Under Pressure x Queen

Presión
Aplastándome
presión aplastándote a ti
ningún hombre la pide.
Bajo presión
Ese fuego que
derriba un edificio
divide a una familia en dos,
pone a l gente en las calles.

La maldita máquina de matar x Billy Bond y la pesada del Rock and Roll

Tengo que derretir esa máquina de matar,
tengo que derretir esa maldita máquina de matar.
Para que nunca más vuelva
a destruir lo que hacemos con amor, amor.

Desencuentro x Almafuerte

Estás desorientado y no sabés,
qué bondi hay que tomar, para seguir.
Y en triste desencuentro con la fé,
querés cruzar el mar, y no podés.
La araña que salvaste te picó.
Qué vas a hacer.
Y el hombre que ayudaste te hizo mal,
dale que vá.
Y todo un carnaval, gritando pisoteó,
la mano fraternal que Dios te dió.

martes, 22 de marzo de 2011

theiner, irene; "la representación de los actores en el discurso político"

Irene Theiner
LA REPRESENTACIÓN DE LOS ACTORES SOCIALES EN EL
DISCURSO POLÍTICO

“Pero si yo siempre fui peronista…, nunca me metí
en política” Soriano (1985).

1. Introducción

Todos somos “blancos” de discursos políticos, cada vez más amplificados
por las cajas de resonancia de los medios de comunicación
de masas. Por lo tanto, se vuelve cada vez más necesario emplear instrumentos
de análisis capaces de revelar los (ab)usos de la lengua
que legitiman posiciones de poder, tarea que requiere un abordaje
interdisciplinario.
La antropología del lenguaje aporta la concepción del discurso no
sólo como modelo de pensamiento, sino también como práctica cultural,
es decir, como forma de acción (Durante: 2002). Dentro del
marco de la teoría de las representaciones sociales (Raiter: 1999,
2002, 2003; Grande: 2005) las palabras se conciben como estímulos
lingüísticos, que activando circuitos de nuestros sistemas de creencias,
se objetivan en imágenes – es decir, se cosifican – para dar lugar
a las representaciones que van a anclarse en las redes de significaciones
preexistentes, dentro de las cuales se les podrá asignar un sentido,
es decir, un valor.
Ya Foucault (1969: 66) concebía el discurso como práctica constituyente
del orden social que se debe abordar desde una perspectiva
relacional e histórica. Bourdieu (1982, 1984/2001) contribuyó con el
concepto de habitus a explicar los mecanismos mediante los cuales
un grupo humano llega a percibir como naturales, universales y permanentes
características y valores construidos socialmente durante el
curso de la historia. Justamente planteó qué papel desempeñan las
palabras en la construcción de “choses sociales” en la lucha por constituir
e imponer las categorías de clasificación. Sobre todo nombrar:
(…) en structurant la perception que les agents sociaux ont du monde so-
261
cial, (…) contribue à faire la structure de ce monde et d’autant plus profondément
qu’elle est plus largement reconnue, c’est-à-dire autorisée. Il n’est
pas d’agent social qui ne prétende, dans la mesure de ses moyens, à ce
pouvoir de nommer et de faire le monde en le nommant (…) (Bourdieu:
1982, 99).
La legitimación de dicho poder de nombrar se basa en valores
implícitos que se suponen compartidos, porque se los experimenta y
representa como si fueran naturales.
El análisis del discurso, sobre todo en su vertiente crítica (Fairclough,
Hodge y Kress, Raiter, van Dijk, van Leeuwen, Vasilachis de
Gialdino, Wodak), se propone articular las distintas disciplinas sociales
interesadas en las prácticas discursivas elaborando herramientas
que permiten actualmente una lectura más facetada, y por eso reveladora,
de las estrategias que instauran un discurso como hegemónico
o resistente dentro de una red.
Van Leeuwen (1996: 32-33), en particular, elaboró un “sociosemantic
inventory”1 para estudiar la representación de los actores sociales
en el discurso, estableciendo primero la relevancia sociológica
y crítica de sus categorías para pasar luego a indagar en su realización
lingüística. Las dos razones que motivan este itinerario son: “the
lack of bi-uniqueness of language” y el presupuesto de que “meaning
belongs to culture rather than to language”.
El presente estudio se plantea la cuestión del papel que le cupo
al discurso en el fenómeno peronista, que tanto peso tuvo y sigue teniendo
en Argentina. El análisis se basa en la representación de los
actores sociales siguiendo el “sociosemantic inventory” de van Leeuwen,
así como en la modalidad y la valoración porque, como bien
señala Fairclough (2003: 164), también los compromisos que un actor
social asume con respecto a la verdad y a la necesidad (modali-

262

1 Las categorías fundamentales son (van Leeuwen: 1996, 32-69): la exclusión o la inclusión
(con varios niveles); el papel activo o pasivo (que se pueden realizar mediante
el rol gramatical de participante (participación), con complementos introducidos por
preposiciones o locuciones preposicionales (circunstancialización) y con adjetivos o pronombres
posesivos (posesivización); la impersonalización y la personalización, con sus
subcategorías, entre las cuales tenemos:
• para la impersonalización: abstracción, objetivación;
• para la personalización: nominación (con diferentes grados de formalidad, comprendiendo
la titulación), categorización (por funciones, identificación [clasificación,
identificación relacional, identificación física], valoración), sobredeterminación,
asociación y disociación;
• para ambas: generalización, especificación (individualización o asimiliación – como
colectivización o agregación).

dades epistémica y deóntica) y con respecto a los valores (modalidad
apreciativa) forman parte de la trama de su identidad. Durante el curso
del trabajo surgió la necesidad de reservar un espacio aparte a la
sobredeterminación temporal y simbólica2, porque se refería no sólo
a los actores, sino sobre todo a las prácticas sociales.

