producen?
– ¿Cómo evitar que los sistemas inteligentes profundicen las exclusiones y discriminaciones (intencionalmente o no)? De hecho ya existen muchos casos donde se evidencia que los prejuicios sociales se reflejan en los mismos algoritmos.
Posiblemente uno de los problemas más agudos sería el impacto sobre el empleo debido a la robotización o la automatización de la producción de bienes o servicios. Hay pronósticos de que el empleo en muchos sectores va a desaparecer, y que los nuevos empleos serían insuficientes para absorber a todas las personas desplazadas; entre los sectores más vulnerables se menciona a los choferes profesionales o el personal de venta de supermercados y almacenes. Por ello, hay cada vez más apoyo, en los países desarrollados, incluso entre el sector empresarial, a la idea de que será necesario establecer un ingreso básico universal para la población que queda sin empleo remunerado, que sería subvencionado mediante políticas de transferencia de ingreso de las empresas ultra-rentables del sector de la IA.
Toda vez, otros analistas consideran que se exagera el peligro de pérdida de empleos al menos en el corto plazo, (tal vez por motivos políticos: un trabajador con miedo de perder su empleo será más dócil), ya que si fuera cierto que los robots están remplazando masivamente a trabajadores, se estaría produciendo un fuerte crecimiento en productividad, lo que, al menos en el caso de EE.UU., no se registra.[1] El crecimiento promedio es de apenas 1.2% anual en la última década y solo 0.6% en el último quinquenio.
Pero no cabe duda que hay una transferencia de riqueza hacia las empresas que concentran poder en el sector IA (a veces conocido como GAFA –Google, Apple, Facebook, Amazon–, o GAFA-A, incluyendo a la empresa china Alibaba); enriquecimiento basado en la acumulación y procesamiento de datos,
El impacto en el Sur
En América Latina, hasta ahora, hay poco debate sobre estos temas. Sin embargo, podemos estimar que los impactos serán importantes y a relativamente corto plazo. Por un lado, los cambios en el Norte tendrán sin duda secuelas en el Sur. Por ejemplo, a medida que avance la robotización y automatización, ciertas líneas de producción que fueron desplazadas a países del Sur para beneficiarse de la mano de obra barata, regresarían al Norte. De hecho ya está ocurriendo: en India, por ejemplo, se han reducido fuertemente los empleos en el sector de tecnologías de la información, en particular los centros de llamadas. Por otro lado, la contratación en el Sur de sistemas de IA de proveedores del Norte, por ejemplo para mejorar los servicios públicos, significará nuevas formas de extracción de riqueza y datos y por ende nuevas formas de dependencia, mayores brechas entre Norte y Sur, etc. Sería importante realizar estudios que midan las repercusiones reales en nuestros países y para estimar el impacto potencial.
En un artículo de opinión publicado hace poco en el New York Times[2], Kai-Fu Lee, (quien encabeza una empresa china de capital de riesgo y preside su Instituto de Inteligencia Artificial), presenta las perspectivas en términos bastante crudos: para el futuro previsible, si bien la IA está muy lejos de poder competir con la inteligencia humana, él reconoce que tiene la capacidad de reconfigurar el sentido del trabajo y de la creación de riqueza, lo que desencadenará la eliminación a amplia escala de empleos, conllevando a desigualdades económicas sin precedentes. Por ello, considera inevitable introducir políticas de transferencia de ingreso de las empresas de IA con alta rentabilidad hacia los sectores sin empleo, lo que será factible –dice– en países como EEUU o China, que tienen el potencial de dominar el sector. Pero, siendo la IA una industria donde la fortaleza engendra mayor fortaleza, la mayoría de países quedarán fuera de esa posibilidad, por lo que “enfrentan dos problemas infranqueables. Primero, la mayoría del dinero que produzca la inteligencia artificial irá a Estados Unidos y China”. Y segundo, tener poblaciones en crecimiento se convertirá en una desventaja, por la escasez de empleos.
