Under Pressure x Queen

Presión
Aplastándome
presión aplastándote a ti
ningún hombre la pide.
Bajo presión
Ese fuego que
derriba un edificio
divide a una familia en dos,
pone a l gente en las calles.

La maldita máquina de matar x Billy Bond y la pesada del Rock and Roll

Tengo que derretir esa máquina de matar,
tengo que derretir esa maldita máquina de matar.
Para que nunca más vuelva
a destruir lo que hacemos con amor, amor.

Desencuentro x Almafuerte

Estás desorientado y no sabés,
qué bondi hay que tomar, para seguir.
Y en triste desencuentro con la fé,
querés cruzar el mar, y no podés.
La araña que salvaste te picó.
Qué vas a hacer.
Y el hombre que ayudaste te hizo mal,
dale que vá.
Y todo un carnaval, gritando pisoteó,
la mano fraternal que Dios te dió.

lunes, 30 de marzo de 2020

La cuarentena y los niños: cómo brindarles contención y seguridad frente a la pandemia

La Lic. María Eugenia Martiarena recomendó a los padres dialogar con sus hijos, darles información segura y no transmitirles angustia. Alentó a cuidar la salud mental de los niños que en esta etapa es fundamental, ya que las emociones dejan marcas.

La cuarentena y los niños: cómo brindarles contención y seguridad frente a la pandemia

Fuente: https://www.jujuyalmomento.com/ninos/la-cuarentena-y-los-ninos-como-brindarles-contencion-y-seguridad-frente-la-pandemia-n104696

Dialogamos con una especialista sobre cómo ayudar a los niños a sobrellevar la crisis ocasionada por la pandemia.
La psicóloga instó a darles seguridad y confianza a los más chicos y no transmitirles la angustia.
"Los adultos podemos elegir si esto lo vivimos tranquilos, en calma, o como un caos", expresó.
Al igual que los adultos, los niños se encuentran atravesando la misma situación de estrés frente a la pandemia ocasionada por el coronavirus.

En diálogo con Canal 2 , la psicóloga María Eugenia Martiarena brindó algunos tips para ayudar a los padres a sobrellevar este momento con sus hijos.

Primero que nada instó a comprender que los más chiquitos no están ajenos a todo lo que acontece que para ellos la emoción de los primeros días de clase se cortó de manera abrupta y fuera de lo normal, por lo que también tuvo sus repercusiones.

"Algunos papás me plantearon que muchos niños no se podían concentrar en hacer los deberes que les habían mandado los maestros. Pero me pregunto, ¿es tan importante que el niño haga hojas y hojas de tarea o son mas importantes sus emociones?".

La psicóloga alentó a dialogar con los chicos sobre qué les está pasando, cómo se sienten, qué saben de este virus, por qué nos tenemos que quedar en casa o qué sienten al escuchar las noticias.

"Preguntarles esto a los niños es una forma de cuidarlos. También respetar los tiempos, un día puede ser que ellos no tengan ganas de hacer deberes".

"Si nosotros estamos angustiados, nos tenemos que calmar primero como adultos". "Como adultos tenemos que dar seguridad y confianza al niño porque en este momento el no la tiene".

En cuanto al manejo de la información explicó que hay que proporcionarles información segura y cuidar el tiempo que pasan en las redes teniendo en cuenta que hay mucha desinformación circulando.

"Los niños leen pero no llegan a comprender como un adulto todo lo que leen, entonces es necesario que le traduzcamos la información en un lenguaje mas sencillo y que puedan manejar los niveles de ansiedad".

En referencia a las tareas que llegan de la escuela y la preocupación que esto genera en los padres, la especialista recomendó no abrumarse.

"Creo que los contenidos pedagógicos hay tiempos para recuperarlos, pero la salud mental de un niño y las emociones quedan marcadas, es importante cuidar la emoción".
"Hay que traquilizarnos que esto también va a pasar. Las cicatrices que deje esto va a depender de cada niño, cada familia y las situaciones que el niño venía viviendo antes".

