Under Pressure x Queen

Presión
Aplastándome
presión aplastándote a ti
ningún hombre la pide.
Bajo presión
Ese fuego que
derriba un edificio
divide a una familia en dos,
pone a l gente en las calles.

La maldita máquina de matar x Billy Bond y la pesada del Rock and Roll

Tengo que derretir esa máquina de matar,
tengo que derretir esa maldita máquina de matar.
Para que nunca más vuelva
a destruir lo que hacemos con amor, amor.

Desencuentro x Almafuerte

Estás desorientado y no sabés,
qué bondi hay que tomar, para seguir.
Y en triste desencuentro con la fé,
querés cruzar el mar, y no podés.
La araña que salvaste te picó.
Qué vas a hacer.
Y el hombre que ayudaste te hizo mal,
dale que vá.
Y todo un carnaval, gritando pisoteó,
la mano fraternal que Dios te dió.

domingo, 30 de octubre de 2016

¿Retroceso de la globalización?

Crisis de la economía mundial

El mediocre crecimiento de la economía mundial, con una tendencia débil del comercio internacional, plantea interrogantes acerca del desenlace de la actual fase de la globalización.

Por Eduardo Lucita *
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La globalización –fase actual de la tendencia histórica del capital a su mundialización– parece haber encontrando sus límites. Numerosos indicadores dan cuenta de ello y la duda es si solo será un impasse para retomar con nuevas fuerzas o si fortalecerá la tendencia al estancamiento de larga duración de la economía mundial.
El largo período de la fase globalizadora iniciada en 1989-1991 con la caída del Muro de Berlín e implosión de la URSS –que pusieron fin al enfrentamiento Este-Oeste y dieron un nuevo impulso a la mundialización capitalista– pareciera completar la mundialización de las relaciones capitalistas con los acuerdos del Consejo de Seguridad de la ONU más Alemania e Irán; la apertura de relaciones EE.UU.-Cuba y el impulso dado por Estados Unidos a los macro tratados de libre comercio. Sin embargo nada alcanzaría a contrarrestar los síntomas de retroceso.
Hasta el 2008 se verificó una rápida integración del comercio y las finanzas mundiales, las nuevas tecnologías permitieron reducir rápidamente los costos del transporte y de las comunicaciones, el intercambio comercial se expandió a altas tasas y las multinacionales multiplicaron sus inversiones. En ese tiempo la fuerza de trabajo mundial más que se duplicó (llegando a 3500 millones de trabajadores), la precarización pasó a ser un nuevo precio de la economía y la productividad se expandió fuertemente fijando un nuevo piso a la competitividad internacional.
El resultado más general ha sido que mientras la tasa de rentabilidad del capital alcanzó niveles desconocidos el promedio mundial de los salarios reales de los trabajadores cayó –en Europa y Estados Unidos se mantienen estancados desde los años ‘90– y la desocupación global creció. La riqueza se concentró, en todos los países se consolidaron niveles de pobreza elevados y la desigualdad se entronizó. Contradictoriamente mientras que con los acuerdos con Cuba e Irán se suponía se ampliarían las bases para la acumulación capitalista y el comercio, todos los indicadores del 2016 muestran una realidad muy diferente. La desaceleración de la integración iniciada en 2008 se ha profundizado y el mundo ha ingresado en una fase de bajo crecimiento, de fuerte reducción del comercio internacional, de caída de la productividad y alto endeudamiento.
En el reciente informe Perspectivas de la Economía Mundial, el FMI ha revisado a la baja sus previsiones para el crecimiento mundial, ahora proyecta 3,1 y 3,4 por ciento para 2016 y 2017, respectivamente. El crecimiento de las economías de los llamados emergentes alcanzaría al 4,2 por ciento, completando así seis años seguidos de declive.
