Teología
Política
Homenaje
al Padre Carlos Mugica
Mártir
por su compromiso con los pobres
1974
/ 11 de mayo / 2014
Los Valores Cristianos del Peronismo
Un documento histórico
de profunda actualidad
La “Teología de la liberación” fue la justa expresión Teológica
surgida de las históricas luchas por la Liberación de los pueblos de la America
Colonial.
Con Sacerdotes comprometidos como los Padres Gutiérrez Merino,
Boff, Cardenal etc. …nacía de la realidad de los pueblos del tercer mundo -
centro y sudamericanos - como denuncia ante la cosificación y denigración de
las condiciones de vida subhumanas a la que están sometidos todos los pueblos
sujetos al Colonialismo Financiero Liberal Moderno.
En la mayoría de la “America del Tercer Mundo”, en el desarrollo
de éstas guerras insurreccionales principalmente a partir de la década de 1960,
se fue adoptando la metodología marxista de la lucha de clases, ya que el
determinismo histórico las consolidaba como única posibilidad de enfrentamiento
contra las sangrientas dictaduras de la explotación… eran aquellos gritos de
las venas abiertas de America Latina que desde la Biblia “claman al cielo los
explotados” debido a los abusos egoístas de los ricos que nos habla sin
dobleces el propio apóstol del Señor. Santiago C 5.
Padre
Gutiérrez Merino
Y que además, el propio Concilio Vaticano II en su cierre de
1965 señalaba con histórica Consistencia Teológica, cuando en sus Documentos
Oficiales dejaba establecido junto al criterio de que “los bienes existentes en
la Tierra son para todos los hombres” que “las guerras insurreccionales
quedaban justificadas cuando éstas eran la respuesta a un estado de dictadura
prolongada”.
En la Argentina, se producía poco tiempo después la síntesis del
Grupo de Sacerdotes para el Tercer Mundo que proclamaba el documento “Nuestra
Opción por el Peronismo”. Y así, la “Teología para la Liberación” debía quedar
sujeta al cuadro concreto histórico revolucionario de “La Religiosidad Popular”
y su metodología debía ajustarse a los parámetros ideológicos de la “Doctrina
Peronista”.
Concilio
Vaticano II
Es que en la “Doctrina Peronista”, no existe ninguna
contradicción formal ni controvertible con los propios fines comunitarios del
evangelio.
Y es de señalar también que en cuanto a los fines evangélicos
concretos, también ésta coincide totalmente con la Teología de la Liberación, aunque
no así en cuanto al dogmatismo que implican sus medios y métodos.
Es que por razones geopolíticas y antropológicas la “Teología de
la Liberación” en el resto de América debió ir acercándose a la metodología
revolucionaria marxista en razón a que no disponía del inédito basamento
vivencial de “La Comunidad Organizada” (desarrollada en paz desde 1945 a 1955
en la Argentina) ni tampoco de las profundas experiencias que estos diez años
de felicidad y justicia social significaron para la dignidad y la madurez
política de las bases del pueblo peronista argentino.
En
1949 en el Primer Congreso Nacional de Filosofía, el Presidente Juan Perón
expondría el esbozo filosófico: "La Comunidad Organizada".
La experiencia justicialista pudo presentar un método
alternativo de construcción de poder que desplazaba a la concepción de la
"lucha de clases" como motor fundamental del enfrentamiento,
reemplazándolo por una lucha nación-imperialismo. Además, suplantaba el
ordenamiento orgánico verticalista de las "Vanguardias esclarecidas"
con su camino preelaborado desde un positivismo ideológico, por la construcción
de una identidad política popular, autodeterminada por los pueblos y sus
circunstanciales "conductores".
Esta nueva forma orgánica se ordenaba desde la profundización de
una valoración común en el pueblo y sus dirigentes, para que el camino
producido respetando el libre albedrío ciudadano, guardara características
singulares que permitiera la consolidación de una patria justa, libre y
soberana. La forma de lograr una unidad conceptual se lograba al promover una
doctrina popular (una serie de principios en común) para luego organizar el
proceso de autodeterminación comunitaria que provocara la maduración colectiva
del pueblo hasta lograr la Unidad Nacional.