"Los adultos podemos elegir si esto lo vivimos tranquilos, en calma, o como un caos", finalizó.


Cómo explicar a los niños los motivos del aislamiento o cuarentena por el coronavirus

Es importante hablar con los niños sobre lo que está sucediendo respecto al coronavirus. Los niños y niñas detectan cuándo algo no va bien o cuándo los adultos se sienten inseguros o asustados. Si no les explicamos qué es el coronavirus o qué es el aislamiento, pueden recurrir a argumentos fantasiosos producto de su imaginación para compensar la falta de información. Con esto, corremos el riesgo de que imaginen escenarios aterradores y distantes de la realidad.
 
Siempre es preferible que sean los adultos de referencia quienes den la información. Cuando hablemos con niños, es importante recordar dos aspectos:
  1. Debemos adaptarnos a su edad y a su madurez. La edad del niño puede darnos una orientación sobre su capacidad para comprender determinados conceptos, pero no podemos olvidar que la madurez de cada persona es un aspecto individual.
  2. Todo aquello que les digamos debe ser cierto. Esto implica que si no conocemos todos los datos ni tenemos todas las respuestas, es mejor ser sinceros y reconocer que no lo sabemos.
El objetivo principal es reducir su sensación de ansiedad y calmarles.
Si no sabemos cómo empezar la conversación, es útil tener presente que es mejor preguntar qué saben ellos antes de abordar el tema directamente. En un mundo tan conectado y donde la información viaja tan rápido, niñas y niños reciben muchísimos estímulos. No todas las noticias son ciertas o igual de fiables, así que está bien saber qué conocen y enseñarles a preguntar y a buscar fuentes fiables.
 
Es relevante comentar este tipo de situaciones con niñas y niños para que no se asusten con información falsa y también para que aprendan a desarrollar estrategias que les puedan funcionar en otras situaciones. Por ejemplo, el hecho de lavarse las manos con agua y jabón es importante para el CoVid-19 pero también para la gripe y otras enfermedades.
 
A continuación ofrecemos pautas para ponerlos en situación y explicarles cómo actuar en caso de que deban ser confinados.

Debemos ponerlos en situación: explicarles la información contrastando qué sabemos sobre el coronavirus

El Coronavirus provoca infecciones respiratorias en humanos, mayoritariamente causa síntomas leves. A pesar de ello, algunas personas han muerto.
 
El virus se descubrió en China, concretamente en la región de Wuhan en diciembre. Ahora, se han visto casos en otros países incluyendo los europeos.
 
Muchos profesionales sanitarios están trabajando para entender mejor el virus y reducir así sus riesgos. Por ejemplo, aunque todavía no hay una vacuna, están buscando posibles medicamentos.

Definimos aislamiento / cuarentena

El aislamiento y la cuarentena son métodos que se utilizan para contener o minimizar enfermedades infecciosas reduciendo su transmisión. Son especialmente importantes en el mundo actual donde la comunicación es tan rápida y sencilla. En los medios de comunicación estos términos se utilizan indistintamente, pero técnicamente no son sinónimos. Por un lado, la cuarentena hace referencia a la separación y la restricción de movimiento de aquellas personas que han estado potencialmente expuestas al virus para determinar si están o no enfermas. Por otro lado, el aislamiento se refiere a la separación de las personas diagnosticadas de las personas sanas (Brooks y cols., 2020).
 
Después de comprobar qué sabe o qué desconoce el menor sobre los términos aislamiento y cuarentena, podemos enfocar la definición de ambos conceptos como: una medida de prevención tanto para no ponerse enfermos ellos como para no contagiar a los demás. Explicaremos dónde estará el menor, con quién se quedará y cuántos días han recomendado los profesionales sanitarios que debe durar la situación.
 
Durante la explicación pueden ponerse nerviosos o sentir miedo y debemos dejar espacio para la expresión emocional así como reconducir aquellas reacciones descontroladas que no les ayuden.
 