2. El discurso peronista

La producción discursiva de Juan Domingo Perón (1895-1974) sigue
suscitando un gran interés entre los estudiosos argentinos. Sociólogos,
filósofos, historiadores, semiólogos y lingüistas (Emilio de Ipola,
Ernesto Laclau, José Pablo Feinman, Noemí Girbal-Blacha, Eliseo
Verón, Silvia Sigal, Graciela Reyes) se plantearon – desde los diferentes
observatorios de sus respectivas disciplinas – cuál fue la especificidad
del discurso peronista que le permitió instalarse y mantener
por tanto tiempo una posición dominante en Argentina3.
Cabe entonces preguntar, qué estrategias contribuyeron a objetivar
y anclar las representaciones sociales4 del peronismo o justicialismo
de modo duradero y cómo Perón libró discursivamente la pugna
por mantener la hegemonía en el momento en que ésta se vio cuestionada.
El trabajo se centrará en el análisis de tres discursos fundamentales
de Perón, que abarcan los casi treinta años que van desde el 17
de octubre de 1945 hasta su muerte, en 1974.
El punto de partida es el discurso que Perón pronunció el 21 de

263

2 “Overdetermination occurs when social actors are represented as participating, at
the same time, in more than one social practice. [It] is one of the ways in which texts can
legitimise practices.[…] Symbolisation, as I use the term here, occurs when a ‘fictional’
social actor or group of social actors stands for actors or groups in non- fictional social
practices. The ‘fictional’ actor often belongs to a mythical, distant past.” La sobredeterminación
temporal, que van Leeuwen llama anachronism, considerándola una forma de
“inversion”, consiste en proyectar a los actores sociales al pasado o al futuro (van Leeuwen:
1996, 61-62-64).
3 “(…) el discurso dominante es la parte de las referencias de una red que establece
las condiciones para construir la verosimilitud dentro de ésta; determina un “eje” que
califica a los otros discursos como opositores, marginales, aliados, pornográficos, policiales,
periodísticos, académicos, verdaderos, falsos” (Raiter: 1999. 48-49).
4 Me refiero aquí a los conceptos de objetivación y anclaje propios de la teoría de
las representaciones sociales. La objetivación es un proceso de selección y de estructuración
de los conocimientos que un grupo social posee sobre el objeto de una representación.
El anclaje consiste en la inserción de una nueva representación en el sistema de
creencias preexistente.

junio de 1973, difundido por todas las radios y televisiones del país,
al día siguiente de su regreso definitivo tras casi 18 años de exilio5.
Estaba previsto que Perón llegara al aeropuerto internacional de
Ezeiza y dirigiera desde un palco situado en el camino hacia Buenos
Aires un discurso a la multitud (que según los cálculos alcanzaba a
alrededor de dos millones de personas). El ala derecha del peronismo,
capitaneada por el coronel Osinde, presidiaba el palco, mientras
las columnas de la Juventud Peronista, Montoneros y otras organizaciones
de la tendencia revolucionaria, pugnaban por romper el “cerco”
6 que se interponía entre ellos y Perón. Muchos militantes (de izquierda
sobre todo, pero no exclusivamente) cayeron muertos o heridos
bajo el tiroteo desencadenado por la derecha. Otros fueron torturados
en las inmediaciones. Ante semejante situación Perón no aterrizó
allí, sino en el aeropuerto militar de Morón y pronunció el discurso
ya no en presencia de la multitud, sino al día siguiente y filtrado
por la pantalla mediática.
El 21 de junio de 1973 Perón desplegó una serie de estrategias
para mantener la posición de actor discursivo dominante que había
logrado conservar durante casi 30 años. Por eso será necesario leerlo
contra el fondo del discurso del 17 de octubre de 19457 y en perspec-

264

5 Perón había sido derrocado el 16 de septiembre de 1955 y tras pasar por varios
países, se instaló en España. En noviembre de 1972 el entonces presidente, general Lanusse,
le permitió ingresar en el país, sin que por eso se levantara la restricción de presentarse
como candidato a la presidencia para las elecciones de marzo de 1973. Por eso,
a dichas elecciones se presentó la fórmula Cámpora (llamado “el tío”)- Solano Lima, que
ganó bajo el lema “Cámpora al gobierno, Perón al poder” y asumió sus funciones el 25
de mayo. La Juventud Peronista vivió por algún tiempo la ilusión de que se realizara el
“trasvasamiento generacional” consistente en la “actualización doctrinaria y el abandono
de los métodos burocráticos de conducción, organización y lucha”, tal como lo expresaron
en una conferencia de prensa los dirigentes de FAR-Montoneros (Sigal y Verón: 1985,
141) Perón mismo había fomentado durante su exilio esas ilusiones, así como las del ala
derecha, a través de prácticas discursivas que consistían, según palabras del propio Perón
en “no negar nada dentro de mi infalibilidad que, como todas las infalibilidades, está
basada precisamente en no decir ni hacer nada, única forma de poder asegurar esa infalibilidad.”(
Perón-Cooke, Correspondencia, T.II: 39 – carta del 22.11.1957). Debemos entender
“no decir ni hacer nada” definitivo o definitorio, porque ciertamente no faltaron
mensajes de Perón mediados a través de sus tantos portavoces. Pero – a falta de definición
– cada receptor podía recibir la confirmación de su propia posición.
6 Cuando la Juventud Peronista, Montoneros y las otras organizaciones comenzaron
a percatarse de la distancia entre sus posiciones y anhelos y los de Perón, atribuyeron la
incomprensión al “cerco” de intermediarios que supuestamente impedía al líder acercarse
al “verdadero” aís.
7 En el gobierno del presidente de facto Edelmiro Farrell (25.02.1944-04.06.1946),
Perón ocupaba los cargos de vicepresidente, ministro de Guerra y secretario de Trabajo
y Previsión. Ante una creciente oposición al gobierno militar y la preocupación de una

tiva del último discurso de la parábola de su poder, el del 1 de mayo
de 19748, dos meses antes de morir.
Las circunstancias de los discursos del 21 de junio de 1973 y del
17 de octubre de 1945 se parecen superficialmente porque en ambos
casos, Perón regresaba de un exilio impuesto por militares y poco
después sería elegido presidente de la Nación. Pero si en 1945 su poder
todavía debía afianzarse ante otros poderes externos a su grupo
de referencia, en 1973 ese poder mantenido aún durante el exilio debía
confrontarse con retos y reclamos que provenían de sus propias
filas. A las diferencias sustanciales, debidas a los momentos históricos,
se añade otra, de particular relevancia para las estrategias discursivas:
el discurso del 17 de octubre Perón lo pronunció en presencia
de sus destinatarios, mientras que el 21 de junio nadie pudo interactuar
con él. Los conflictos internos que hasta ese momento Perón había
logrado conciliar o neutralizar – gracias también a sus estrategias
discursivas – estallaron definitivamente el 1 de mayo de 1974, cuando
en la plaza de Mayo un sector le presentó sus reclamos.
En su exhaustivo estudio del discurso peronista Sigal y Verón
(1985: 232) concluyeron:
(…) Perón muestra, a lo largo de su historia, una continuidad sistemática,
una unidad profunda. Desde este punto de vista, los textos del líder revelan
una verdadera lógica discursiva, cuyos componentes dibujan una estructura
enunciativa invariante, capaz de ‘absorber’ los contenidos más diversos
(…).
Los elementos fundamentales [son]: posición del enunciador fuera del campo
de lo político y a distancia del pueblo (a quien el enunciador sólo pide
que mire las obras cumplidas); vaciamiento del campo político, cuya consecuencia
es el descentramiento del adversario, reducido a una suerte de