El pueblo trabajador aceptó con alegría las "nuevas
verdades" del justicialismo, transformando su doctrina en un hecho
cultural profundo que hoy luego de 60 años de consolidación, subyace en toda la
Nación Argentina. Sin embargo, la mayoría de las dirigencias naturales de la
comunidad (sean éstas políticas, sociales o culturales) no comprendieron el
sentido revolucionario de la construcción de una nueva soberanía que desplazara
la participación política del individualismo liberal.
Por tales diferencias, algunos intelectuales, paradógicamente
“encerrados” en la “Teología de la Liberación” no pudieron comprender la
actitud del Padre Carlos Mugica y algunos grupos nacionales cuando en 1973 -
con el regreso de Perón al gobierno - adhirieron incondicionalmente a los
postulados de realizar “una Revolución en Paz”. Revolución que clamaba para que
las “vanguardias de las elites revolucionarias esclarecidas” abandonaran la
excitación de la lucha armada para defender un sistema democrático que tanto
había costado al pueblo durante 18 largos años de sacrificios y proscripciones.
El mismo drama que había provocado la burocratización del
Movimiento Nacional en los años 50 -cuando los dirigentes no comprendieron el
sentido orgánico de Las Organizaciones Libres del Pueblo- se repetiría en los
70. Esta vez se produciría en las filas de la nueva capa dirigencial de las
organizaciones juveniles, sobre las cuales el líder había echo descansar el
Trasvasamiento Generacional y había estructurado su regreso. Esta contradicción
alcanzó su punto de definición máximo el 1 de mayo de 1974, cuando Perón
recriminó en la Plaza de Mayo a las organizaciones juveniles armadas, su
violencia contrarevolucionaria.
Padre
Carlos Mugica. Testigo fiel del Evangelio en su opción preferencial por los
pobres. Fundador de la línea "Lealtad a Perón" luego del 1ro. de mayo
de 1974. Murió mártir asesinado por pre-golpistas, el 11 de mayo de 1974.
Solo diez días más tarde, el 11 de mayo de 1974 caería asesinado
- tras condenar la metodología de la violencia que atentaba contra el orden
Constitucional - el Padre Carlos Mugica. Dos meses después moriría el propio
Gral. Juan Domingo Perón, luego de dar a conocer su actualización de “la
Comunidad Organizada” conocida como “El modelo Argentino” realizada con un
esfuerzo sobrehumano que solamente hoy puede apreciarse en razón a su
impactante actualidad y vigencia.
El
saludo final a su pueblo el 12 de junio de 1974.
Es que hoy las circunstancias han variado, la caída del marxismo
dogmático soviético y la crisis terminal del capitalismo individualista se han
sumado a la explosión de los medios de comunicación masivos llevados a niveles
exponenciales. Todo predispone a una mejor comprensión del proceso metodológico
de construcción de poder del peronismo. Hoy la autodeterminación popular es
prácticamente una evidencia natural de las nuevas formas ciudadanas. Un mundo
donde los pueblos participan con absoluta naturalidad de procesos de definición
de políticas de estado.
Hoy,
las comunidades naturalmente van superando las formas de participación
política, acentuando el agotamiento de las estructuras demoliberales.
El sentido orgánico institucional para la actividad comunitaria,
que estaba ausente durante los inicios del peronismo, hoy es una evidencia que
presiona sobre las derruidas estructuras del demoliberalismo. La democracia
burguesa no sabe cómo enfrentar la enorme ansia participativa de los pueblos.
Al no encontrar un cauce ordenado a sus nuevas potencialidades, los ciudadanos
expresan su impotencia con un repudio sobre las corroídas dirigencias
partidocráticas del liberalismo, que se hunden en un descrédito generalizado.
El extraordinario crecimiento de las redes sociales de Internet demuestra la
necesidad del hombre de verse reflejado en algún ámbito orgánico institucional
donde pueda sentirse expresado, más allá del papel consumista al que lo condena
el Estado fáustico demoliberal. A las acciones de participación masiva, como
plebiscitos y referéndums, se han sumado las herramientas de medición de
opinión, que permiten evaluar los consensos comunitarios.
La
democracia popular que queremos construir debe ser congruente con las
potencialidades actuales de participación. Si queremos que el Estado tenga la
autoridad necesaria para generar un poder revolucionario que nos libere, debe
democratizar la toma de decisiones políticas, para que sean realizadas por el
conjunto de la comunidad y no sólo por sus dirigentes.
Será en esa búsqueda que el pueblo y el Movimiento Nacional
podrán reactualizar las herramientas que el Líder dejó como herencia, para
articular la nueva democracia popular que permitirá nuestra liberación
definitiva.