Al final, proporcionaremos un espacio para responder a sus preguntas o les diremos que en un periodo de tiempo determinado les preguntaremos si lo han comprendido todo o si quieren exponernos alguna duda concreta. Nos mostraremos siempre abiertos a resolver dudas, compartir reflexiones o acoger emociones de los menores.

Damos pautas sobre lo que deben y pueden hacer ellos

Se ha estudiado que la cuarentena o aislamiento pueden tener efectos negativos sobre la salud psicológica de las personas como por ejemplo provocar ansiedad, irritabilidad o estigma social. Debemos ser activos en nuestro propio proceso de aislamiento para combatir estos posibles síntomas.
 
En referencia a los niños, la principal tarea que debemos solventar es establecer unas rutinas que le proporcionen seguridad y estabilidad dentro de una situación nueva e incierta. Estas rutinas incluirán las diferentes comidas del día, el momento de higiene personal, los imprescindibles espacios de juego y ocio, los momentos de estudio, las horas para hablar con el resto de la familia o con amigos y las horas de descanso. Para que los niños sean partícipes del proceso de aislamiento, podemos construir esta agenda o calendario de manera conjunta, con colores y dibujos que les estimulen y les ayuden a comprender todo lo que irá sucediendo los próximos días.
 
Deben comprender que no son vacaciones, pero tampoco podemos permitir que el miedo o la ansiedad se apodere de ellos. Para ello, mantendremos las rutinas programadas y estableceremos algunos momentos destinados a reflexionar sobre lo que está sucediendo, lo que piensan y lo que les preocupa.
 
Cuando los niños puedan regresar al colegio, la tarea principal de los profesores de los diferentes centros será explicar que estos niños que han cumplido cuarentena ya no pueden contagiar a los demás. Debemos evitar estigmas y eliminar todos los falsos argumentos y falsos miedos que puedan provocar la discriminación en las aulas.

Respondemos a sus preguntas

Es importante tener presente que podemos recurrir a experiencias conocidas tanto para explicar conceptos o síntomas (¿Recuerdas cuando…?), como para recuperar experiencias que tuvieron un desenlace satisfactorio (¿… sabes que acabó bien?) o de las cuales se aprendieron herramientas o estrategias (¿Qué hiciste ese día que estabas tan triste?). A continuación compartimos algunos ejemplos de cómo responder a posibles dudas que pueden surgir a raíz de una situación de confinamiento o aislamiento.
 

¿Qué me va a pasar? ¿Cómo sabré si tengo el coronavirus?

 
¿Recuerdas aquella gripe del año pasado que cogiste o que tuvo mamá? Los síntomas son parecidos. Puedes tener fiebre, estar muy cansado y tener tos, quizás te duele la garganta o la cabeza. A los adultos nos pasa lo mismo.
 
Es importante que si te encuentras mal me lo expliques para que podamos poner remedio.
 
Las personas mayores tienen síntomas más graves y deben tener mucho cuidado porque además pueden tener otros problemas que lo empeoren.
 
De momento no hay ninguna vacuna, pero hay muchos científicos trabajando para que el virus no sea un problema tan grande y aprendamos a curarlo.

 

¿He hecho algo malo? ¿Estoy castigado?

 
No has hecho nada malo y esto no es un castigo. Los virus no son culpa tuya ni de nadie. Estamos en casa para ponernos bien y recuperarnos y para no contagiar a nadie más. Tenemos que ser responsables y bondadosos y eso significa no pasarle los virus a las otras personas.
 
Habrás visto a varias personas estos días por la televisión o por la calle que llevan mascarilla. La mascarilla también sirve para no contagiar a los demás. Es como quedarse en casa pero se utiliza más con virus conocidos.
 
Recuerda que aún no tenemos vacuna para el coronavirus pero que hay muchísima gente trabajando y que empiezan a conocer cómo funciona.

 

¿Cuántos días tendré que estar en casa? ¿Cuándo saldré a jugar?

 
Es importante ponerse bien o asegurarse de que no estamos enfermos antes de poder salir de casa. Por lo menos serán dos semanas, podemos poner un calendario y escribir cada día lo que iremos haciendo.
 