El Fondo caracteriza que ha sido la caída sin precedentes de los intercambios internacionales la causa principal del bajo crecimiento del PIB global. Efectivamente el comercio mundial está creciendo a la mitad de lo que lo hizo en las últimas tres décadas. Las perspectivas para este año indican que la tasa de crecimiento será la más baja desde el 2007 (1,6 por ciento para la OMC; 2,8 según otras fuentes), sería el quinto año consecutivo de una expansión menor al 3 por ciento, cuando hasta la crisis del 2008 la tasa de crecimiento era el doble de la del PIB mundial.
La formación de capitales ha seguido este mismo curso bajista, aún cuando las tasas de interés son extraordinariamente bajas, incluso cuando tanto en Japón como en varios países europeos las bancas centrales cobran tasas de redescuento negativas. En los 15 años anteriores al 2008 la inversión extranjera directa (IED) de las multinacionales aumentaba el triple que el PIB global, en 2015 resultó un 40 por ciento inferior al monto más alto registrado antes de la crisis. La desaceleración de la economía China es la principal responsable de esta tendencia a la baja, pero no es menor el comportamiento de la economía de Estados Unidos. Su fase de recuperación iniciada en 2009 es la más débil desde los años ‘30, este año se estima crecerá entre 1,6 y 1,8 por ciento y ese crecimiento débil se proyecta al menos 5 años para adelante, se habla así de una “nueva normalidad” en la economía estadounidense. Es que el impacto positivo de la expansión monetaria para enfrentar la crisis ha terminado conformando un escenario de muy bajo consumo, debilidad del crecimiento y casi nula inflación.
Para el FMI “el crecimiento ha perdido fuerza y advierte que el estancamiento económico podría alentar los llamados al proteccionismo”, mientras que la OCDE ve “…un decepcionante bajo crecimiento que afectará las expectativas y tendrá como consecuencia un debilitamiento del comercio, la inversión, la productividad y los salarios”.
Los Estados Unidos impulsan macro acuerdos globales: el Tratado Transpacífico (TTP), el Tratado Transatlántico (TTIP) y el Tratado de Servicios (TISA) con los cuales busca recuperar el ritmo de la globalización y también aislar o condicionar a China. Pero este curso no está exento de inconvenientes. El TPP ha sido suscripto por 12 países integrantes pero ahora debe ser probado por los respectivos Congresos lo que no es un mero trámite. El presidente de Francia acaba de pedir y conseguir la suspensión temporaria de las negociaciones por el TTIP, en tanto que el canciller alemán ha declarado que estas negociaciones “son un fracaso”. Mientras en distintos países europeos se suceden las manifestaciones en contra de estos acuerdos y la presión de los sindicatos y otros sectores de la sociedad estadounidense hizo que la discusión por el TPP se colara en los debates preelectorales y los principales candidatos terminaron por pronunciarse contra el tratado.
Los pilares en los que se apoyó la globalización en las tres décadas pasadas: fuerte crecimiento del comercio internacional y de la acumulación capitalista, libertad de comercio y del movimiento de capitales junto con la idea futurista de alcanzar una “sociedad mundial uniforme, armónica y cooperativa”, pareciera se están desdibujando. Todo se potencia ante la incertidumbre de las perspectivas políticas y económicas a futuro, que a su vez impactan y desalientan el presente.
Para algunos analistas la fase de la globalización ha concluido sin que esté claro como se sigue, para otros la economía mundial ha ingresado en un tiempo de estancamiento estructural. Quienes vivimos en esta Argentina aperturista, estamos obligados a pensar qué nos deparará el virtuoso “regreso al mundo” que ha prometido el gobierno .
* Integrante del colectivo EDI - Economistas de Izquierda.
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miércoles, 19 de octubre de 2016