265

parte de los militares por la popularidad de Perón, Farrell cedió y alejó a Perón de todos
sus cargos y ordenó su detención en la isla Martín García. Los seguidores de Perón iniciaron
la movilización. La Confederación General del Trabajo convocó a una huelga general
y algunos gremios y militantes políticos anticiparon manifestaciones. Miles de personas
marcharon sobre Buenos Aires provenientes de diferentes puntos de la periferia
reclamando la libertad para el líder, que había sido trasladado de la isla Martín García al
Hospital Militar de Buenos Aires, por supuestos problemas de salud. Farrell se vio obligado
a liberar a Perón y hacerlo venir a la Casa Rosada, desde cuyo balcón se dirigió a
la multitud que lo aclamaba.
8 La Juventud Peronista esperaba finalmente romper el “cerco”, porque el mismo
Perón había anunciado en el discurso de asunción de su tercera presidencia
(12.10.1973), que “siguiendo la vieja costumbre peronista, los días primero de mayo de
cada año he de presentarme en este mismo lugar para preguntarle al pueblo aquí reunido
si está conforme con el gobierno que realizamos”.
‘residuo’; homología entre la posición del líder y la de los colectivos más
amplios (la Nación, la Patria), que convierte al líder en un enunciador abstracto,
único depositario de la verdad del colectivo ‘peronista’ y de una palabra
que sólo él posee; doble identificación tendencial entre ‘Perón’ y ‘Patria’,
por una parte, y entre ‘peronistas’ y ‘argentinos’, por la otra, operación
que expulsa al adversario hacia las zonas de sombra de la ‘antipatria’” (Sigal
y Verón: 1995, 232).

3. La representación de los actores sociales

El estudio de la representación de los actores sociales en juego,
siguiendo el “sociosemantic inventory” propuesto por van Leeuwen
(véase nota 1) y la modalidad y la valoración según Fairclough
(2003) permitirá ver si, o en qué medida, esa estructura enunciativa
es invariante.
Tras un primer análisis general, se puede observar que – a diferencia
de otros enunciadores9 – Perón raras veces excluye completamente
a los actores recurriendo a nominalizaciones o a la elisión del
complemento agente de una forma pasiva.

3.1. La representación del enunciador10

3.1.1. Posicionamiento del enunciador en el campo discursivo

Sigal y Verón llamaron “modelo de la llegada”, la estrategia con
que Perón se coloca fuera de la escena, como una suerte de enunciador
omnisciente que desde lo alto ve una situación grave y “llega”
desde el exterior del campo político como un salvador que se “mezcla”
con los que sufren.
El 17 de octubre la patria constituye el medio, el puente que le

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9 Muy interesantes al respecto son los análisis que Fairclough (2000, 2003) lleva a
cabo de las estrategias discursivas de políticos británicos y de autoridades de instituciones
internacionales.
10 Según Verón (1987: 15-18) el discurso político se caracteriza por desarrollarse entre
un enunciador y tres destinatarios. “Hablar de ‘enunciador’ implica una modelización
abstracta que permite el «anclaje» de las operaciones discursivas a través de las cuales se
construye, en el discurso, la «imagen» del que habla” El prodestinatario es el “receptor
que participa de las mismas ideas, que adhiere a los mismos valores y persigue los mismos
objetivos que el enunciador: el destinatario positivo es antes que nada el partidario”.
El contradestinatario es el adversario, el otro negativo, mientras que el paradestinatario
representa al indeciso.

permite transitar desde el exterior – el cuartel – al encuentro con la
masa trabajadora:
(…) tenía tres honras en mi vida: la de ser soldado, la de ser un patriota
y la de ser el primer trabajador argentino11. (…).
Dejo el sagrado y honroso uniforme que me entregó la Patria para vestir
la casaca de civil y mezclarme en esa masa sufriente que elabora el
trabajo y la grandeza de la Patria (…).
El 21 de junio de 1973, Perón efectivamente llega desde el extranjero,
pero en el discurso, representa su llegada casi como si fuera
desde el más allá:
Llego desde el otro extremo del mundo (…)
Llego casi desencarnado.
Menos de un año más tarde (1.5.1974), Perón llega desde su propia
historia:
Hoy, hace veintiún años que en este mismo balcón y con un día luminoso
como el de hoy, hablé por última vez a los trabajadores argentinos.
Perón no se representa solamente como esa suerte de “redentor”
que actúa desde afuera. La primera sobredeterminación que salta a la
vista consiste en que Perón se descompone en varios enunciadores,
se representa como actor social múltiple, casi como si quisiera ocupar
todo el espacio disponible del campo discursivo. Sobre todo en
el discurso del 21 de junio de 1973 se percibe una necesidad o compulsión
por controlar lo que empieza a escapársele. Por eso se funde
con el prodestinatario en el colectivo “nosotros”, cuya referencia es
oscilante, cuando no incierta:

1) Nosotros = yo + ¿?:

(…) sólo pido a los argentinos que tengan fe en el gobierno justicialista
porque ése ha de ser el punto de partida para la larga marcha que iniciamos.
[nosotros = ¿yo + el gobierno justicialista (de Cámpora) o yo + los argentinos?]

2) Nosotros = yo + todos los argentinos:

Este problema, como ya lo he dicho muchas veces, o lo arreglamos entre

267

11 En ésta, así como en las citas sucesivas, destaco en negrita las palabras claves.
Aquí es interesante observar el crescendo de determinación desde el primer nombre hasta
el tercero.
todos los argentinos o no lo arregla nadie.

3) Nosotros = yo + los peronistas:

Los peronistas tenemos que retornar a la conducción de nuestro Movimiento,
ponernos en marcha (…).

