Under Pressure x Queen

Presión
Aplastándome
presión aplastándote a ti
ningún hombre la pide.
Bajo presión
Ese fuego que
derriba un edificio
divide a una familia en dos,
pone a l gente en las calles.

La maldita máquina de matar x Billy Bond y la pesada del Rock and Roll

Tengo que derretir esa máquina de matar,
tengo que derretir esa maldita máquina de matar.
Para que nunca más vuelva
a destruir lo que hacemos con amor, amor.

Desencuentro x Almafuerte

Estás desorientado y no sabés,
qué bondi hay que tomar, para seguir.
Y en triste desencuentro con la fé,
querés cruzar el mar, y no podés.
La araña que salvaste te picó.
Qué vas a hacer.
Y el hombre que ayudaste te hizo mal,
dale que vá.
Y todo un carnaval, gritando pisoteó,
la mano fraternal que Dios te dió.

lunes, 26 de junio de 2017

Marruecos: ¿hacia una nueva ola revolucionaria? Los ingredientes de una importante crisis política se acumulan

Marruecos: ¿hacia una nueva ola revolucionaria? Los ingredientes de una importante crisis política se acumulan

Chawqui Lofti 

24/06/2017
Desde el 18 de mayo hasta la manifestación nacional del 11 de junio, la situación social y política está marcada por la aceleración de las contradicciones. El poder está en dificultades y los ingredientes de una gran crisis política se acumulan.

Hacia una crisis de hegemonía del poder

Dada la profundidad de la movilización popular en el Rif, el poder ha tratado de dividir y aislar sin éxito. Esperaba que el tiempo iba a jugar en su favor y que el movimiento se agotaría en sí por falta de salidas. La disputa revela una profunda crisis de la fachada democrática, de sus mecanismos institucionales, de los dispositivos hegemónicos dominantes:
Las partidos del sistema, asociados a la gestión de un sistema de patrocinio, represivo y corrupto, están desacreditados. El sistema político oficial es desafiado en las urnas por un boicot masivo y en la calle. Los acontecimientos que acompañaron la formación del nuevo gobierno han demostrado, lejos de los resultados de las urnas del circo electoral de noviembre de 2016, que los partidos no son más que canales dóciles, la antesala del patrocinio y las recompensas reales. No quedan fuerzas políticas en el sistema que puedan vender la posibilidad de reformas en el marco de la continuidad, como el PJD hace unos años o la USFP. La monarquía ha agotado sus mecanismos de mediación a fuerza de controlar el campo social y político, dejándolo sin autonomía.
No es casualidad que el movimiento actual se niegue a negociar sin condiciones y se dirija directamente a la monarquía. Lo que se coloca en primer plano es la caída del telón: el monarca es el poder real. Una nueva secuencia, en términos de horizonte político, comienza a plantearse y tendrá un efecto importante en el panorama general, cualquiera que sea el resultado de esta lucha. Cuando las reivindicaciones sociales y democráticas se dirigen directamente a la monarquía que no tiene ya fusibles para protegerse, ella misma se convierte en un objetivo potencial. Lo nuevo, o al menos lo que se manifiesta con una nueva dimensión, es la combinación de la crisis social y la crisis política.
Otro hecho que tiene su importancia simbólica y política. La actual represión se inició después de interrumpir la predicación de un imán funcionario que pronunciaba un sermón contra la Hirak. Nasser Zefzafi planteó la cuestión: “¿las mezquitas son la casa de Dios o del Majzen?”, a lo que ha seguido un boicot de las mezquitas del poder. Esta es probablemente la primera vez que las protestas interfieren de esta forma en uno de los pilares más importantes de la legitimación premoderna de la monarquía (el rey se califica como "Comendador de los Creyentes"). Por otra parte, el discurso de las protestas se basa, no en referentes teológicos del islam político de estado u organizado, sino en los resortes culturales del Islam popular al servicio de las luchas sociales y democráticas. Se trata de un discurso político laico en su contenido social y democrático y las explicaciones racionales de los motivos de la protesta, pero que se alimenta en parte de la religión como cultura y lengua integrada en la experiencia popular. Esta simbiosis es corrosivo para el poder. Por tanto son tanto los elementos modernos como tradicionales de la legitimidad de esa fachada democrática los que se han roto como consecuencia de las actuales protestas.
El otro pilar del sistema, la represión o la amenaza de la fuerza organizada, produce el efecto contrario. El miedo al Majzen ha disminuido en gran medida. Reprimir frontalmente, causando una matanza, es correr el riesgo de una conflagración general y el colapso de la fachada democrática. La monarquía se convertiría en el blanco directo. La imagen de un reino estable en el tablero regional, en "transición democrática", capaz de cumplir, en un contexto de paz social, las condiciones impuestas por el FMI y las multinacionales, volaría en pedazos. Los recursos externos para la reproducción de la dominación en el plano interno se debilitarían significativamente o incluso quedarían cuestionados al combinarse con un proceso patente de deslegitimación interna.
El sistema refleja una debilidad creciente. La naturaleza de propaganda contra el Hirak es reveladora: la represión es legitimada mediante una teoría de la conspiración y revela que frente a las tensiones sociales, el poder ya no mantiene la promesa de cambio social y de auto-reforma. El mito de la unidad nacional amenazadas es huero por las múltiples fuentes de amenaza: un día el movimiento es alentado por los servicios secretos argelinos, otro sería financiado por el Polisario, o tendría conexiones con un chiísmo al que se acusa y se hace sospechoso. Este discurso fabricado del enemigo interior se alimenta de una reactivación del racismo cultural latente. El poder en crisis ya no representa un tipo ideal que permita una identificación positiva para retrasar las expectativas que surgen en la sociedad. Las ilusiones se desvanecen.
El poder ha perdido la batalla de la comunicación. No puede ahogar en la época de las redes sociales la protestas y su discurso. Los medios de comunicación sumisos ya no son capaces de invisibilizar y desviar la dirección de las revueltas populares y cuando lo intentan, refuerzan la creencia de que el sistema no está dispuesto a dialogar, ni a reformarse, porque miente y sus falsedades son denunciadas, analizadas, cuestionadas, ofreciendo razones adicionales de la necesidad de acabar con él.