Entonces, pregunta qué opciones quedarán para la mayoría de países que no podrán cobrar impuestos a empresas de IA ultra-rentables: “Solo puedo predecir una: a menos que deseen hundir en la pobreza a su gente, se verán obligados a negociar con el país que les proporcione la mayor cantidad de software de inteligencia artificial —China o Estados Unidos— para que en esencia sea dependiente económico de ese país y acepte los subsidios de asistencia social a cambio de que las empresas de inteligencia artificial de la nación ‘madre’ sigan obteniendo ganancias de los usuarios del país dependiente.” El autor estima que las empresas estadounidenses dominarán en los países desarrollados y en algunos en desarrollo, y las empresas chinas en la mayoría de países en desarrollo, arreglo económico que “transformarían las alianzas geopolíticas”.
Sin duda, es un pronóstico influenciado por la perspectiva geopolítica china, pero lo destacamos aquí porque es poco frecuente que el sector empresarial quiera reconocer esta realidad. Se puede pensar que habría otras salidas; no obstante, con la actual inercia en la mayoría de países del Sur frente a esta realidad, aún poco entendida, un escenario parecido al que prevé Kai-Fu Lee parece bastante probable. El Sur permanecería en su rol de proveedor de alimentos y materias primas y se ahondaría su dependencia del Norte.
No hay mucho tiempo para reaccionar, como lo destacó, en su reciente visita a Ecuador, el ex ministro de finanzas de Grecia, Yanis Varoufakis, quien advirtió que el modelo económico actual de ese país suramericano apenas podrá durar unos cinco años más y luego –si no hay un recambio tecnológico–, quedará fuera de la cadena de creación de valor. “El cambio tecnológico se está moviendo rápidamente contra los productores primarios: los países de ingreso bajo o medio que dependen del comercio físico”. A la vez que alabó la sofisticación de la política financiera ecuatoriana frente a la dolarización y la deuda externa y para la redistribución de la renta, consideró que el reto actual es encontrar una sofisticación similar en el sector tecnológico, emulando, por ejemplo, a Estonia o Islandia, con una política de soberanía tecnológica, para que se vuelva un ejemplo para la región y para el proceso de integración regional.
Mientras tanto, las transnacionales del sector se apresuran a derrumbar cualquier barrera que pueda subsistir para su dominio global sobre los mercados y los datos. Avanzaron su agenda, con muy poca resistencia, en los capítulos sobre comercio electrónico de los acuerdos comerciales TPP (Tratado Transpacífico – ya difunto) y TISA (Acuerdo sobre el Comercio de Servicios – por ahora congelado); entonces la apuesta ahora es abrir negociaciones sobre “comercio electrónico” en la Organización Mundial del Comercio (OMC)[3].
Sin duda, el reto de la nueva economía digital apela a una voluntad política clara y contundente, pero también a buscar alianzas. Por el tamaño de las inversiones que requiere, es poco pensable que cualquier país latinoamericano por sí solo pueda encontrar una salida adecuada; pero un bloque de países –como UNASUR– tendría mayor capacidad de desarrollar niveles de respuesta, por lo menos para afirmar soberanía regional en algunas áreas críticas. Le permitiría asimismo acumular más poder de negociación frente a las potencias en IA y sus empresas, como en las instancias globales donde se definen políticas de gobernanza.
(*) Periodista británica-ecuatoriana, es directora ejecutiva de ALAI.
[1] Ver Dean Baker, “The Data Defying Job-Killing Robot Myth”, http://cepr.net/publications/op-eds-columns/the-data-defying-job-killing-robot-myth
[2] Kai-Fu Lee, “La verdadera amenaza de la inteligencia artificial”, New York Times, 27 de junio 2017.  https://nyti.ms/2ug7h2q
[3] Ver Sally Burch, “La agenda del comercio electrónico en la OMC”, http://www.alainet.org/es/articulo/185534