4) Nosotros = yo + los viejos peronistas:

Los viejos peronistas lo sabemos (…)
Omnipresente dentro del campo, suele posicionarse – incluso
dentro de una misma frase – en distintos roles:
Por eso deseo hacer un llamado a todos, al fin y al cabo hermanos, para
que comencemos a ponernos de acuerdo. (…)
Sólo necesito que los argentinos lo crean y nos [¿yo+ gobierno, yo+movimiento
peronista?] ayuden a cumplirlo.
Es más, sale y vuelve a entrar en el campo discursivo, pasando de
“director de escena” omnisciente a actor omnipresente:
(…) el justicialismo, que no ha sido nunca ni sectario ni excluyente, llama
hoy a todos los argentinos, sin distinción de banderías, para que todos
solidariamente nos pongamos en la perentoria tarea de la reconstrucción
nacional, sin la cual estaremos todos perdidos.
En el discurso del 17 de octubre de 1945 esa estrategia es mucho
más frecuente:
Y ahora llega la hora, como siempre para vuestro secretario de Trabajo
y Previsión, que fue y seguirá luchando al lado vuestro para ver coronada
esa era que es la ambición de mi vida: que todos los trabajadores sean un
poquito más felices.
El 1 de mayo de 1974, siendo presidente, se extraña de su propio
gobierno:
Compañeros, deseo que antes de terminar estas palabras lleven a toda la
clase trabajadora argentina el agradecimiento del gobierno por haber sostenido
un pacto social que será salvador para toda la República. (…)
Repito compañeros, que será para la reconstrucción del país y en esa tarea
está empeñado el gobierno a fondo (…)
No quiero terminar sin antes agradecer la cooperación que le llega al gobierno
de parte de todos los partidos políticos argentinos.

268

3.1.2. Categorización del enunciador

El 21 de junio de 1973, a la colectivización del enunciador “nosotros”,
se suman categorizaciones clasificatorias por nacionalidad “argentinos”,
afiliación “peronistas”, edad “viejos”. El enunciador individualizado
“yo” no está categorizado, sino representado metonímicamente
por: “corazón”, “el alma a flor de labios”, “mi espíritu”.
En el discurso del 17 de octubre de 1945 el enunciador, prevalecientemente
individualizado, aparece categorizado por su función12:
“soldado”, “coronel”, “secretario de Trabajo y Previsión”; clasificado
como “argentino”, “primer trabajador”, “humilde hombre” y “simple
ciudadano”; identificado por una relación de parentesco: “hermano
mayor”.
En cambio, el 1 de mayo de 1974 se observa sólo un leve predominio
del colectivo “nosotros”, cuyo referente es yo+ mis compañeros,
es decir, los peronistas.

3.1.3. Modalidad y valoración

El enunciador, sobredeterminado y generalmente activado13, se
representa como legitimado para exigir y prescribir comportamientos
a los otros actores sociales que, incluso cuando son sujetos gramaticales
de las acciones solicitadas, no tienen espacio más que para actividades
receptivas o auxiliares:
(…) y recuerden trabajadores, únanse y sean más hermanos que nunca.
(…)
Por eso les pido, como un hermano mayor, que retornen tranquilos a su
trabajo y piensen. Y hoy les pido que retornen tranquilos a sus casas
(…)14 (17.10.1945).
(…)[yo] deseo también que [¿ustedes/ellos?] me escuchen con el mismo estado
de ánimos. (…)
Por eso deseo hacer un llamado a todos al fin y al cabo hermanos, para que

269

12 “Functionalisation occurs when social actors are referred to in terms of an activity, in
terms of something they do, for instance an occupation or role” (van Leeuwen: 1996, 54).
13 “Activation occurs when social actors are represented as the active, dynamic forces
in an activity, passivation when they are represented as ‘undergoing’ the activity, or
as being ‘at the receiving end of it’” (van Leeuwen: 1996, 43-44).
14 Perón anuncia lo que llegará a ser el bien conocido “apotegma de nuestra creación:
de casa al trabajo y del trabajo a casa” que no deja de recordar a sus partidarios el
21 de junio de 1973.

comencemos a ponernos de acuerdo (…)
Así aconsejo a todos ellos [los que tratan de infiltrarse en los estamentos
populares o estatales, es decir, las corrientes de izquierda] tomar el único
camino genuinamente nacional; cumplir con nuestro deber de argentinos
sin dobleces ni designios inconfesables (…)
Sólo necesito que los argentinos lo crean y nos ayuden a cumplirlo (…)
un gran movimiento nacional y popular que pueda respaldarlo [al Movimiento]
(21.06.1973).
(…) les recomendé que ajustasen sus organizaciones (…)
Compañeros, anhelamos que nuestro movimiento sepa ponerse a tono
con el momento que vivimos.
(…) deseo que (…) lleven a toda la clase trabajadora argentina el agradecimiento
del gobierno (…) (01.05.1974).
El actor social legitimado a prescribir es también el que se constituye
como fuente de verdad. Las cláusulas desmodalizadas que expresan
procesos de tipo relacional o existencial, con los verbos en
tiempo presente, producen un efecto de objetividad y confieren validez
universal a lo aseverado15. Al mismo tiempo el léxico (aquí subrayado)
activa valoraciones positivas o negativas que se suponen
compartidas:
(…) esa institución que es el puntal de la Patria: el Ejército (…)
Esto es pueblo (17.10.1945).
No hay nuevos rótulos que califiquen a nuestra doctrina y a nuestra ideología
(…)
La inoperancia en los momentos que tenemos que vivir es un crimen de
lesa patria (21.06.1973).
El 1 de mayo de 1974, Perón ya no está en condiciones de enunciar
verdades.

3.2. La representación de los destinatarios positivos

Perón nunca nombra a los otros actores sociales, con la única excepción
de Eva16. Los representa funcionalizados (véase nota 12),

270

15 Corresponde a lo que Verón (1987: 21-22) llama componentes prescriptivo y didáctico
respectivamente.
16 Significativamente lo hace el 1 de mayo ante los Montoneros que se proclamaban
los verdaderos herederos de Evita.