El fracaso político del poder

La represión posterior al 26 de mayo ha estado dirigida contra el núcleo de la dirección del Hirak, con la esperanza de desorganizar el movimiento. Esta estrategia no ha funcionado:
a) El Hirak ha producido un nuevo liderazgo civil vinculado orgánicamente al movimiento de protesta, ya que produce una amplia capa de activistas anónimos que se estrenan en la experiencia de masas de la confrontación con el poder. Señal de las profundas raíces de las protestas, incluso si aumenta su dificultad.
b) Las protestas tienen su origen en una actividad diaria. También han estimulado la solidaridad en todo el país y el comienzo de su expansión geográfica más allá del Rif.
c) La represión ha hecho surgir en la lucha un movimiento de mujeres a la vanguardia por la liberación de los detenidos pero también como actor en la movilización.
d) No hay cambios en las reivindicaciones del Hirak. La piedra angular de la lucha son todas las reivindicaciones formuladas durante varios meses. La cuestión de la liberación de los detenidos lleva a un nivel más alto la combinación de la lucha por las libertades políticas y la satisfacción de las reivindicaciones sociales.
e) El diálogo es rechazado por las mismas (buenas) razones: Hasta que no se produzca la liberación de todos los detenidos, el levantamiento del estado de excepción, el reconocimiento de los representantes designados por el Hirak. Tampoco se trata de un diálogo a cambio de detener la movilización o con personajes títeres o por objetivos contrarios a la satisfacción de las reivindicaciones surgidos de mecanismos de control.
El poder ha sido derrotado políticamente. Entre el 18 de mayo y el 11 de junio se han sucedidos los llamamientos a la solidaridad, mientras que el nivel de represión en el Rif intentaba imponer un muro de silencio. El objetivo de la represión es imposibilitar cualquier manifestación o reunión de masas impedir su actividad cotidiana. Mientras, continúa la oleada de detenciones de dirigentes de la movilización (más de 120 hasta ahora). Las movilizaciones en el resto del país también han sido fuertemente reprimidas. En este contexto, la convocatoria de una iniciativa centralizada en Rabat surgió con un lema unificador "Somos un país, un pueblo, todos contra la hogra" (un término que evoca a la vez desprecio, abuso de poder e injusticia ndt)
Esta iniciativa fue apoyada por un arco de fuerzas bastante grande, que agrupa a sectores activistas de los movimientos sociales, a la izquierda no gubernamental, a las fuerzas de la izquierda radical, la oposición islamista independiente, asociaciones de derechos humanos, las coordinadoras locales de apoyo al Rif, a las corrientes amazigh. Su propósito era contrarrestar la propaganda del gobierno contra el presunto separatismo, para situar el terreno de conflicto en el rechazo a la hogra y los problemas sociales, para mostrar la solidaridad con las movilizaciones del Rif y exigir la liberación de los detenidos y el fin de la represión. Pero detrás de estos objetivos se trataba también de verificar las posibilidades de construcción de un movimiento a nivel nacional. A pesar del Ramadán, la manifestación de Rabat fue encabezada por las familias del comité de detenidos del Rif y fue un gran éxito, con la participación de 100.000 a 150.000 manifestantes.
Al igual que en el M20F, las organizaciones no aparecieron como tales, incluso si era visible la impresionante demostración de fuerza de Al Adl wal ihsanne. Pero la clave fue que esta iniciativa fue capaz de unificar las consignas sobre bases progresistas de reivindicación de derechos para todos y contra la hogra y la represión. La manifestación anunció la formación de un frente para la defensa de la libertad, la dignidad y la justicia social según su comunicado final, con la participación en todas las regiones del país en las movilizaciones. En cualquier caso, el poder se enfrenta ahora a dos procesos que deben combinarse: el mantenimiento de la resistencia popular en el Rif, el despertar social y democrático en otras regiones del país.