¿Dónde te gustaría poner el calendario? Vamos a aprender cuántos días tiene una semana y en qué mes estamos. También es divertido aprender a llevar una agenda y a cumplir los objetivos diarios. Es importante diferenciar el tiempo de estudio del tiempo libre.

 

¿Quién va a cuidar de mí? ¿Dónde está el resto de la familia?

 
Todos seguimos cuidando de ti, pero estos días en casa vamos a quedarnos con… (quién corresponda). Los demás tienen que seguir trabajando porque no están enfermos o no han estado cerca de nadie que tuviera el virus.
 
Si quieres, podemos hablar con la familia una vez al día por Skype o por WhatsApp o podemos escribir un email.
 
Además, tienes que saber que hay muchos médicos y científicos que también cuidan de nosotros buscando medicinas y una vacuna para el virus.

 

¿Cuándo podré ver a mis amigos?

 
No podrás verlos hasta que no salgamos de casa, pero podemos llamarles por teléfono o hacer una videollamada y explicarles algún cuento, o una historia o compartir qué estás sintiendo con ellos.
 
También hay varios juegos y videojuegos online que puedes compartir con tus amigos para jugar con ellos aunque no estéis en la misma habitación.

 

¿Qué pasará con el colegio y mis profesores?

 
De momento no vas a ir al colegio y tus profesores están también en su casa, igual que nosotros. Seguiremos haciendo deberes estos días y no te preocupes cuando vuelvas. Los profesores te explicarán cuándo haréis los trabajos o exámenes.
 
Ahora lo importante es ponerse bien y no contagiar a nadie.

 

¿Es muy malo el virus? ¿Es peligroso el virus?

 
Es peligroso si estás en contacto con una persona enferma, pero es cierto que la mayoría de veces los síntomas son leves sobre todo en los niños. De hecho, hay pocas personas adultas que hayan muerto.
 
Es importante que te cuides para estar sano, y no solo ahora, siempre. Debes lavarte las manos con agua y jabón después de ir al baño o utilizar el transporte público. Si te sientes mal debes explicárselo a un adulto y seguir siempre los consejos del médico.
 
Es normal sentirse preocupado o asustado, pero debes saber que los adultos somos los responsables de gestionar y mejorar esta situación, tú debes ocuparte de ser responsable de tus cosas y de preguntar sobre los rumores que te asusten.

 

¿Y si muere alguien que yo conozca?

 
Los médicos y los profesionales sanitarios están poniendo mucho esfuerzo y horas de trabajo para impedir que la gente muera por este virus. Son muchos y están trabajando muy bien. A pesar de ello, a veces las personas se ponen muy, muy, muy enfermas porque ya son muy mayores o porque tienen otras enfermedades y entonces pueden morir.
 
Cuando alguien muere nos ponemos tristes, tanto los niños como los adultos, y en ese caso aprenderemos juntos cómo superar la tristeza.

Pautas breves para los adultos que se encuentran en situación de cuarentena / aislamiento 

  1. Mantente activo, establece rutinas. Las rutinas nos ayudarán a combatir el aburrimiento y los pensamientos negativos. En situaciones inciertas o poco estables, las rutinas nos transmiten seguridad.
  2. Mantener el contacto social es una actividad importante. Poder hablar con nuestros amigos y familiares es fundamental en nuestro día a día cotidiano. Gracias a la tecnología actual podemos mantener este contacto sin necesidad de salir de casa.
  3. Controla los pensamientos preocupantes. Preocuparse es normal y está bien, pero es mejor si destinamos unos minutos concretos cada día para pensar en ello y no darle vueltas todo el día. Así diferenciaremos los momentos de ocio de los momentos de preocuparse.
  4. Unas pocas actualizaciones de las noticias al día son suficientes. Los medios de comunicación dan nueva información de manera constante. Esto puede aumentar nuestra sensación de ansiedad y angustia, por lo tanto, es mejor solo comprobarlo una vez al día y de la misma fuente fiable. No toda la información que nos llega es cierta, por lo tanto, busquemos portales y medios seguros.