clasificados (por origen, afiliación, edad, clase), identificados por su
relación con otros o por sus características físicas, o bien calificados
por sus cualidades17.
El 17 de octubre de 1945, los actores sociales que corresponden
al prodestinatario y al paradestinatario18 según la distinción de Verón,
son los colectivos “pueblo” y “masa”. “Trabajadores” lo interpreto
aquí como una clasificación por clase y no como una funcionalización
por actividad.
El 1 de mayo de 1974, a la funcionalización del ala derecha del
peronismo como “esos dirigentes [sindicales] sabios y prudentes”, en
la plaza, la Juventud Peronista y Montoneros responden cantando:
“se va a acabar, se va a acabar, la burocracia sindical”. Y Perón recurre
entonces a clasificaciones que remiten al discurso fundacional del
17 de octubre: “la clase trabajadora argentina” (con el añadido significativo
de “clase” y “argentina”) y “hombres de trabajo” (el 17 de octubre
de 1945, “hombres que vienen del trabajo”).
El 21 de junio de 1973, el actor social destinatario está clasificado
sobre todo por su pertenencia nacional: “los argentinos”, tanto agregado
en “todos los argentinos”, como individualizado en “cada argentino”
o “un solo argentino”19. La oscilación entre “todos” y “cada
uno” representa esa intención populista de establecer una relación
directa líder-pueblo, sin intermediación de otras instancias. Pero además,
el destinatario está sobredeterminado por su identidad relacional
de “hermanos”. El colectivo “pueblo” es proporcionalmente mucho
menos frecuente que en el discurso del 17 de octubre. Y en lugar
de categorizaciones que clasifican por la pertenencia a una clase,
Perón convoca en una interesante asociación20 policlasista:
Los científicos, los técnicos, los artesanos y los obreros que estén fuera
del país deben retornar a él a fin de ayudarnos en la reconstrucción que
estamos planificando (…).

271

17 “(…) social actors are appraised when they are referred to in terms which evaluate
them, as good or bad, loved or hated, admired or pitied” (van Leeuwen: 1996, 58).
18 “El discurso político es un discurso de refuerzo respecto del prodestinatario, de
polémica respecto del contradestinatario, y de persuasión sólo en lo que concierne al
paradestinatario” (Verón: 1987, 18).
19 “(…) aggregation (…) quantifies groups of participants […and ] is often used to
regulate practice and to manufacture consensus opinion” (van Leeuwen: 1996, 49).
20 “Association, in the sens I shall use the term here, refers to groups formed by social

actors and/or groups of social actors (…) which are never labelled in the text (although
the actors or groups who make up the association may of course themselves be
named and/or categorised)” (van Leeuwen: 1996, 50).
Uno de los fragmentos más interesantes muestra cómo Perón sobredetermina
a los actores sociales para forzar una conciliación (además
de la sintaxis) ciertamente difícil – si no imposible – en la Argentina:
Si en las Fuerzas Armadas de la República, cada ciudadano, de general
a soldado, está dispuesto a morir en la defensa de la soberanía nacional
como del orden constitucional establecido, tarde o temprano, han de integrarse
al pueblo, que ha de esperarlas con los brazos abiertos como se espera
a un hermano que retorna al hogar solidario de los argentinos.
O sea, que establece las siguientes equivalencias: Fuerzas Armadas
= hermano, ciudadano = militares, pueblo = argentinos.
Los actores sociales se objetivan también en somatizaciones21. La
representación metonímica por partes de sus cuerpos, está enraizada
en la concepción organicista de Perón, para quien la sociedad era un
organismo que no debía “deformarse”, en aras de mantener el orden
y la jerarquía:
Ordenemos primero nuestras cabezas y nuestros espíritus (…)
Que cada argentino sepa defender esa paz salvadora por todos los medios,
y si alguno pretendiera alterarla con cualquier pretexto, que se le opongan
millones de pechos y se alcen millones de brazos para sustentarla por los
medios que sean precisos (21.06.1973).
No quiero terminar sin lanzar mi recuerdo cariñoso y fraternal a nuestros
hermanos del interior, que se mueven y palpitan al unísono con nuestros
corazones desde todas las extensiones de la Patria (17.10.1945).
Queda a discreción del “buen entendedor” recuperar al actor social
elidido cuando se abstraen características que constituyen acusaciones:
(…) ni en la anarquía que la debilidad [X = ¿los viejos peronistas? son débiles]
provoca o la lucha que la intolerancia [Y= ¿nuestros muchachos?
son intolerantes] desata (21.06.1973).

272

21 “Objectivation occurs when social actors are represented by means of reference to
a place or thing closely associated either with their person or with the activity ther are represented

as being engaged in. In other words, objectivation is realised by metonymical
reference. (…) Somatisation, finally, is a form of objectivation in which social actors are
represented by means of reference to a part of their body (…)” (van Leeuwen: 1996, 59-
60).
o cuando la acción se atribuye a una autoridad impersonal, atemporal:
El Movimiento Justicialista (…) jugará su destino dentro de la escala de valores
establecida [X ¿establece/estableció? la escala de valores] (…)
(21.06.1973)
En general, Perón prefiere recurrir al actor social indeterminado:
La situación del país es de tal gravedad que nadie puede pensar en una reconstrucción
en la que no deba participar y colaborar. (…)
Nadie ha de ser unilateralmente perjudicado, pero tampoco ninguno ha
de pretender medrar con el perjuicio o la desgracia ajena. No son estos días
para enriquecerse desaprensivamente, sino para reconstruir la riqueza
común, realizando una comunidad donde cada uno tenga la posibilidad de
realizarse (21.06.1973).

3.3. La representación del adversario

El 17 de octubre de 1945 Perón se limita a descalificaciones morales.
En el primer ejemplo el actor social adversario aparece representado
solamente a través de la abstracción de sus características:
(…) no habrá perfidia ni maldad humana que pueda estremecer a este
pueblo (…).
En el segundo caso, está categorizado por su (des)valor:
Que sepan los indignos farsantes que este pueblo no engaña a quien lo
ayuda.
El 21 de junio de 1973 la necesidad de conciliación hace que el
adversario político externo al justicialismo (los otros partidos), deje
de serlo:
A los que fueron nuestros adversarios, que acepten la soberanía del pueblo
(…).
El adversario interno se desmaterializa en actores sociales indeterminados,
que habitan el ámbito de las sombras y de la falsedad:
Quien altere este principio de la convivencia, sea de un lado o de otro,
será el enemigo común que debemos combatir sin tregua. (…)
Los que pretextan lo inconfesable, aunque cubran sus falsos designios