El Hirak y el M20F 
Número de manifestantes actuales, los lemas y la pérdida del miedo están relacionados con la experiencia de 2011. Sin embargo, la comparación se detiene ahí. La preocupación del poder no es sólo el Hirak puede animar a otras personas a protestar sino que cristalice una nueva ola revolucionaria, esta vez como un movimiento popular sin mediaciones, sin reivindicaciones gestionables por el sistema, sin objetivos secundarios o derivados, más articulados con la población y sus urgentes necesidades públicas y sociales en su totalidad. Lo que se dibuja es un movimiento que extrae su legitimidad y su radicalismo de la lucha para poner fin a las políticas de austeridad, la militarización y la represión. En la medida que sus reivindicaciones sociales se traducen en demandas concretas y claras, ninguna alquimia ni estratagema electoral o constitucional podrán satisfacerlas. Cuando la lucha exige el fin de la militarización, va más allá del dispositivo en vigor, afecta a la arquitectura interna del aparato represivo y a un sistema basado en la violencia del estado. Cuando la lucha requiere el fin de la austeridad, de la hogra y de la represión, dibuja las líneas de fractura del orden establecido que no pueden ser desactivadas en el campo institucional.
El poder no puede satisfacer las reivindicaciones. Hacerlo sería aceptar que la lucha colectiva puede triunfar. Hacerlo requiere una reorientación completa de las políticas públicas. Una ecuación imposible para un poder orgánicamente asociado con un capitalismo patrimonial fundado en el despojo continúo, la dependencia y la impunidad económica de la casta gobernante. La situación es tal que meras concesiones formales o mínimas, aunque sólo sean para ganar tiempo, muestra la ineficiencia política. Porque sectores de la población también han asimilado la experiencia del 20 de febrero y su secuela. Las concesiones se hacen para ser repudiadas poco después. Los cambios constitucionales y de personal político, las elecciones no cambian la relación del Estado con la sociedad. El diálogo social supone sustituir  la lucha por una promesa que nunca se concreta. De alguna manera, el poder ha hecho demasiado poco o demasiado tarde.  [ 1 ] La estrategia de concesiones parciales, recuperación / neutralización de las direcciones, dispersión de las reivindicaciones, la guerra de desgaste no tiene ya resultados.

En muchos sentidos, el Hirak es un movimiento más radical que el M20F. Hay que comprender la dinámica de la lucha como un proceso abierto de radicalización que, a partir de la defensa de temas sociales y democráticos básicos, trata de desafiar progresivamente la seguridad y la gestión política sus reivindicaciones y objetivos. Lo que alimenta la radicalización no son las consignas políticas centrales, sino la contradicción concreta entre las reclamaciones presentadas y la naturaleza represiva y anti-popular del poder en un contexto de enfrentamiento colectivo que pasa por varias fases. Estamos lejos de la simple exigencia de justicia para Fikri y lucha hoy es global aunque limitada por el aislamiento de la región. En este contexto, ¿cómo plantear la construcción de un movimiento popular global?