Sobre esta guía y la UTCCB

 
Esta guía se ha elaborado desde la Unidad de Crisis y Conflictos de Barcelona, en la UAB, y es para su uso exclusivo.
La Unidad de Trauma, Crisis y Conflictos de Barcelona (UTCCB) es el centro de intervención en crisis de Barcelona que ofrece intervención psicológica especializada y asesoría a individuos, equipos y organizaciones en la gestión del antes, el durante y el después de una situación crítica.

jueves, 26 de marzo de 2020

Adolescentes en aislamiento

Incertidumbre sobre incertidumbre

Convivencia permanente con padres y madres, largas horas de tedio, una vida social que ni siquiera llegó a recuperar su ritmo con las clases interrumpidas al mismo tiempo que empezaban, les adolescentes suman a las inquietudes propias de la edad las que ahora vuelven más incierta la idea de futuro.

lunes, 23 de marzo de 2020

Elogio del riesgo

Por Guillermo Saccomanno
Fuente: Página 12

“Vivir es una invención arrancada del terror”, escribe Anne Dufourmantelle (París, 1964). Encendida opositora de la obediencia, filósofa y psicoanalista, escarba con pasión en las miserias emocionales de hombres y mujeres de clase media urbana bajo el capitalismo. “Un terror que algunos apaciguan entre brazos siempre distintos, otros en el alcohol, otros aún en una hiperactividad enfermiza: los seres son desiguales ante la angustia”. Nada más tramposo que la mentalidad del autoayudismo asustado y narcisista, plantea. Vivir ya es un riesgo, opina. Y sale al cruce de la conformidad con uno mismo, esa profusión de libros que forman el mercado mundial del reaseguramiento en un mundo donde no hay nada seguro. Nada más lejos del publicitado riesgo cero. Si Dufourmantelle carga contra los tabúes individuales, no menos va contra los sociales. Por ejemplo, en su “Trabajar, el undécimo mandamiento”, dispara: “El trabajo libera son palabras de siniestra memoria. En nuestras sociedades democráticas llamadas liberales, el trabajo es aquello sobre lo que reposa todo el sistema económico-político de la deuda. ¿Qué libertad permite esta sociedad a los individuos que preferirían no hacerlo? El imperativo, repetido desde el jardín de infancia hasta la vejez, que dicta que el trabajo es aquello que nos hará libres, ¿nos deja aún la opción de aceptarlo o de rechazarlo? De ahí se deriva —y de esto soy testigo como psicoanalista— una falta afectiva que mina a los seres hasta conducirlos, en ocasiones, a querer salir del juego”.
Dufourmantelle se aparta de los rebusques del hermetismo y prefiere la claridad. Su prosa es capaz de irrumpir en medio de un razonamiento discursivo con una frase cortante, una imagen que, con la potencia de la metáfora, descubre otra cosa, una que acechaba en lo reprimido y no podía ser expresada de otra forma. Y pregunta: “¿Por qué será que la extrañeza del mundo deja a ciertos seres como desollados en vida? Muchas veces éstos se vuelven creadores, a menos que sucumban – la angustia es insoportable en altas dosis o cuando dura demasiado tiempo – o bien abdiquen inmediatamente, se agarren de un objeto balsa (la botella, la jeringa, la crisis), único proveedor de esa posibilidad de un refugio que no han recibido o no han sabido recibir en la cuna. ¿Y por qué será que otros parecen haber sido inmunizados desde el nacimiento?” A Dufourmantelle no le intimida arriesgarse en sus intervenciones clínicas mediante la formulación de interrogantes tanto cuando se encuentra ante un paciente o en la situación silenciosa y meditativa de la escritura. Y sí, la escritura es esencial, constitutiva en ella. Reflexionando, anota que “el gesto de la escritura se parece a un deshechizo, a una promesa de fidelidad, pero, ¿a quién? ¿Lo sabrá el escritor en el instante en que escribe?”. Otra reflexión: “Contra la extrañeza del mundo, la escritura inventa un lenguaje para traducir lo intraducible, para hacer oír lo innombrable e intentar inscribir en él una forma nueva. Así nace una lengua propia, para parafrasear a Virginia Woolf, un recinto particular donde el sujeto a cubierto por un tiempo ha negociado su paso en la tormenta de lo real”. Importa señalarlo, además de haber escrito un ensayo sobre la hospitalidad con Jacques Derrida, Dufourmantelle ha publicado novelas.