G-20: Un mundo zombi

Michael Roberts 

08/07/2017

Los zombies llegaron a la reunión del G-20 en Hamburgo este fin de semana - y no me refiero a los líderes del G-20, sino a un grupo llamado Gestalten, que se vestían como zombies y caminaban por las calles. El grupo afirmaba que querían que el G-20 buscara una sociedad más abierta, igualitaria, en lugar de poner el poder en manos de unos pocos; y quería enviar un símbolo de solidaridad y participación política al mundo.
Hubo pocas señales de solidaridad entre los líderes del mundo capitalista en Hamburgo. El presidente estadounidense, Donald Trump, después de volar para visitar al derechista presidente de Polonia (¿como un desaire a Putin?), dejó en claro, a su peculiar manera, que los EEUU no volverían al Acuerdo de París sobre el cambio climático y se opondrían a cualquier declaración del G-20 que comprometiese a los EEUU con el libre comercio. De hecho, Trump está considerando imponer aranceles a los productos siderúrgicos  de la UE.
La globalización, tal y como los líderes del capitalismo y las grandes empresas han llegado a quererla y disfrutarla, está bajo la amenaza del nacionalismo y el proteccionismo. Además está el aumento de los puntos calientes de crisis política de Corea del Norte y Oriente Próximo, para los que los líderes del G-20 no tienen ninguna política o solución clara.
Pero tal vez hay un dato positivo para el capitalismo: la mejora aparente de la economía mundial, por fin, después de seis o siete años de crecimiento económico, inversión e ingresos deprimidos desde el fin de la Gran Recesión en 2009.
Como el FMI señaló en su última actualización de la situación de la economía mundial: “La buena noticia es que la economía mundial está ganando impulso en la medida que la recuperación cíclica promete más puestos de trabajo, mayores ingresos y mayor prosperidad en el futuro”.  Sin embargo, hace una advertencia: “la economía mundial puede estar ganando impulso, pero no podemos estar seguros de que estemos fuera de peligro ... hay riesgos bajistas evidentes: la incertidumbre política, incluso en Europa; la espada del proteccionismo que pesa sobre el comercio mundial; y estrictas condiciones financieras globales que podrían provocar salida de capitales disruptivas de los países emergentes y en desarrollo “.
Sin embargo, parece que hay una recuperación económica en la mayor parte de Europa. El crecimiento medio del PIB real de la zona euro se acerca al 1,5% anual, con Escandinavia y Europa del Este creciendo aún más rápido. La economía de Estados Unidos está mostrando signos de desgaste, pero se mantiene alrededor del 2% anual. Japón oscila alrededor del 1,5% anual. China también, después de que los analistas más pesimistas predijeran su colapso, continúa expandiéndose a un 6,5-7% anual. Incluso algunas de las principales economías emergentes, como Brasil y Rusia parecen estar saliendo de las depresiones que sufrieron en los últimos 18 meses.
Los beneficios parecen haber aumentado globalmente en los últimos meses después de salir de territorio negativo. Esta recuperación se debe principalmente a la mejora en China y Japón.
Esto ha hecho que algunos economistas “ortodoxos” (JP Morgan) se sientan más seguros de que la Larga Depresión ha terminado. La recuperación y el crecimiento sostenido más rápido pueden llegar pronto, liderados por una mejora de la inversión empresarial.
De las grandes economías, sólo el Reino Unido, parece estar empeorando. Después de la decisión de abandonar la Unión Europea (Brexit), las empresas han dejado de invertir y los flujos de capital en la ciudad de Londres la han abandonado. Los últimos datos del PIB real en el primer trimestre de 2017 muestran que la economía del Reino Unido creció sólo un 0,2%, la menor tasa de crecimiento del conjunto de Europa, ¡como Grecia! La producción industrial se está desplomando y la inversión empresarial está congelada.
La familia media británica se enfrenta a la contracción más dura de ingresos reales de los últimos cinco años, en la medida en que el ingreso disponible real per cápita cayó un 2% en el primer trimestre de 2017. De hecho, según un nuevo informe de la Fundación Joseph Rowntree, una familia de cuatro (dos adultos que trabajan y dos niños) requiere “al menos” 40.800 libras al año para llegar a fin de mes y, en promedio, y una familia de ese tipo en el Reino Unido se queda corta en unas 3.000 libras.