Desafíos de la fase que se abre

La posibilidad surge de una dinámica nacional victoriosa que requiere para evitar las trampas y repetir los errores y límites del M20F:

Hay que situar en el corazón de la movilización las necesidades sociales y democráticas concretas, impulsar la lucha contra la hogra localmente. En suma combinar la defensa de los derechos fundamentales ( "el fin del reino de la depredación de la austeridad de la hogra y la represión") relacionándolas con las necesidades prácticas y las preocupaciones inmediatas de las masas.
Rechazar las consignas que canalizan la lucha del pueblo hacia los objetivos constitucionales (una constitución democrática y una monarquía parlamentaria) que no se traducen concretamente, en esta etapa, en la necesidad de movilizar y poner fin a la depredación del Majzen y la represión, respondiendo a las necesidades sociales, porque dividirían al movimiento sobre la naturaleza de las "soluciones políticas".
Rechazar los cargos políticos, los pseudo diálogos con las marionetas del poder, las mediaciones y mecanismos de seguridad  del sistema. Las reivindicaciones sociales y democráticas deben enfrentarse al poder y los centros de toma de decisiones reales como el Hirak en el Rif.
Estructurar el movimiento a través de frentes locales de lucha que no se reduzcan a una alianza de organizaciones o redes de militantes. Hay que avanzar hacia marcos de movilización de masas, la unidad de acción popular, realmente participativa e inclusiva, hacia un movimiento estructurado desde abajo, que no dependa de la agenda de las organizaciones, sino que desarrolle su fortaleza y direcciones propias en la lucha. Este enraizamiento local y popular, de manera que aquellos que están luchando desarrollen sus reivindicaciones y dirijan su lucha es la condición de una representación orgánica del movimiento, incluyendo a nivel nacional. Este proceso masificará la movilización y mantendrá la unidad de las fuerzas que realmente luchan por el cambio. Sin contar con esta dimensión se mantendrá una visión de la relación entre las fuerzas sociales / políticas y los movimientos populares, históricamente cuestionable y superada, que es un problema y no parte de la solución.
Desarrollar y ampliar la unidad, incluyendo de manera estable los diferentes movimientos sociales y sectores sindicales sin esperar a la aprobación de la burocracia o su voluntad para dar cuerpo a un verdadero frente social, democrático y popular para la acción. La unidad de las fuerzas políticas debe ser incluyente pero sin concesiones sobre el fondo: 1) unidad en la defensa de las reivindicaciones sociales y democráticas inmediatas de todo el pueblo, sin restringir la lucha actual a objetivos limitados : liberación de los presos, fin de la represión, solidaridad con el Rif. 2) unidad sobre la necesidad de crear una relación de fuerzas a largo plazo mediante las manifestaciones para la satisfacción de las reivindicaciones. 3) unidad sobre la necesidad de respetar la independencia de la organización del Hirak, los movimientos populares y sus propias estructuras.
El reto es superar la desigualdad de los ritmos, la diversidad de las configuraciones sociales y culturales, frente a las maniobras del poder, imponer el derecho a manifestarse. Aunque son imprescindibles "momentos fuertes" a nivel nacional, no podemos olvidar una lección del M20F: las manifestaciones masivas y regulares no son suficientes para cambiar la correlación de fuerzas. Será necesario desarrollar formas de lucha que impulsen la desobediencia generalizada, las ocupaciones de espacios públicos, los paros y huelgas en los lugares de trabajo.
También hay un reto de solidaridad internacional. Si la lucha del Rif tiene una visibilidad relativa en los medios a nivel internacional, su eje no puede quedar reducido a movilizar a las comunidades inmigrantes marroquíes,  a las redes militantes marroquíes existentes, hay que llevar a cabo una batalla larga y pública para incluir a las fuerzas progresistas en los países en cuestión, para que apoyen la lucha popular y en contra de la complicidad de los Estados con los que mandan. Se trata de presionar al sistema a nivel de sus apoyos internacionales para construir una corriente de solidaridad pública, para romper la imagen de un rey moderno que camufla una tiranía real y un sistema mafioso.