Communities of Online Learning (COOL) en Nueva Zelanda


El martes 23 de agosto de 2016 podría quedar en la historia como el primer día del futuro de la educación. Sin previo aviso el gobierno de Nueva Zelanda envió un proyecto de ley que, de ser aprobado, permitirá la creación de un sistema educativo digital alternativo y complementario al sistema tradicional. En concreto, esto implica que los alumnos podrán dejar de ir a escuelas físicas para aprender en Comunidades de Aprendizaje Virtual (Communities of Online Learning), llamadas COOL por sus iniciales en inglés.
Las COOL serán organizaciones creadas por el sector público y privado. Cualquier grupo (una universidad, una empresa, una escuela) podrá presentar al gobierno una propuesta de COOL. En caso de lograr la aprobación (con un proceso reglamentario que se supone ser muy riguroso, según la Ministra de Educación de Nueva Zelanda, Hekia Parata), estas comunidades podrán operar brindando distintos tipos de ofertas: una “escuela” totalmente virtual, modelos híbridos (mezcla de presencial y digital) o componentes virtuales suplementarios a escuelas físicas existentes.
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El Estado de esta manera aspira a liberar la creación de una multiplicidad de modelos educativos, que no requerirán de edificios físicos. Los alumnos podrán dejar de ir a las escuelas, rompiendo con al menos 150 años de tradición desde que se crearon los sistemas escolares de asistencia obligatoria regulados por el Estado.
La medida desató una intensa polémica en Nueva Zelanda. Las voces críticas indican que este camino conduce a la deshumanización de la enseñanza y a la pérdida de una versión holística del aprendizaje que abarca la socialización entre pares. Los sindicatos sumaron críticas referidas a la posible precarización laboral docente y a la privatización como caballo de troya de la reforma.
El modelo digital no es una novedad completa en Nueva Zelanda. La amplia diversidad de su territorio albergó un histórico sistema de escuela por correspondencia, hoy llamado Te Kura, para apoyar materias que no tuviesen profesores en parajes lejanos.
Pero las COOL son algo muy distinto al modelo de enseñanza a distancia que conocen en nuestra región países como México con su extendida Telesecundaria. La creación de las COOL supone un nuevo universo educativo. Pueden ser definidas como una mezcla de escuelas charter, por su carácter privado aprobado por el Estado, con una diversidad de ecosistemas pedagógicos digitales imprevisible. Es por esto que la creación de comunidades en línea, como la propuesta de Nueva Zelanda, puede ser de beneficio para América Latina y el Caribe como modelo a seguir en el futuro.
Las COOL formarán parte de una red de operadores virtuales de servicios educativos. El gobierno propone regular y articular sus servicios a través de la Red de Comunidad de Aprendizaje Virtual, conocido como Virtual Learning Network Community (VLNC). Muchos recursos serán compartidos, en una mezcla de ecosistemas que tienen partes propias o privadas y otras partes compartidas en grandes conglomerados de circuitos educativos que se potenciarán por la cantidad de iteraciones de sus usuarios/creadores.
Algo de esta nueva dinámica puede verse en la red NetNZ. Las escuelas que pertenecen a la red crean cursos digitales que les generan créditos de cursada: cuantos más cursos crean, más vacantes para sus propios alumnos se les brinda a cambio. Los cursos típicos están compuestos por 10 a 15 alumnos de 5 a 10 escuelas, creando una variedad de interacciones entre alumnos de distintos contextos que a su vez forman grupos presenciales en su escuela, como embajadores del curso. Usando videos, comunidades virtuales y trabajo por proyectos, se crean entornos de aprendizaje disruptivos que vuelcan la dimensión digital en las escuelas físicas.
El ejemplo de la red NetNZ muestra lo opuesto a la primera asunción crítica de la propuesta neozelandeza: lo digital no es necesariamente lo opuesto a lo presencial. Puede serlo, puede haber amenazas deshumanizantes, puede haber un crítico paso hacia el aislamiento de los alumnos en sus propios hogares. Pero también puede ser un camino hacia la reconexión de las escuelas, la creación de un nuevo paisaje educativo donde se refuerza lo local por vía global.
Nueva Zelanda está a punto de convertirse en el mayor laboratorio educativo del mundo. ¿Qué pasos puede tomar nuestra región para asentar las bases de comunidades de aprendizaje virtuales como las mencionadas?Si las COOL avanzan serán experimentos de nuevos trayectos, circuitos, alianzas y arquitecturas del conocimiento. Mostrarán rumbos nunca vistos de interacciones entre docentes, escuelas, familias, proveedores, creadores de contenidos y alumnos. Si así ocurre, el 23 de agosto de 2016 podrá ser visto en un par de décadas como el inicio de una nueva era.

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