Y tampoco es todo de color de rosa en los EEUU. Los últimos datos de empleo mensuales de julio muestran un mayor incremento del empleo, pero también un aumento en la tasa de desempleo por primera vez en años. Eso sugiere que el empleo ha alcanzado su pico. El crecimiento de los salarios sigue por debajo del 2,5% anual y, después de la inflación, los ingresos medios siguen sin crecer. Lo más importante es que las ganancias en los sectores productivos de la economía de Estados Unidos están cayendo.
Los beneficios de las acciones en el mercado de valores de Estados Unidos está en su nivel más bajo – lo que es una señal de que los precios de las acciones están muy por encima de las ganancias (beneficios) de las empresas estadounidenses.
Y la curva de rendimiento de los bonos de Estados Unidos está aplanándose (es decir, la diferencia entre el rendimiento a largo plazo y la tasa de interés a corto plazo en los mercados de crédito). Lo que suele ser un signo de desaceleración de la economía. Cuando se invierte la curva (el rendimiento a largo es inferior a la tasa a corto plazo), es señal de una próxima crisis.
La curva de rendimiento de los bonos se aplana porque la Reserva Federal de Estados Unidos parece decidida a aumentar su tasa de referencia, que establece el piso para todas las tasas de interés para préstamos en los EEUU y, a menudo, en el extranjero. Esto significa que el coste de los préstamos para el consumo o para invertir en la expansión de negocios aumentará. Según las actas de su última reunión, los miembros de la Fed están dispuestos a subir las tasas aún más, a pesar de que la inflación no está aumentando, por el contrario, y los salarios apenas crecen.
Como un gerente de fondos de riesgo estadounidense dijo: “no veo nada diferente de lo que la Fed ya ha dicho. La economía sigue siendo aceptable. No se esta sobrecalentando o enfriando. El mensaje implícito es que estamos en el camino para elevar las tasas de interés y para reducir el tamaño de los balances, no porque la economía se esté recalentando, sino porque queremos normalizar la política monetaria”. Pero si la Fed continúa con esta política, bien podría aumentar la presión a la baja sobre los beneficios empresariales y la inversión. Ya hay señales de que el coste de los préstamos ha aumentado en las economías asiáticas.
Por otra parte, las razones subyacentes para dudar del optimismo de los líderes del G-20 y de los jefes de fondos de riesgo sobre la economía mundial son que ninguna de las causas principales del bajo crecimiento de la productividad y la inversión se han corregido. En su último informe sobre la economía de Estados Unidos, el FMI redujo sus previsiones de crecimiento al 2,1 por ciento en 2017 y 2018, abandonando su hipótesis de que los planes de recorte de impuestos y del gasto fiscal de la administración Trump impulsaría el crecimiento. Lejos de acelerarse, la economía de Estados Unidos continúa arrastrándose lentamente, en el mejor de los casos. Mientras que la administración Trump sigue trabajando con unas proyecciones de crecimiento del 3 por ciento en 2021, el FMI cree que el crecimiento de EE UU se reducirá a una tasa potencial subyacente de 1,8 por ciento en 2020.
El crecimiento de la productividad en todas las grandes economías continúa en mínimos históricos.
Mientras que el PIB real per cápita está todavía muy por debajo de los niveles anteriores a la Gran Recesión, la desigualdad de ingresos y riqueza en las principales economías se mantiene en niveles récord: de hecho, sigue en aumento.
Y los volúmenes del comercio mundial siguen estando un 25% por debajo de los picos anteriores a la crisis financiera global.
La economía mundial todavía parece un zombi, aunque existe cierto optimismo de que los muertos vivientes recuperen su aliento vital.
es un reconocido economista marxista británico, que ha trabajador 30 años en la City londinense como analista económico y publica el blog The Next Recession.
Fuente:
https://thenextrecession.wordpress.com/2017/07/08/a-zombie-world/
Traducción:
G. Buster