273

con gritos engañosos o se empeñen en peleas descabelladas no pueden
engañar a nadie.
Este actor social es el que puede quedar excluido del proceso representado:
Estamos viviendo las consecuencias de una posguerra civil que aunque
desarrollada [X ha/han desarrollado una guerra civil] embozadamente no
por eso ha dejado de existir, a lo que se suman las perversas intenciones
de los factores ocultos que desde las sombras trabajan sin cesar tras designios
no por inconfesables menos reales.
Perón no intenta persuadir a sus adversarios mediante una argumentación.
Aún los nexos formalmente causales están usados con
valor consecutivo para proferir amenazas:
A los enemigos embozados y encubiertos o disimulados les aconsejo que
cesen en sus intentos porque cuando los pueblos [¿o los “viejos peronistas”,
entre los cuales – obviamente – está él mismo?] agotan su paciencia
suelen hacer tronar el escarmiento.
Quienes eran “nuestros muchachos” el 21 de junio, pasan a ser,
menos de un año más tarde, “estos estúpidos que gritan”, “algunos
imberbes”, “algunos que todavía no están conformes” y en una escalada
de cólera22, “estos infiltrados”, “mercenarios”.
Hasta aquí hemos visto cómo Perón va categorizando u objetivando
a los actores sociales en su representación de la escena desde
un rol omnipresente, que intenta controlar todo, manipulando su
propia identidad y la de los demás para activar la mayor cantidad de
circuitos de los sistemas de creencias.
4. La sobredeterminación temporal
Es otra estrategia importante para legitimarse como enunciador
hegemónico.
Con la intención de expulsar del campo político todo conflicto,

274

22 La Juventud Peronista y Montoneros comenzaron interrumpiendo el discurso con
cantitos como “¿Qué pasa, qué pasa, qué pasa General, que está lleno de gorilas el gobierno

popular? (…) Conformes, conformes, conformes General; conformes los gorilas,
el pueblo va a luchar. (…)” Estos grupos – al abandonar la plaza cantando: “aserrín, aserrán
es el pueblo el que se va” – pusieron en escena su resistencia al intento de neutralización
de Perón.
confina en el pasado los enfrentamientos (tanto con los otros partidos
políticos, como – sobre todo – dentro de su propio movimiento),
reduciéndolos incluso a “malos recuerdos”:
(…) les pido que no me pregunten ni me recuerden lo que hoy ya he olvidado
(…) no quiero empañar este acto con ningún mal recuerdo23
(17.10.1945).
A los que fueron nuestros adversarios que acepten la soberanía del pueblo
(…)
Finalmente deseo exhortar a todos mis compañeros peronistas, para que
obrando con la mayor grandeza, echen a la espalda los malos recuerdos
(…)
Estamos viviendo las consecuencias de una posguerra civil (…)24
(21.10.1945).
El 1 de mayo de 1974, ante la imposibilidad de negar el conflicto,
recurre a los buenos recuerdos para diseñar el futuro:
Por eso compañeros, esta reunión, en esta plaza, como en los buenos
tiempos debe afirmar decisión absoluta para que en el futuro cada uno
ocupe el lugar que corresponde en la lucha que, si los malvados no cejan,
hemos de hacer.
Otra operación de sobredeterminación temporal consiste en anclarse
en la historia fundacional argentina:
Es el mismo pueblo que en esta histórica plaza pidió frente al Congreso
que se respetara su voluntad y su derecho (17.10.1945).
“Cada uno será lo que deba ser o si no, no será nada”
(21.06.1973) adapta la máxima del general San Martín que todos los
argentinos aprenden desde niños en la escuela25.
El 1 de mayo de 1974 se limita a la historia del peronismo:

275

23 La multitud en la plaza de Mayo le pedía explicaciones sobre su renuncia y prisión
y Perón no tenía ninguna intención de explicar de qué manera, gracias a qué negociaciones
y compromisos, había obtenido su liberación.
24 Son notables estas palabras tras años de sanguinarios atentados y numerosos
muertos dentro de las filas del peronismo y al día siguiente de la masacre de Ezeiza. En
cambio, un año después, menciona explícitamente “los dirigentes asesinados” de las organizaciones
sindicales.
25 “Serás lo que debas ser o si no, no serás nada”.

Decía que a través de estos veintiún años, las organizaciones sindicales
se han mantenido inconmovibles (…)
Compañeros, nos hemos reunido nueve años [1946-1955] en esta misma
plaza (…).

5. La sobredeterminación simbólica

Al anclaje en el mundo físico (somatizaciones), en las relaciones
primarias (identificación relacional) y en la historia argentina, Perón
añade analogías con lo sobrenatural, que – como dice Mary Douglas
(1990: 90) – tienen el poder de naturalizar, de hacer entrar un nuevo
objeto dentro del orden del universo conocido, tras lo cual podrá
funcionar como base de nuevas argumentaciones.
También en este caso observamos alguna que otra referencia en
el primero de nuestros discursos:
Dejo el sagrado y honroso uniforme (…)
Es el mismo pueblo que ha de ser inmortal (…)
(…) puede hacer grande e inmortal a la Patria (…)
(…) estuve realizando un sacrificio (…) (17.10.1945).
una mayor explicitación en el segundo:
(…) cruzada de Reconstrucción y Liberación del país (…)
(…) sólo el trabajo podrá redimirnos (…)
Cada argentino ha de recibir una misión en el esfuerzo de conjunto. Esa
misión será sagrada.
Que cada argentino sepa defender esa paz salvadora (…)
(…) la salvación de la patria (…)
(…) manteniendo el credo por el cual luchamos (…)
Dios nos ayude si somos capaces de ayudar a Dios (21.06.1973).
Por el contrario, el discurso del 1 de mayo ya no contiene ninguna
referencia a lo sobrenatural.

6. Conclusiones

Articulando y desarticulando posicionamientos, Perón mueve las
fronteras entre lo que Verón (1987) identificaba como enunciador,
pro, para y contradestinatario. Dicho en términos de van Leeuwen
(1996), asociaciones, disociaciones y sobredeterminaciones crean
una imagen movediza – cuando no desenfocada – de los actores sociales
representados. El paradestinatario es difícil de identificar, por-