Agrupar a la izquierda militante
A lo largo de esta secuencia, las corrientes de la izquierda radical y militantes deben unirse sin prerrequisitos o condiciones. Esta unidad no puede limitarse a coordinaciones puntuales de apoyo a las movilizaciones. El reto es que se desarrolle una expresión política común permanente en las batallas explícitas o implícitas que ocurran y alrededor de unos puntos de referencia básicos: no hay solución para las demandas populares sin una gran movilización unitaria y combativa, sin la perspectiva de una gran confrontación con el poder de la minoría y la mafia depredadora, sin acabar con el Majzen y todas sus instituciones. Nadie puede reemplazar al pueblo y los explotados en la lucha por la justicia social, la dignidad y la libertad o decidir por ellos o hablar por ellos. Luchamos para que el movimiento popular se represente a sí mismo, construya sus órganos de lucha y tome decisiones independientes del poder, sus instrumentos y sus partidos, y llevar la lucha hasta el final para acabar con la austeridad, la hogra y la represión. Estén organizados o no, se trata de agrupar a todos los que luchan por una sociedad sin discriminación y opresión, por la satisfacción de las necesidades sociales, las libertades colectivas e individuales, derechos para todos y la igualdad efectiva, a todos aquellos que están luchando por la autodeterminación democrática y social del pueblo, la distribución equitativa de la riqueza, aunando esfuerzos, aquí y ahora. Cualesquiera que sean las diferencias pasadas y presentes, la aparición de un polo en la lucha claramente progresista y radical es un activo para la defensa de los intereses generales de la clase obrera, la dinámica de movilización, y, finalmente, la construcción de una alternativa política más creíble.

Esta unidad no significa ocultar nuestras diferencias, pero a partir de una base común defendida públicamente, podemos hablar con calma de los problemas y posibilidades de la lucha en concreto. No podemos utilizar de excusa la presencia masiva de AWI y la existencia de diferentes tácticas vis-a-vis el poder para paralizar la expresión colectiva, la lucha unitaria e independiente de la izquierda militante y las posibilidades de intervenciones conjuntas. Asimismo, no podemos limitarnos a construir alianzas de fuerzas cuando el reto para una victoria verdadera es el nacimiento de movimiento de masas independiente, auto-organizado, democráticamente coordinado y que se apoye en su propia fuerza. La izquierda militante debe apoyarse principalmente en el pueblo y las clases trabajadoras que están en su mayoría poco o nada organizados. Esta es también la lección del Rif. La izquierda militante debe ayudar a que se exprese la radicalidad, no minoritaria sino de masas, evitando la trampa de quienes asustados por las batallas a venir, siguen buscando compromisos que dan oxígeno al poder y perpetúan la situación actual. Esta es también otra lección del Rif. La izquierda militante debe ayudar a una lucha global que busque la victoria, lejos de las estrategias de presión, de cálculos tácticos y de demostraciones de fuerza para mercadear posibles compromisos o el fin de la lucha. En cualquier caso, no repitamos los errores del M20F, cuando los activistas políticos y sociales de la izquierda militante entraron en la batalla dispersos y divididos, sin capacidad de influir en la correlación de fuerzas y en las perspectivas de emancipación social y democráticas. Nuestra responsabilidad es colectiva y nuestro compromiso es con el pueblo. La izquierda real se fortalecerá y será reconocida como tal o sufrirá una derrota importante.

Notas:

[ 1 ] El envío de una delegación interministerial después de la manifestación de 18 de mayo, es la demostración de que el gobierno está buscando soluciones, pero que estás son recibidas como merecen. Un trabajador del puerto de Hoceima explicó al Ministro de Agricultura y Pesca, que no tenía tiempo para escuchar tonterías. El ministro de Educación fue recibido con protestas, los estudiantes le obligaron a reunirse con ellos y a responder a sus preguntas. El ministro del Interior, de visita en una zona afectada por los conflictos de expropiación de campesinos en la provincia de Alhucemas, fue rodeado por los locales cuando se negó a explicarse ante ellos y frente a los medios de comunicación. Los residentes bloquearon su helicóptero durante dos horas. Estos hechos pueden parecer anecdóticos, pero revelan un hecho: la brecha entre la élite y el pueblo, el fin del miedo, la insolencia rebelde de los pobres cuando son conscientes de sus derechos.
militante de la izquierda democrática marroquí, co-editor de la web Badil Tawri y miembro de Emancipación Democrática (Tahadi).
Fuente:
http://taharour.org/?maroc-vers-une-nouvelle-vague-revolutionnaire
Traducción:
Enrique García

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