Sociología mundana

Elogio de la sociología mundana

A propósito del libro de Belén Barreiro La sociedad que seremos: digitales, analógicos, acomodados y empobrecidos (Barcelona 2017)
En La imaginación sociológica (1959), C. Wright Mills puso en circulación el término "Gran Teoría" para referirse al estilo de sociología en el que predomina la organización formal de los conceptos y sus interpretaciones sobre la comprensión o explicación del mundo. Una de las cualidades por las que puede conocerse, y son muchas, es que no resiste el resumen; su hinchazón verbal y conceptual deja un residuo seco de poco valor cuando se evaporan los alcoholes de las cábalas y figuraciones que desfilan por los textos. Las maravillosas "traducciones" que hacía el propio Mills, como demostración, resumiendo algunas densas páginas de Talcott Parsons, el gran teórico del momento, dejaban patente que su contenido era algunas veces informativo, unas pocas veces absurdo y, muchas más, trivial.
Lo que atrae, me parece a mí, de la sociología teórica, hasta la más grandilocuente y verbosa, no es el postestructuralismo, el postmodernismo, la teoría crítica o lo que quiera que diferencie una cosa de otra, sino su contenido oracular. La sociología autodenominada teórica, tanto la buena como la mala, suele presentar guías para atar cabos, agrupar intuiciones sobre cosas que suceden y nos suceden, y a veces da con el bosquejo de algún proceso que no tenemos ciencia suficiente para entender cabalmente. Como hizo Weber con la sociedad burocrática, por poner un ejemplo clásico. Otros son, y perdonen si aviento un prejuicio, mucho menos iluminadores, como la idea de "modernidad líquida" de Zygmunt Bauman, que en mi poco ponderada opinión es como si fuera una broma.
Al fallecer Bauman, ya que la he tomado con él, la prensa y docenas de blogs intentaron recoger "frases de Bauman que no olvidarás". Lean, por ejemplo, estas. Pensando en sentencias como "las redes sociales son una trampa" o "lo que se consume, lo que se compra, son solo sedantes morales para tranquilizar tus escrúpulos éticos" puede que concluyan conmigo dos cosas: que la prosa del sabio de Leeds no resiste la síntesis, pues recorrerán, yo no sé si el antólogo se da cuenta, una simpleza tras otra, de forma que ni Mills habría logrado transmitir, usando sus propias palabras; y verificarán, además, que el público demanda iluminaciones porque, si no, páginas como la vinculada no se entienden.
Los anticuerpos para este tipo de sociología han creado una sociología científica que muchas veces es rematadamente aburrida para el profano y pocas veces esclarecedora para los problemas que presentimos. Pero es lógico, cuando –y después de esto ya lo dejo en paz– la necrología de Bauman del New York Times hablaba de él como autor empeñado quijotescamente en hacer ciencia social sin datos, a muchos sociólogos del mundo les entra un apetito inmoderado por las ecuaciones, así sean de pega.
El interesantísimo libro de Belén Barreiro La sociedad que seremos (Barcelona, 2017) es, precisamente, un libro que ocupa con gracia el valle de total incomunicación entre la sociología de ambición más analítica y científica y los volúmenes que pretenden iluminarnos con sus poderes. Un espacio casi vacío, al menos, para el público general, y para gran parte de los especialistas, que queremos leer algo que se asocie con nuestra inquietud, pero no disparates.
Es un libro que, partiendo siempre de datos y de regularidades observadas, va lanzando cerillazos hacia el porvenir, con unas cuantas ideas fuerza que guían la búsqueda, que son sencillas y pragmáticas, y que se justifican porque nos ayudan a progresar en la comprensión de lo que nos rodea, no por sus resonancias en las estanterías. Por partir de hechos contrastados que requieren explicación, su empeño es como el de cualquier sociología científica. Solo que en el análisis hay mucha más intuición, observación de lo inmediato y tientos sobre el porvenir que en la sociología al uso.
