Under Pressure x Queen

Presión
Aplastándome
presión aplastándote a ti
ningún hombre la pide.
Bajo presión
Ese fuego que
derriba un edificio
divide a una familia en dos,
pone a l gente en las calles.

La maldita máquina de matar x Billy Bond y la pesada del Rock and Roll

Tengo que derretir esa máquina de matar,
tengo que derretir esa maldita máquina de matar.
Para que nunca más vuelva
a destruir lo que hacemos con amor, amor.

Desencuentro x Almafuerte

Estás desorientado y no sabés,
qué bondi hay que tomar, para seguir.
Y en triste desencuentro con la fé,
querés cruzar el mar, y no podés.
La araña que salvaste te picó.
Qué vas a hacer.
Y el hombre que ayudaste te hizo mal,
dale que vá.
Y todo un carnaval, gritando pisoteó,
la mano fraternal que Dios te dió.

martes, 8 de noviembre de 2011

G-20, crujir, oid se dejan…(CMM internacional, 02613)

Aquí, en Cannes, se discute cómo resolver un problema que tiene dimensiones globales y un final incierto. No hay respuestas concretas, y la Costa Azul aparece como una postal lejana, incapaz de colorear la cumbre del G-20 que hoy comienza en medio de la incertidumbre.
Desde nuestro Centro de Noticias2,
Caballito, en el corazón de la Capital Federal,
República Argentina en la UNASUR
Fuente: Buenos Aires Económico
Por Raúl Olmos, CEO de BAE.

G-20, crujir, oid se dejan…

http://www.cadenamarianomoreno.com.ar/?p=21742
G-20
Nuevo mundo
El análisis de Raúl Olmos, CEO del diario BAE, desde la Cumbre del G-20. El mundo cruje al ritmo de la crisis económica y al compás de las decisiones políticas asumidas en Grecia.
Aquí, en Cannes, se discute cómo resolver un problema que tiene dimensiones globales y un final incierto. No hay respuestas concretas, y la Costa Azul aparece como una postal lejana, incapaz de colorear la cumbre del G-20 que hoy comienza en medio de la incertidumbre.
Para Europa y los Estados Unidos, la solución consiste en achicar el Estado de bienestar, ajustar la economía y permitir que el sistema financiero decida a los ganadores y perdedores. Ésta es la receta para Grecia, que resiste la embestida y enfrenta una fuerte presión de la Unión Europea. El mensaje llega claro: si no se acepta el plan oficial, el euro puede colapsar y la UE desangrarse hasta morir.
En Atenas recuerdan la Guerra del Peloponeso y las enseñanzas de Tucidides. Ello implica que buscaran un equilibro entre sus propias necesidades como Nación y el deseo de evitar que su crisis se transforme en la pieza que provoque el estallido de la Unión Europea. El objetivo no es fácil, y tiene escasos respaldos en el G-20.
Si se reconociera que ya no hay un solo poder mundial, y que Europa es un tercer jugador global, Atenas debería esperar un salvataje político inducido por los Estados Unidos y China. Es un atajo estratégico para evitar un efecto domino que arrastre a Italia y España, tras el eventual colapso de Grecia.
En cambio, si Washington y Pekín no asumen su protagonismo mundial y ceden a Europa la iniciativa, la única alternativa para Atenas es observar las condiciones que permitieron a la Argentina salir de su crisis con un plan heterogéneo y novedoso. El Fondo Monetario Internacional imponía en el 2003 las reglas de juego en América latina, como ahora quiere hacerlo Europa con Grecia. Y el pensamiento único aseguraba en Buenos Aires que la heterodoxia, la búsqueda de alternativas económicas y un plan progresista significaban un nuevo descenso al infierno. Se equivocaron.
La Argentina es modelo frente a la crisis mundial. Es obvio que la debacle del sistema financiero nos afectara, pero la profundidad del impacto se reduce por nuestros niveles de exportaciones, el volumen del consumo y la fortaleza política del Gobierno. La heterodoxia económica ayuda a atenuar la crisis, una herramienta de los Estados modernos que en París y Berlín temen utilizar.
Cuando Keynes planteo la utilización del Estado para equilibrar la mano invisible de Smith, desde Wall Street hasta Londres se enfatizó que las reglas del mercado no debían cambiarse. Hacerlo implicaba una herejía y colocaba a la sociedad capitalista al borde del estallido.
Grecia y la Argentina, en términos políticos, se parecen. La soledad en el sistema no debe implicar una salida a espaldas de los intereses nacionales y de las expectativas populares y los gobiernos deben responder a las expectativas de las sociedades que representan. Ya no se aplica la economía escuchando sólo a los mercados y mirando las pizarras de Wall Street.
Para la Argentina, la situación de Grecia puede implicar su reconocimiento mundial. Si Atenas finalmente acepta la receta nacional sobre la crisis económica, se habrá probado que es posible aplicar un modelo que defienda el interés nacional, el bolsillo de la gente y el desarrollo del país.
En definitiva, sería el reconocimiento del protagonismo histórico que ha asumido la Argentina en los últimos años. Las estadísticas económicas y el resultado de los últimos comicios presidenciales no son un secreto de Estado

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