Es
desde estas nuevas circunstancias que planteamos la relectura de este documento
clave para la teología política.
El documento
En agosto de 1974 y desde los mismos parametros populares y
revolucionarios liderados por el Padre Carlos Mugica, el Padre Ernesto López
Rosas (Sacerdote Jesuita), publicaba en la Revista del CIAS (Centro de Investigación
y Acción Social) un profundo análisis sobre los “Valores Cristianos del
Peronismo”.
Sería uno de los documentos testimoniales más sencillos y
profundos que diera a la luz la Iglesia de la “opción preferencial por los
pobres”. El Padre López Rosas, S.J. con “el ojo simple de la intención pura”,
sintetizaría el común denominador de ese generoso compromiso con el prójimo que
caracterizó a todos aquellos religiosos que comenzaban a pagar con su sangre
“el privilegio del martirio” por su incuestionable compromiso por la causa de
la liberación nacional.
Publicamos este trabajo por la importancia que reviste como
documento histórico y también por la vigencia actual de la necesidad de hacer
un aporte Teológico Político a la revalorización doctrinaria Peronista que
subyace en la base de nuestro pueblo
Valores cristianos del peronismo
Por
Ernesto López Rosas
Contenido:
1. Reconstrucción Nacional
2. La Iglesia
3. La Iglesia en Argentina
4 . La iglesia y la destrucción del hombre argentino
5 . Volver al pueblo
6 . "Profundamente cristiana"
7 . Unidad espiritual de la nación
8 . Solamente los humildes salvarán a los humildes
Mártires y héroes
Sacerdotes y Religiosos
asesinados por grupos de tareas de las Fuerzas Armadas neoliberales, poco antes
y después del golpe de Estado de 1976.
Queremos también llevar un humilde recuerdo de todos los
sacerdotes y religiosos que como buenos pastores supieron vivir y morir
generosamente sirviendo a esos mismos valores cristianos que ocultos en la masa
humilde del pueblo hicieron exclamar a Jesús:
“Te
alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque ocultaste estas cosas a
sabios e inteligentes, y la haz dado a conocer a los sencillos” Mt C 11, v 25
"No
hay amor más grande que el que da su vida por sus amigos" Juan C15, v13.
Padre Julio San
Cristóbal, de la congregación de las Escuelas Cristianas de La Salle, detenido
y desaparecido el 5 de febrero de 1976.
Padre Francisco Soares,
asesinado en Tigre, al igual que un inválido a su cargo, el 13 de febrero de
1976.
Padre Pedro Fourcade,
detenido el 8 de marzo de 1976. Desaparecido.
Padre Pedro Duffau,
asesinado en la iglesia de San Patricio, el 4 de julio de 1976.
Padre Alfredo Kelly,
asesinado en la iglesia de San Patricio, el 4 de julio de 1976.
Padre Alfredo Leaden,
asesinado en la iglesia de San Patricio, el 4 de julio de 1976.
Padre Gabriel
Longueville, asesinado en Chamical, La Rioja, el 18 de noviembre de 1976.
Padre Carlos de Dios
Murias, asesinado en Chamical, La Rioja, el 18 de noviembre de 1976.
Padre José Tedeschi,
sacerdote salesiano, detenido el 2 de febrero de 1976 en la Villa Itatí, en
Bernal. Su cadáver apareció días más tarde con señas de haber sido torturado.
Padre Héctor Federico
Baccini, detenido en La Plata el 25 de noviembre de 1976. Desaparecido.
Padre Carlos Armando
Bustos, detenido en Buenos Aires, el 8 de abril de 1977. Desaparecido.
Padre Pablo Gazzari, detenido en Buenos Aires el 8 de abril de 1977. Visto en
la ESMA. Desaparecido.
Padre Mauricio Kléber
Silva Iribarnegaray, detenido en Buenos Aires el 14 de junio de 1977.
Desaparecido.
Padre Jorge Adur,
detenido el 7 de enero de 1980. Desaparecido.
Hermana Alice Domon,
detenida el 8 de diciembre de 1977, en la iglesia de Santa Cruz. Vista en la
ESMA. Desaparecida.
Hermana Léonie Duquet,
detenida el 10 de diciembre de 1977, en su domicilio. Vista en la ESMA.
Desaparecida.
