Assange no es todo
A veces parecemos esos caballos de carga a los que les ponen unos bloqueadores de visión lateral para que no se distraigan.
Así me sentí el domingo cuando desde el balcón de la embajada de Ecuador en Londres Julian Assange recordó al soldado Bradley Manning, el hombre que está acusado de filtrar buena parte de los cables del Departamento de Estado a WikiLeaks.
Hay que hablar, por ejemplo, de por qué muchos medios de pago electrónicos suspendieron la posibilidad de que los simpatizantes de WikiLeaks hagan donaciones a través de sus sistemas.
Se trata también de indagar si es cierto que muchos gobiernos han amenazado con castigar a quienes publiquen el contenido de los archivos filtrados y en ese orden de ideas, se trata también de ver hasta qué punto la libertad de prensa está amenazada.
En cuanto a lo que a Manning se refiere, su caso da para estar en la agenda informativa con frecuencia.
Él es hasta ahora la única persona que ha sido detenida en lo que se considera la filtración más extensa de secretos de Estado en la historia de EE.UU..
Lleva más de 800 días aislado y sin juicio. El pasado 10 de agosto David Coombs, su abogado civil, publicó un artículo en el que asegura que su cliente llegó a estar recluido en un espacio de casi cuatro metros cuadrados entre 23 y 24 horas al día.
Además, afirma, cuando no dormía, le impedían recostarse e incluso le prohibían usar una pared de apoyo para mantenerse de pie.
El Pentágono niega estas acusaciones y en mayo de 2011 aseguró que Manning ha ocupado la misma celda individual que los demás detenidos que están a la espera de un juicio.
Se trata simplemente de darleseguimiento al caso, de indagar con las autoridades y los jueces. Y se trata, sobre todo, de cubrir una historia desde todos los ángulos posibles.
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