Comparte con las obras de especulación teórica el interés por conectar nuestras percepciones sobre lo que nos está sucediendo, pero sin pose de pitonisa, haciendo hablar a los datos, encuesta tras encuesta, o dejando la palabra a personas como usted o como yo, escogidas al azar. Hay más citas de gente sin nombre extraídas de entrevistas y de grupos de discusión que de autores académicos, que se encuentran en dosis homeopáticas.
En cierto modo, es un libro que hace el camino contrario de los de Bauman (sé que había prometido dejarle en paz), que podía copietear un poco de informes de datos, lo mismo le daba que fueran de un año que de otro (por no actualizarlo le pillaron) y hasta de la Wikipedia, porque esa parte, la verdad, le traía un poco al fresco.
Belén Barreiro comienza siempre con los datos y luego se pregunta por qué sucede lo que comprobamos que sucede. Pero en lugar de responder encajando su opinión en un ataúd de referencias académicas, nos da su mejor juicio sobre cosas en las que muchos no habíamos pensado, aunque creemos que sí.
Citaré solo algunas de sus virtudes, e invito a los lectores a descubrir muchas otras. No quiero resumir, menos discutir, el contenido, sino recalcar de qué tipo de obra hablamos.  Una virtud muy original del libro es que combina la perspectiva de la opinión pública y la del análisis del comportamiento del consumidor: sumando datos de las dos fuentes dibuja un cuadro de los españoles que nos resulta muy familiar y a la vez es casi inédito. Los sociólogos saben que no somos unas personas cuando discutimos de política y otras cuando decidimos cómo ajustar nuestro presupuesto o nuestro estilo de vida, pero pocas veces actúan en consecuencia. La divertida observación, que encontrarán al inicio, de que en España hay más mascotas que niños, y lo que eso nos lleva a esperar en la opinión pública y en los votantes, es solo un botón de muestra.
Anécdotas aparte, los vínculos que encuentra entre la nueva austeridad de los jóvenes y sus opciones políticas, por ejemplo, forman parte de la espina del libro. Una virtud que a mí me gusta mucho es el ojo puesto en lo inmediato. El texto registra y analiza cambios que se han producido en el espacio que va entre un hermano mayor y un hermano más pequeño, y no pocas veces haciéndonos simpatizar con ambos, o haciendo que los escuchemos.  Por eso su concepto pragmático de "empobrecidos" tiene una potencia mayor, para sus fines, que las medidas de desigualdad de la sociología convencional (clase, renta, educación, precarización…).  
Una virtud prominente de principio a fin es que pone la brecha de edad en el centro. Los sociólogos han discutido muchas veces, casi cada generación, sobre el perfil etario (uso este pequeño horror para advertir que en el libro se cuela el catalanismo edatario) de las conductas y actitudes, pero pocas veces se han encontrado con que resulte ser una clave en casi todo lo que nos pasa. Al mostrar la acumulación de las diferencias de edad con la brecha digital, el libro ya ha dado un segundo paso útil. Al mostrar cómo se cruza, además, con el empobrecimiento y al usar, recordemos, datos que provienen tanto de la investigación de mercado como de la investigación sociopolítica, la autora nos da algo que no teníamos.
 A lo mejor alguien piensa que a la España cuádruple de la autora le falta visión periférica; a lo mejor hay quien piensa que alguna conclusión no se sigue de los datos o que existen explicaciones alternativas, podría poner media docena de ejemplos en los que todavía estoy pensando. Pero eso es justo lo que me gustaría decirles sobre este libro: como sucede con tantas buenas ideas de los demás, tras leerlo, muchas de las cosas que allí se dicen les parecerá que las saben de toda la vida; porque es una sociología mundana, en el mejor sentido posible. Las harán suyas sin querer, porque les pondrán cara. Comparado con ese logro, el que después se acuerden de aquello con lo que se sienten capaces de discrepar es una servidumbre inevitable que supongo que Belén Barreiro sabrá sobrellevar.