276

que aparece prácticamente englobado en el prodestinatario, en la
medida en que Perón – manipulando el tiempo – intenta presentarlo
como ya dentro del propio campo. El contradestinatario, o es un ex
adversario, que se confunde con el paradestinatario, o no es un adversario
digno de ocupar la arena política y se lo descalifica moralmente.
El enunciador se representa como un hábil titiritero que entra
y sale del campo, se mezcla con los destinatarios, intentando controlar
todo desde adentro y desde afuera.
El conflicto se disuelve en la representación de una unión ya
existente o anhelada. En el intento de suspender toda diferencia, siguiendo
la lógica de la equivalencia (Laclau 2005), Perón opone las
“divisiones inútiles, inoperantes e intrascendentes”26 a la unidad de
“todos los argentinos, sin distinción de banderías”27. El 21 de junio
Perón no da lugar en su discurso a la explosión de violencia del día
anterior, limitándose a mencionar “las circunstancias conocidas”. El
redoblado empleo de la sobredeterminación a lo largo de todo ese
discurso revela la urgencia que siente por volver a controlar todos
los puntos nodales de las redes. Pero estas conciliaciones forzadas
van a estallar – incluso discursivamente – el 1 de mayo siguiente.
Coincido con Sigal y Verón (1985) en que es posible reconocer
invariantes en la producción discursiva de Perón. Sin embargo, no
me parece que consistan tanto en la colocación del enunciador siempre
fuera del campo de lo político, ni en un permanente descentramiento
del adversario, ni tampoco en “homologías” o identificaciones
fijas. Más bien identifico como invariantes la manipulación de los
posicionamientos y las diversas modalidades de sobredeterminación,
con que realiza la objetivación y el anclaje de lo nuevo en las redes
de significación ya consolidadas (familia, patria, historia, religión).
Hemos visto cómo estas estrategias se despliegan al máximo en el
momento del peligro, pero cuando todos los juegos parecen todavía
posibles (21.06.1973) y cómo un año después, la imposibilidad de
ejercer un control sobre la situación queda representada en un discurso
de limitadas sobredeterminaciones.
De ninguna manera pretendo que sólo el análisis crítico del discurso
pueda explicar por qué un actor social llega a ocupar una posición
hegemónica y de qué manera la defiende ante las acechanzas
de otros poderes. Pero sí creo que los resultados que se pueden obtener
con sus herramientas brindan valiosas contribuciones a la labor
común de lingüistas, semiólogos, historiadores, sociólogos y psicólo-

277

26 Discurso del 1.5.1974.
27 Discurso del 21.6.1973.

gos sociales en busca del sentido de las prácticas sociales en el curso
de la historia.

Apéndice

Discurso de Juan Domingo Perón del 21.06.1973

“Deseo comenzar estas palabras con un saludo muy afectuoso al pueblo
argentino, que ayer desgraciadamente no pude hacerlo en forma personal
por las circunstancias conocidas. Llego desde el otro extremo del mundo
con el corazón abierto a una sensibilidad patriótica que sólo la larga ausencia
y la distancia pueden avivar hasta su punto más álgido.
Por eso al hablarle a los argentinos lo hago con el alma a flor de labios
y deseo también que me escuchen con el mismo estado de ánimo.
Llego casi desencarnado. Nada puede perturbar mi espíritu porque retorno
sin rencores ni pasiones como no sea la que animó toda mi vida: servir
lealmente a la patria, y sólo pido a los argentinos que tengan fe en el gobierno
justicialista porque ése ha de ser el punto de partida para la larga
marcha que iniciamos.
Tal vez la iniciación de nuestra acción pueda parecer indecisa o imprecisa.
Pero hay que tener en cuenta las circunstancias en las que la iniciamos.
La situación del país es de tal gravedad que nadie puede pensar en
una reconstrucción en la que no deba participar y colaborar. Este problema,
como ya lo he dicho muchas veces, o lo arreglamos entre todos los argentinos
o no lo arregla nadie. Por eso deseo hacer un llamado a todos al fin y
al cabo hermanos, para que comencemos a ponernos de acuerdo.
Una deuda externa que pasa los seis mil millones de dólares y un déficit
cercano a los tres billones de pesos acumulados en estos años, no han
de cubrirse en meses sino en años. Nadie ha de ser unilateralmente perjudicado,
pero tampoco ninguno ha de pretender medrar con el perjuicio o la
desgracia ajena. No son estos días para enriquecerse desaprensivamente, sino
para reconstruir la riqueza común, realizando una comunidad donde cada
uno tenga la posibilidad de realizarse.
E1 Movimiento Justicialista, unido a todas las fuerzas políticas, sociales,
económicas y militares que quieran acompañarlo en su cruzada de Reconstrucción
y Liberación del país, jugará su destino dentro de la escala de valores
establecida: primero, la Patria; después, el Movimiento, y luego, los
hombres, en un gran movimiento nacional y popular que pueda respaldarlo.
Tenemos una revolución que realizar, pero para que ella sea válida ha
de ser una reconstrucción pacífica y sin que cueste la vida de un solo argentino.
No estamos en condiciones de seguir destruyendo frente a un destino
preñado de acechanzas y peligros. Es preciso volver a lo que fue en su
hora el apotegma de nuestra creación: de casa al trabajo y del trabajo a casa,
porque sólo el trabajo podrá redimirnos de los desatinos pasados. Orde-

278

nemos primero nuestras cabezas y nuestros espíritus.
Reorganicemos el país y dentro de él, al Estado, que preconcebidamente
se ha pretendido destruir, y que debemos aspirar que sea lo mejor que
tengamos para corresponder a un pueblo que ha demostrado ser maravilloso.
Para ello elijamos los mejores hombres, provengan de donde provinieren.
Acopiemos la mayor cantidad de materia gris, todos juzgados por sus
genuinos valores en plenitud y no por subalternos intereses políticos, influencias
personales o bastardas concupiscencias. Cada argentino ha de recibir
una misión en el esfuerzo de conjunto. Esa misión será sagrada para
cada uno y su importancia estará más que nada en su cumplimiento.
En situaciones como las que vivimos todos pueden tener influencia decisiva
y así como los cargos honran al ciudadano, éste también debe ennoblecer
a los cargos.
Si en las Fuerzas Armadas de la República cada ciudadano, de general a
soldado, está dispuesto a morir en la defensa de la soberanía nacional como
del orden constitucional establecido, tarde o temprano han de integrarse
al pueblo, que ha de esperarlas con los brazos abiertos como se espera
a un hermano que retorna al hogar solidario de los argentinos.
Necesitamos la paz constructiva, sin la cual podemos sucumbir como
Nación. Que cada argentino sepa defender esa paz salvadora por todos los
medios, y si alguno pretendiera alterarla con cualquier pretexto, que se le
opongan millones de pechos y se alcen millones de brazos para sustentarla
por los medios que sean precisos. Sólo así podremos cumplir nuestro destino.
Hay que volver al orden legal y constitucional como única garantía de
libertad y justicia. En la función pública no ha de haber cotos cerrados de
ninguna clase y el que acepte la responsabilidad, ha de exigir la autoridad
que necesita para defenderla dignamente. Cuando el deber está de por medio
los hombres no cuentan sino en la medida que sirven mejor a ese deber.
La responsabilidad no puede ser patrimonio de los amanuenses.
Cada argentino, piense como piense, y sienta como sienta, tiene el inalienable
derecho de vivir en seguridad y pacíficamente.
El gobierno tiene la insoslayable obligación de asegurarlo.
Quien altere este principio de la convivencia, sea de un lado o de otro,
será el enemigo común que debemos combatir sin tregua, porque no ha de
poderse hacer ni en la anarquía que la debilidad provoca o la lucha que la
intolerancia desata.
Conozco perfectamente lo que está ocurriendo en el país. Los que creen
lo contrario se equivocan. Estamos viviendo las consecuencias de una
posguerra civil que aunque desarrollada embozadamente no por eso ha dejado
de existir, a lo que se suman las perversas intenciones de los factores
ocultos que desde las sombras trabajan sin cesar tras designios no por inconfesables
menos reales. Nadie puede pretender que todo esto cese de la
noche a la mañana. Pero todos tenemos el deber ineludible de enfrentar activamente
a esos enemigos si no queremos perecer en el infortunio de
nuestra desaprensión e incapacidad culposa.