Nota,
En ocasión del asesinato
de Angelelli, el entonces ministro del Interior, general Albano Harguindeguy,
reconocía que las Fuerzas Armadas tenían a los siguientes sacerdotes
presos:
Padre Francisco Gutiérrez,
Padre Hugo Mathot, Padre Gianfranco Testa, Padre Silvio Liuzzi, Padre Elias
Musse, Padre Raúl Troncoso, Padre Francisco Javier Martín, Padre René Nievas,
Padre Joaquín Núñez y Padre Omar Dinelli.
Otros clérigos
También fueron secuestrados y trasladados a centros clandestinos de detención y
luego de ser torturados fueron liberados por pedidos de organismos
internacionales de Derechos Humanos, y expulsados del país: Padre Néstor García, Padre Patricio
Rice, Padre José Czerepack, Padre Orlando Yorio, Padre Santiago Renevot, Padre
Rafael Iacuzzi, Padre Julio Suan, Padre Bernardo Canal Feijóo, Padre Luis López
Molina, Padre Jaime Weeks y Padre Francisco Jálics.
Algunos
permanecieron luego en el país bajo estricta vigilancia, como Padre Marciano Alba, Padre Aníbal
Coerezza, Padre Pace Dalteroch, Padre Jorge Galli, Padre Gervasio Mecca, Padre
Luis Quiroga, Padre Ángel Zaragoza, Padre Raúl Acosta, Padre Roberto Croce,
Padre Juan Dieuzeide, Padre Esteban Inestal, Padre Diego Orlandini, Padre
Eduardo Ruiz, Padre Joaquín Muñoz, Padre Juan Testa, Padre Pablo Becker, Padre
Roberto D’Amico, Padre Juan Filipuzzi, Padre Antonio Mateos, Padre Agueda
Pucheta, Padre Víctor Pugnata, Padre Jorge Torres y Padre Henri del Solan
Betumali.
Obispos asesinados por
fuerzas de tareas paramilitares:
Monseñor
Enrique Angelelli, obispo de La Rioja. Fallecido en un supuesto accidente
automovilístico, el 4 de agosto de 1976. La Justicia dictaminó que se trató de
un asesinato.
Monseñor
Carlos Ponce de León, obispo de San Nicolás de los Arroyos. Asesinado en
idéntica forma que el Obispo Angelelli el 11 de julio de 1977, un ex soldado
que se encontraba presente denunció ante la justicia el hecho.
Nota,
Tanto Monseñor Angelelli como el Obispo Ponce de León estaban realizando
denuncias públicas por las violaciones a los derechos humanos contra civiles
secuestrados que se estaban cometiendo en unidades militares, ambos obispos
daban cuenta con nombre y apellido de los Jefes Militares involucrados.
Seminaristas y Diáconos
Entre los asesinados y desaparecidos están:
Juan
Ignacio Isla Casares, de la parroquia Nuestra Señora de la Unidad de Olivos.
Detenido y desaparecido el 3 de junio de 1976.
Carlos
A. Di Pietro, asuncionista. Detenido y desaparecido el 4 de junio de 1976.
Raúl
E. Rodríguez, asuncionista. Detenido y desaparecido el 4 de junio de 1976.
Salvador
Barbeito, Comunidad palotina, asesinado el 4 de julio de 1976.
Emilio
Barletti, Comunidad palotina, asesinado el 4 de julio de 1976.
Marcos
Cirio. Novicio de la Fraternidad del Evangelio. Detenido y desaparecido el 17
de noviembre de 1976.
Junto
con el ya mencionado padre Weeks, de la Comunidad de La Salette, fueron
detenidos y torturados en Córdoba, el 3 de agosto de 1976, los
seminaristas Alejandro
Dauza, Alfredo Velarde, Daniel García, José Luis de Stéfano y Humberto
Pantojal.
Algunos rostros
"...La última
dictadura militar mató a 30.000 personas, fríamente, planificadamente. A la
monstruosidad de ultimar sin proceso ni defensa se le sumó el sacrilegio de
negarles sacerdote, confesión, eucaristía, extremaunción. Y la Iglesia
presenció impávida el atropello a Dios en sus hijos, con un silencio que pone
frío en el alma..."
[Padre Hernán Benítez,
Sacerdote Jesuita, confesor de Eva Perón ]
Mientras tanto, la Jerarquía Eclesiástica declaraba…