Sociólogo y politólogo. Profesor de la Universidad de Salamanca
Fuente:
http://www.eldiario.es/piedrasdepapel/Elogio-sociologia-mundana_6_661143910.html

Pos-verdad

Ética entre la “Pos-verdad” y la “Plus-mentira"

LOS SIGNOS DE LA MENTIRA

Por Fernando Buen Abad Dominguez   

Si el capitalismo anhela manipular la percepción y las creencias con rumores y calumnias, con sobrecarga acelerada de información falsa para decir que hay “crisis humanitaria” donde hay luchas sociales; para imponer “guerras económicas” y decir que la voluntad popular no es confiable o lograr que nadie pueda reconocer la verdad de las luchas y eso deje de tener importancia… entonces la “plus mentira” también es un campo de guerra en la Batalla de las Ideas.

Por Fernando Buen Abad Domínguez*
Rebelión/

04/07/2017

Urge intervenir la noción de “Pos- verdad” -con una buena dosis de pensamiento crítico- para radiografiarla hasta saber qué contiene y a qué propósitos tributa su uso.
Sus definiciones la pintan como una forma “emotiva” de la mentira para manipular la “opinión pública”… para subordinar los hechos a las habilidades emocionales del manipulador.
Fernando Buen Abad, Hugo Chavez y Atilio Borón
Es la mentira que prescinde de los hechos, que los arrodilla ante los intereses del enunciado para revertir (pervertir) la relación conocimiento-enunciación.
El conocimiento se convierte en producto del enunciado y no al contrario. La realidad se convierte en un estorbo o en una anécdota decorativa -o prescindible- del enunciado.
Una figura “retórica” más importante que la propia verdad.
De cualquier manera parece ser necesario interpelar a la noción de “pos- verdad” con otra noción de contraste dialéctico que llamaremos aquí “Plus-mentira”.
Incluso la construcción histórico-social de la “verdad” debe ser obra crítica.
En todos los sistemas económico-políticos que dividen a la sociedad en opresores y oprimidos, la mentira es un dispositivo consustancial o, dicho de otro modo, son mentirosos por definición.
Sistema mentiroso que se basa en robar el producto del trabajo, con estratagemas diversas, que usa represión, miedo, armas, idolatrías e ideologías.
La dictadura de las creencias y las supercherías.
Mentiras que se perfeccionan en laboratorios de guerra psicológica fabricantes de “Plus-mentira”.
Ahora quieren imponernos como “verdad” su reino de la des-honestidad y la anti-política.
La fachada fagocitando el contenido; las técnicas de persuasión produciendo crisis de confianza; la política huérfana de sociedad.
Se trata de aniquilar lo que contradiga, lo que interpele, lo incómodo, lo difícil, lo profundo y lo social.
Es un modo más de la ideología de la clase dominante en su fase intolerante y excluyente.
Uno de sus modos más extremos y contradictorios que se “justifica” con “pos-verdades” creadas exprofeso y con tono “académico”.
Medios para coagular el odio de clase como “verdad” que aniquila “lo otro”.
Con la “pos-verdad” y la “plus mentira” ya no habría rumores “falsos”… todo es “verdadero” mientras sirva para obturar la realidad.
Se la usa para destruir al rol del Estado, para invisibilizar escenarios de represión y crimen, para ocultar fraudes electorales de todo tipo.
La “pos-verdad” endiosa a los monopolios de guerra ideológica hacia públicos entrenados para no exigir “pruebas” ante ninguna calumnia, públicos entrenados para omitir “re-preguntas” y, especialmente, para no interrogarse a sí mismos sobre su información verdadera.