279

Pero el Movimiento Peronista, que tiene una trayectoria y una tradición
no permanecerá inactivo frente a tales intentos, y nadie podrá cambiarlos a
espaldas del pueblo, que las ha afirmado en fechas muy recientes y ante la
ciudadanía que comprende también cuál es el camino que mejor conviene
a la Nación Argentina. Cada uno será lo que deba ser o no será nada. Así
como antes llamamos a nuestros compatriotas en la Hora del Pueblo, el
Frente Cívico de Liberación y el Frente Justicialista de Liberación para que
mancomunados nuestros ideales y nuestros esfuerzos pudiéramos pujar por
una Argentina mejor, el justicialismo, que no ha sido nunca ni sectario ni
excluyente, llama hoy a todos los argentinos, sin distinción de banderías,
para que todos solidariamente nos pongamos en la perentoria tarea de la
reconstrucción nacional, sin la cual estaremos todos perdidos.
Es preciso llegar así, y cuanto antes a una sola clase de argentinos, los
que luchan por la salvación de la Patria, gravemente comprometida en su
destino por los enemigos de afuera y de adentro.
Los peronistas tenemos que retornar a la conducción de nuestro Movimiento,
ponernos en marcha y neutralizar a los que pretenden deformarlo
desde abajo y desde arriba. Nosotros somos justicialistas, levantamos una
bandera tan distante de uno como de otro de los imperialismos dominantes.
No creo que haya un argentino que no sepa lo que ellos significan. No
hay nuevos rótulos que califiquen a nuestra doctrina y a nuestra ideología.
Somos lo que las veinte verdades peronistas dicen. No es gritando la vida
por Perón que se hace patria, sino manteniendo el credo por el cual luchamos.
Los viejos peronistas lo sabemos. Tampoco lo ignoran nuestros
muchachos que levantan banderas revolucionarias.
Los que pretextan lo inconfesable aunque cubran sus falsos designios
con gritos engañosos o se empeñen en peleas descabelladas no pueden engañar
a nadie. Los que no comparten nuestras premisas si se subordinan al
veredicto de las urnas tienen un camino honesto que seguir en la lucha que
ha de ser para el bien y la grandeza de la patria y no para su desgracia. Los
que ingenuamente piensan que pueden copar nuestro Movimiento o tomar
el poder que el pueblo ha reconquistado se equivocan. Ninguna simulación
o encubrimiento por ingeniosos que sean podrán engañar a un pueblo que
ha sufrido lo que el nuestro y que está animado por una firme voluntad de
vencer.
Por eso deseo advertir a los que tratan de infiltrarse en los estamentos
populares o estatales que por ese camino van mal. Así aconsejo a todos
ellos tomar el único camino genuinamente nacional; cumplir con nuestro
deber de argentinos sin dobleces ni designios inconfesables. Nadie puede
ya escapar a la tremenda experiencia que los años, el dolor y el sacrificio
han grabado a fuego en nuestras almas y para siempre.
Tenemos un país que a pesar de todo no han podido destruir, rico en
hombres y rico en bienes. Vamos a ordenar el Estado y todo lo que de él
dependa que pueda haber sufrido depredaciones u olvido. Esa será la principal
tarea del gobierno. El resto lo hará el pueblo argentino, que en los
años que corren ha demostrado una madurez y una capacidad superior a

280

toda ponderación.
En el final de este camino está la Argentina potencia, en plena prosperidad
con habitantes que puedan gozar del más alto standard de vida, que
la tenemos en germen y que sólo debemos realizarla. Yo quiero ofrecer mis
últimos años de vida a un logro que es toda mi ambición. Sólo necesito que
los argentinos lo crean y nos ayuden a cumplirlo.
La inoperancia en los momentos que tenemos que vivir es un crimen de
lesa patria. Los que estamos en el país tenemos el deber de producir por lo
menos lo que consumimos. Esta no es hora de vagos ni de inoperantes.
Los científicos, los técnicos, los artesanos y los obreros que estén fuera
del país deben retornar a él a fin de ayudarnos en la reconstrucción que estamos
planificando y que hemos de poner en ejecución en el menor plazo.
Finalmente deseo exhortar a todos mis compañeros peronistas para que
obrando con la mayor grandeza echen a la espalda los malos recuerdos y
se dediquen a pensar en la futura grandeza de la patria que bien puede estar
en nuestras propias manos y en nuestros propios esfuerzos.
A los que fueron nuestros adversarios que acepten la soberanía del pueblo,
que es la verdadera soberanía. Cuando se quieran alejar los fantasmas
del vasallaje foráneo siempre más indignos y más costosos.
A los enemigos embozados y encubiertos o disimulados, les aconsejo
que cesen en sus intentos porque cuando los pueblos agotan su paciencia
suelen hacer tronar el escarmiento. Dios nos ayude si somos capaces de
ayudar a Dios. La oportunidad suele pasar muy quedo, guay de los que carecen
de sensibilidad e imaginación para no percibirla. Un grande y cariñoso
abrazo para todos mis compañeros y un saludo afectuoso y lleno de respeto
para el resto de los argentinos”.
http://www.lucheyvuelve.com.ar/Discursos/mensaje210673.htm

281

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