La literatura, define, es la búsqueda de la belleza, “una parte desnuda del mundo que se nos revela”. Y escribe: “Seamos o no creyentes, la belleza abre un espacio a la trascendencia, o por lo menos a aquello que señala hacia lo que posibilita. Alcanza nuestro caos interior en la aflicción de nuestra relación con nosotros mismos, la desherencia de lo que dejamos al abandono”. No obstante, no es ingenua y va contra la idea de lo bello como salvación. “Hay en la belleza un espanto del que ha hablado toda una literatura. Aquello hacia lo cual nos señala desiste al mismo tiempo completamente”.

El año pasado, en una librería, encontré su “En caso de amor”, un pequeño tratado de psicopatología amorosa contemporánea, relaciones devastadas traducidas en una serie de ensayos provenientes de su labor clínica, pero no sólo. Si “En caso de amor” me impresionó, apenas al hojearlo, se debió a su estilo, eso que decía al principio, una legibilidad infrecuente en la escritura psi, por lo general engrupida. Sus temas: humillaciones, derrotas, vergüenzas, culpas, secretos que se resisten a la luz. Este es su material de trabajo y sus experiencias pueden leerse tanto como con un interés psi como de simple y pura curiosidad ficcional. ¿Acaso la novela familiar, esa que nos inventamos para seguir aguantando y aguantándonos, no es una ficción?

Con sólo leer uno de sus nuevos –nuevos para nosotros– breves y punzantes ensayos del 2011 que integran “Elogio del riesgo” uno ya se da cuenta con qué clase de inteligencia está entrando en tránsito, porque, hay que decirlo, Dufourmantelle exige eso, dejarse llevar, estar dispuesto a una introspección cuestionadora, ser otro, sentir de pronto que le tiraron a uno de la alfombra o como proponía Wittgenstein, al llegar a lo alto de la escalera, en el último peldaño, animarse a patearla sin tener de qué agarrarse. Pero, me pregunto, ¿acaso no es esta la impresión del comienzo desconcertante de un tratamiento, animarse a la primera sesión?

“La vida es un riesgo inconsiderado que nosotros los vivos, corremos” escribe. Le importa dejar en claro que no se trata de otra cosa que arriesgarla. “Vivimos bajo anestesia local, envueltos en celofán, buscando desesperadamente una sustancia o un amor que pueda despertarnos sin asustarnos”. En esto coincide con Kierkegaard: somos nuestros propios enterradores. Entonces, nos desafía, por qué no arriesgar el porvenir. Su coherencia es profunda. Y sus apuestas al riesgo deben ser leídas como proféticas, un saber por anticipado acerca de cuál será su destino, un destino que sólo se puede captar desde la responsabilidad de la elección y reside, como en lo escritural, en una decisión ante una circunstancia que, como en una tragedia griega, no parece fortuita. Que este libro tan deslumbrante y sabio como su angustia existencial se titule “Elogio del riesgo” cobra un sentido admirable al enterarnos cómo terminó sus días. En julio de 2017, a los cincuenta y tres años, estaba en una playa de la Riviera cuando cambió el clima y el área de nado se volvió peligrosa. Divisó a dos chicos de una pareja amiga en peligro y, sin vacilar, se lanzó al mar. Logró salvarlos, pero sufrió un paro cardíaco. Unos rescatistas la sacaron inconsciente del agua y trataron de reanimarla pero no lo lograron. Los chicos sobrevivieron.

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