Públicos entrenados para la “pereza mental”.
Ellos anhelan audiencias modeladas como repetidoras automáticas de falacias dramatizadas por la coyuntura donde domina el punto de vista hegemónico que anula los cánones de veracidad.
Que los “hechos” queden sepultados por el énfasis, por las exageraciones y por todos los estereotipos imaginables.
La red de “plus-mentiras” en que se sustenta la “pos-verdad”, se propone recorrer a lo ancho y a lo largo, a lo alto y a lo profundo… el cuerpo social para hacerlo adicto a las mentiras.
Adicto a la ingeniería de la “plus-mentira”.
Inyectarle odio coagulado en intolerancia para aniquilar lo otro, lo que implique a lo diferente… lo que implique a lo popular y a lo revolucionario.
Imponer la negación compulsiva de la “verdad” su necesidad de existir, negarle su razón de proceder y negarle el ser.
La “plus-mentira” liberada de toda culpa o penitencia.
La “plus mentira” basada en la inmoralidad misma.
El vacío de principios.
La desfiguración alevosa de la realidad cómo signo de clase.
El dogmatismo de la falacia, el fundamentalísimo de la irracionalidad impune.
Y entonces lo falso es real.
Acaso el “plus” de la mentira en la “pos-verdad” sea su capacidad de consenso aplastante, su manera de obturar la duda. Incluso su glamour autoritario.
La “plus-mentira” basada en componentes dinámicos de usurpación simbólica para asesinar la verdad con las banderas de lo que se niega o se combate.
Hitler se hizo llamar “socialista”, Franco en nombre de Dios produjo matazones diabólicas.
Así que ni la “pos-verdad” ’ni la “plus-mentira” son novedades ni hallazgos teóricos actuales y acaso un factor decisivo, o de su vigencia, sea el uso de las tecnologías subordinándolas a sus fechorías.
La tecnología aporta su “prestigio” para hacer más contundente el desprestigio de la verdad.
Total pasará nada.
Y todo conduce a la anti-política.
En esta reflexión hay un litigio filosófico profundo y crítico que atañe a la “verdad” sus búsquedas, encuentros y desencuentros siempre históricos.
No sobre el valor de su existencia social e histórica sino sobre sus depredadores aunque en la “pos-verdad” se los niegue.
Y todo esto pone de relieve la responsabilidad social por la verdad, su lugar y sus desafíos.
La verdad en cada pliegue de la revolución, la verdad de las masas y para las masas.
La verdad que expresa la ética política de la lucha emancipadora.
La verdad desde las bases con sus derrotas y sus victorias.
La verdad y sus procesos, sus logros reveladores como saltos cualitativos de conciencia y compromiso.
La verdad que es táctica inmediata de combate, la verdad revolucionaria siempre.
En suma, si el capitalismo anhela manipular la percepción y las creencias con rumores y calumnias, con sobrecarga acelerada de información falsa para decir que hay “crisis humanitaria” donde hay luchas sociales; para imponer “guerras económicas” y decir que la voluntad popular no es confiable o lograr que nadie pueda reconocer la verdad de las luchas y eso deje de tener importancia… entonces la “plus mentira” también es un campo de guerra en la Batalla de las Ideas.
FBAD/

  • N&P: En el original “SEMIÓTICA de las FALACIAS”
  • • Director del Centro Universitario para la Información y la Comunicación Sean MacBride. Instituto de Cultura y Comunicación UNLa

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